viernes, 27 de marzo de 2015

HERMANDAD DE SAN JUAN EVANGELISTA






ANTONIO PADIAL BAILÓN


Así como en muchas localidades de la provincia de Granada y fuera de ella han existido hermandades de San Juan Evangelista, que han procesionado y procesionan en Semana Santa, en la ciudad de Granada la constitución de una hermandad del apóstol más longevo y más amado de Jesús es bastante tardía.

Ello no quiere decir que la imagen haya faltado de nuestras antiguas procesiones, pero ha sido como un paso más ligado a diversas hermandades penitenciales, a veces, con una hermandad genuina dedicada al culto del santo evangelista dentro de una hermandad más amplia o matriz. Recordemos a la Hermandad del Santo Entierro y Ntra. Sra. de las Tres Necesidades, que contaba con un paso de san Juan Evangelista, también con el de la Magdalena y con el Resucitado (estas imágenes que figuraban en el retablo de la hermandad, desaparecieron, algunas por donación a particulares, cuando se demolió la iglesia de San Gil en 1869) (1). 


La Hermandad de la Sangre de Ntro. Señor Jesucristo y la de Jesús Nazareno del convento de la Merced también tenían una hermandad filial de san Juan Evangelista, así como la hermandad de Jesús Nazareno de los Mártires; en la hermandad de Jesús Nazareno "El Pobre" del convento de San Francisco "Casa Grande" y en el convento de agustinos descalzos existía en el altar del Cristo de la Misericordia una imagen de San Juan Evangelista.

Pero será en el siglo XIX, concretamente en 1884, cuando más cercana tenemos la constitución de una hermandad dedicada al Evangelista, que se va a constituir en la iglesia de los Santo Justos y Pastor. De esa fecha son los estatutos que he encontrado en el Archivo Histórico del Arzobispado de Granada.

Al inicio de los años ochenta del siglo XIX, en 1881, es cuando comienza a salir la imagen de San Juan Evangelista en la procesión del Santo Entierro, acompañando a la Soledad de Santa Paula. Aquellos jóvenes que hacía de horquilleros de San Juan, tres años después, en 16 de marzo de 1884, deciden constituirse en hermandad del santo que procesionaban. Eligen la iglesia-colegiata de los Santos Justo y Pastor como sede para dar culto a la imagen.

El título oficial de la hermandad era el de "Hermandad y Cuerpo de Horquilleros de San Juan Apóstol y Evangelista" y  tenía como objeto, según el artículo 2º de los estatutos, el fomento del culto del apóstol; la dirección y gasto del paso para procesionarlo en sus andas la tarde del Viernes Santo dentro de la procesión del Santo Entierro.

Para dicho culto, la imagen sería depositada en la iglesia de los Santos Justo y Pastor, de donde partiría su procesión y los individuos que formaban la hermandad habían de ser mayores de 21 años, exigiéndoles determinadas condiciones físicas, como carecer de mutilación o deformidad en alguna parte de su cuerpo, contando con una estatura que no fuera demasiado alta o baja. También se exigían no tener impedimentos morales, como haber padecido condena grave.


Portada de los Santos Justo y Pastor, sede de la hermandad de horquilleros de San Juan

Todas estas condiciones, lógicamente, no se exigían a los hermanos que procesionaran de penitentes o nazarenos a los que su ingreso en la hermandad se sometería a aprobación de la junta directiva.

También se limitaba el número de hermanos en cada una de sus modalidades, constituyéndose de esta forma en numerus clausus; para los hermanos horquilleros la cifra era de dieciséis y para los penitentes de treinta, pero que la junta tendría la facultad de aumentarlos en el futuro, según las circunstancias. Cuando se produjera alguna vacante en la sección de horquilleros, esta se cubriría con los admitidos como hermanos penitentes por riguroso orden de antigüedad y siempre que lo desearan y reunieran las condiciones físicas exigidas. 

Quizás estas limitaciones vendrían fundadas en las dimensiones de las andas y, en cuanto a los nazarenos, en el hecho de no hacer demasiado larga la procesión del Santo Entierro, que solía contar con varios pasos. 

