sábado, 27 de diciembre de 2014

HERMANDAD DEL SANTO CRISTO DE LOS TRABAJOS Y VÍA SACRA (Sagrario de la Catedral)






ANTONIO PADIAL BAILÓN



En otras ocasiones hemos tratado en este blog de las numerosas hermandades de la Vía Sacra que se fundaron en Granada en los siglos XVII y XVIII, una de ellas es la que tenía sede en la iglesia parroquial del Sagrario de la Catedral, llamada del Cristo de los Trabajos. 

La configuración orográfica de la ciudad de Granada, erigida sobre cerros y colinas, determinó en cierto modo la construcción sobre muchas de ellas de ermitas de devoción, sobre las que se asentaron algunos conventos masculinos y hermandades, como los de Carmelitas Descalzos, en la de los Mártires; la del Santo Sepulcro de los Rebites de Franciscanos de San Antonio Abad; la de San Miguel con la hermandad del Arcángel; la del Santo Sepulcro del Sacromonte o el de San Antonio y San Diego de la Puerta de Fajalauza. Paisajes propicios a recordar los parajes de los alrededores de Jerusalén, donde se produjo el drama sacro.

Calles de la Amargura por las que discurrían estas hermandades de la vía sacra en el ansia de recordar con sus vía crucis aquellos sufrimientos de Jesús camino del Gólgota, realizando los correspondientes actos penitenciales.  



Fundación

Esta hermandad del Cristo de los Trabajos y Vía Sacra se fundará en el centro de la ciudad en el Sagrario de la catedral el día 7 de junio de 1694 en el que fueron aprobadas sus reglas por el arzobispo D. Martín de Ascargorta (1), aunque seguramente, su fundación real dataría de año antes, tal vez en 1679, cuando Granada fue azotada por la terrible epidemia de peste bubónica, que propició la fundación de varias hermandades.

Iglesia del Sagrario de la Catedral
 
La fundación de la hermandad se haría en el antiguo templo, que fue en tiempos musulmanes mezquita mayor de la ciudad, sacralizada y convertida en catedral y después Sagrario de la misma. Todo este edificio de la mezquita mayor fue demolido por ruina en 1705, por lo que decimos que la hermandad se fundaría estando aun en pie. Luego, tras largas obras, se inauguró tal como hoy lo conocemos, en 1759 (2), estando dedicada la iglesia a Santa María de la O.

La imagen del Cristo de los Trabajos se encuentra en la capilla primera de la izquierda, según entramos en el templo; es imagen antigua del siglo XVI de tamaño inferior al natural, que ha sufrido diversas intervenciones a lo largo del tiempo. Se encuentra sobre cruz de tronco sobrepintado, cosa poco acertada,  en gris plateado. La hermandad según su inventario tenía, además, una segunda imagen, que se veneraba en la sacristía.


La imagen se presenta en actitud expirante, con corona de espinas de diadema y ráfaga y melena tallada, que simétricamente cae por la espalda. El Cristo, sobre peana oval y barroca, se encuentra en una original hornacina de madera y cristal incrustada óvalo barroco en cuyo fondo y flanqueando al Crucificado existen relieves con cuatro ángeles y nubes de la cruz parten rayos en madera dorada. 


Probablemente el retablo de realizaría  en la segunda mitad del siglo XVIII, después de la inauguración de la nueva iglesia en 1759; ya en un documento de 1796 se cita el retablo. En este último año citado era el estilo neoclásico el que imperaba y el altar, al ser barroco se realizaría, quizás por Nicolás de Moya, hacia los años sesenta de ese siglo.

La urna donde se sitúa el Cristo es añadida posteriormente y fue realizada en 1797, siendo mayordomos de la hermandad Blas de Aura y Antonio Muñoz.

Aunque hoy la imagen se presenta en la talla, antiguamente se la vestía con perizoma o tonelete de los que poseía varios: uno blanco bordado en oro; otro color celeste bordado en plata; otro encarnado bordado en plata; otro bordado en seda  y plata; otro de raso morado y punta de plata; otro de floripón morado y blanco y  