La hermandad nombró como Presidente Honorario al arzobispo de Granada, que entonces era don Bienvenido Monzón. Era costumbre extendida entre las hermandades que se reconstituyen o fundan en el siglo XIX nombrar al arzobispo como máxima autoridad de la misma: esto lo vemos en la reorganizada hermandad del Arcángel San Miguel y en el intento de reorganizar la hermandad de Ntra. Sra. de la Aurora de San Gregorio Bético. El motivo tal vez estuviera en el deseo de estas hermandades de lograr su aprobación en unos tiempos un tanto convulsos política y socialmente en los que las autoridades civiles pretendían controlar e, incluso, evitar la proliferación de hermandades y la reconstitución de muchas de ellas, que habían desaparecido por las diversas supresiones de conventos, donde la mayoría tenían su sede. 


Emblema de San Juan Evangelista


En el fondo, la autoridad eclesiástica también era poco proclive a fomentar la reorganización y fundación de hermandades. Lo había sido siempre, especialmente, desde la Ilustración, que apreciaba en la religiosidad popular desviaciones rayanas en la superstición y con tintes profanos, que en muchas ocasiones escapaban a su control y suponían una competencia en las demandas de limosnas que perjudicaban a las parroquias y a las hermandades sacramentales más sujetas a su control.   

Luego la hermandad contaba con un presidente efectivo, Rafael Moratalla García; un secretario, Carlos Hernández y un tesorero, Antonio Rivas Jiménez, que serían elegidos por la élite de la hermandad, es decir los horquilleros, y un vicepresidente, Antonio Prieto Cifuentes y un subsecretario, Pablo Prieto González, los elegían la sección de penitentes, siendo la elección bianual.

Se preveía en las reglas el nombramiento del "citador"; esta figura constituía una reminiscencia del antiguo muñidor que tenían las hermandades en los siglos precedentes. Era un cargo remunerado con 4 reales y era el nexo de unión entre la directiva y el resto de los cofrades, procediendo a citarlos cada vez que era necesario para juntar a la hermandad, bien en caso de junta general o funciones, procesión u otros actos.

Los hermanos pagaban 20 reales a su ingreso y 4 mensuales más otros diez para la solemne función principal que se celebraba en la iglesia de los Santos Justo y Pastor el día 27 de diciembre, día del apóstol San Juan, y a la que tenían que acudir "vestidos de oficio". Este traje exigido a los horquilleros, consistía en ropa negra con levita, corbata y guantes negros, que de esta forma también asistirían a la procesión del Santo Entierro y a los penitentes sólo se les exigía que vistieran de negro. Todos llevarían una medalla con los atributos del Santo (2).


Interior de los Santos Justo y Pastor

También era hermandad de sufragios, como otra reminiscencia de las antiguas hermandades, debiendo asistir los hermanos al Santo Viático con velas y con el estandarte de la hermandad y, de la misma forma, a la conducción del cadáver de los hermanos difuntos, que tenían el derecho a que se les dijera treinta misas por su alma de la llamadas de San Gregorio. Estas misas de origen medieval se basaban en la leyenda que el mismo San Gregorio cuenta en sus Diálogos. Nos dice que cuando era abad en el monasterio del monte Celio de Roma un monje llamado Justus murió en pecado por haber quebrantado el voto de pobreza, negándose la comunidad a darle un entierro cristiano y a los pocos días San Gregorio le dijo 30 misas, teniendo una visión del difunto para comunicarle que se había salvado. 

Por la citada cuestión, los altares de San Gregorio tenían el carácter de altar privilegiado de ánimas y la hermandad granadina de San Juan Evangelista las celebraría en el altar de San Gregorio en la iglesia de San Jerónimo que tenía concedido el citado carácter privilegiado. Hoy no existe en el monasterio jerónimo la citada imagen, aunque el altar bien pudiera ser en el que se colocó en 1978 las imágenes de la hermandad de la Soledad.

No me he encontrado, no obstante, documento de aprobación eclesiástica de las reglas que antes hemos comentado, por lo que no sabemos si la hermandad tuvo viabilidad. Sin embargo, hay diversas referencias posteriores en la prensa a la hermandad y a los hermanos de San Juan Evangelista.


Salidas procesionales de San Juan en el Santo Entierro y sus imágenes

Como antes nos hemos referido la imagen de San Juan comienza a salir en la procesión del Santo Entierro con la Soledad en 1881 y en 1882 lo hace en el del Albaicín con el Señor del Mayor Dolor   - imagen de José de Mora quemada con la iglesia del Salvador en 1936- y con la Dolorosa de San Luis, que vuelve a repetir en 1885 por dicho barrio. En la procesión del Santo Entierro por la ciudad volvió a salir en los años siguientes, teniendo constancia segura de ello en 1889 y 1892.

Ese año de 1892, un tumulto que provocó el pánico se produjo cuando el paso de San Juan estaba en la Puerta Real, frente a la confitería de Talero; las causas no se aclararon, unos decían que una riña entre comadres había sido la causa otros que un ratero había tratado de robar aprovechando la masa de gente reunida; lo cierto fue que se produjeron corridas y desmayos; la gente se refugiaba en los portales y la imagen de San Juan Evangelista, debido a los empujones que sufrieron sus horquilleros estuvo a punto de terminar en el suelo, quedando la procesión dividida en dos mitades y los soldados de la escuadra romana, que iban delante de San Juan, quedaron dispersos. La imagen quedó al finalizar la procesión en la iglesia de Santa Ana (3).


San Juan de Santa Isabel la Real

Tres imágenes de San Juan fueron las que se procesionaron en el Santo Entierro, quizás alguna más, y, probablemente, lo hicieron de forma alternativa. Las fuentes escritas que nos dicen algunos años la procedencia de la imagen y, asimismo, hay documentos gráficos. Quizás la primera imagen que pudo procesionarse en los primeros años fue la del monasterio de Santa Isabel la Real, al menos, los datos que he podido reunir así lo confirman.  

La imagen de San Juan, que por primera vez formó parte del Santo Entierro, en 1881, pienso que sería el de Santa Isabel la Real, porque en ese año las monjas cedieron para la procesión otra imagen que en su monasterio se veneraba, es decir, el Señor de las Tres Caídas y parece lo más lógico que también prestaran la imagen de San Juan; lo mismo ocurriría en los años siguientes en los que se celebró la procesión por el Albaicín.

Los siguientes años de 1893 a 1899, volvió a figurar en la procesión del Viernes Santo delante de la Soledad y, en 1895, la prensa se refiere a que iba acompañado de sus hermanos o cofrades, que llevaban habito blanco y en el pecho el águila roja de San Juan. Iba acompañado, asimismo, por los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén. No sabemos si estos hermanos eran aquellos de la hermandad de 1884 o se había vuelto a organizar una nueva hermandad a la que también se hace referencia en 1899 en que queda constituido un cuerpo de horquilleros bajo la presidencia de Isidoro Arnau, Diego Torres Cabrerizo y Francisco Pérez París de secretario, con catorce portadores de la imagen (4). La siguiente Semana Santa decía la prensa que "la imagen de San Juan llevada a hombros de jóvenes adscritos a la cofradía" (5).

Hubo varios años a principio de siglo que no salió la procesión del Santo Entierro, pero sí lo hizo en 1907 en el que el arzobispo mandó que se sustituyera a la Soledad de Santa Paula (hoy de San Jerónimo) por la imagen de la Soledad del convento de San Antón y, también, hubo cambio de imagen de San Juan por otra que se veneraba en dicho convento, hoy en la clausura, por lo que me ha sido imposible fotografiarla, pero que también fue procesionada por su hermandad de horquilleros. 

Parece que en 1910 pudo volver a salir la imagen del convento de San Antón, así por lo menos lo aconsejaba el erudito y presidente del Centro Artístico don Francisco de Paula Valladar y presidente de la Comisión del Santo Entierro, que afirmaba que aunque más pequeña que los otros era de indudable mérito artístico (6). Pero, finalmente, quizás por su escaso tamaño se decidió que fuera el de Santa Isabel, que fue acompañado por la chía blanca.

Sí volvió a salir en 1908, 1909, 1910 y 1911 la imagen del Evangelista de Santa Isabel la Real y creemos que lo hizo en todos estos años siguientes en la procesión antológica del Santo Entierro (1909-1924), pero no en todos ellos. Hay dos fotografías que así lo testimonian: una de 1913-1915 en la que el paso aparece tras el de Ntra. Sra. de las Angustias de San Andrés por la Gran Vía y otra en Plaza Nueva, delante de la Virgen de la Soledad.




Soledad y San Juan Evangelista de Santa Isabel la Real junto a la Real Chancillería
San Juan de Santa Isabel, reconocible por el volumen del manto bajo la cintura


Pero, no cabe duda, que en alguno de los años de ese Entierro Antológico se cambiaría de imagen del convento de Santa Isabel la Real para procesionar al San Juan Evangelista que conservan los monjas clarisas de Santo Ángel Custodio; éste es una talla de finales del siglo XVI, probablemente de Pablo de Rojas, que fue prestada por dichas religiosas, junto con un Crucificado y Dolorosa formando Calvario, a la iglesia de San Cristóbal y que han recuperado hace unos años.


San Juan del convento del Santo Ángel Custodio



Si observamos una fotografía del interior de la iglesia de Santa Paula en la que al fondo se aprecia el paso del Santo y que fue realizada, seguramente, en algunos años del Santo Entierro Antológico (1909-1924), la imagen era la del convento del Santo Ángel. 



Al fondo la imagen de San Juan del Santo Ángel Custodio con la Soledad de Santa Paula





Durante esos años parece que hubo intentos de consolidar la hermandad que no resultaron fructíferos, aunque hay varias y contínuas alusiones a ella, la última en 1923, cuando muchas de aquellas imágenes que formaron el Santo Entierro encontrarán devotos para constituirse en hermandades. Así ese año se afirmaba lo siguiente en el diario El Noticiero Granadino: "Aumenta el entusiasmo de las nuevas cofradías del Santo Entierro y San Juan formadas por socios de la Adoración nocturna y alumnos del internado del Padre Manjón".

 ¿Se volvió a conformar realmente la hermandad en aquel renacer de las cofradías de penitencia de Granada? Parece que esa fue la intención, como lo venía siendo desde 1884, pero no cuajó definitivamente. San Juan siguió saliendo el Viernes Santo hasta 1925 y lo vuelve a hacer en 1930, formando parte de la hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad, que ese año sacó cinco pasos (Santa Cruz, Crucificado de San Ildefonso, San Juan Evangelista, el Descendimiento y la Soledad) (7).  


La Virgen de la Aurora y San Juan 1946

Después la imagen del Evangelista seguirá estando presente en la Semana Santa de Granada; primeramente, con María Stma. de la Aurora, dentro de su paso de palio, en 1946 y 1947, y la propia hermandad lo incorporó a su título con una imagen del escultor salmantino Damián Villar, profesor de la Escuela de Bellas Artes. Esta imagen saldrá en el palio, acompañando a María Stma. de la Misericordia en los primeros años de la década de los sesenta y en 1997 acompañó a María Santísima de la Amargura.


Virgen de la Amargura con San Juan. Foto 1997.


En los últimos veinticinco años diversas hermandades lo han incorporado a su título o al paso, como la de Cristo de San Agustín, acompañando en el paso de palio a Ntra. Sra. de la Consolación; la de Jesús Despojado de sus Vestiduras, que acompañará a María Stma. del Dulce Nombre o la del Jesús del Trabajo en su paso acompañando con la Magdalena a Ntra. Sra. del Consuelo. Otras, como la de Jesús Cautivo, Jesús Nazareno o Jesús de la Pasión, tienen la imagen para cultos internos.

San Juan Evangelista, como protagonista y testigo especial de la Pasión del Redentor, tiene una gran tradición procesional y de culto en Granada, como se ha expuesto anteriormente, tradición que lejos de perderse se ha incrementado en los últimos años, aunque sí se perdieran sus hermandades específicas.



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1. PADIAL BAILÓN Antonio, Blog La Granada Eterna Antiguas Hermandades Pasionistas, http://apaibailon.blogspot.com.es/, entradas 4 y 7 de marzo de 2013,18 de octubre de 2013 y 6 de abril de 2013.

2. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA. Legajo 135 f, pieza s/n
y el Defensor de Granada de abril de 1892.

3. PADIAL BAILÓN, Antonio, Revista "Gólgota" nº 14,pp. 65-66.Año 2000. 

4. El Triunfo de 8 de septiembre de 1899.

5. El Defensor de Granada de 13 de abril de 1900.

6. Ibídem de 4 de marzo de 1910.

7. El Defensor de 6 de abril de 1930.



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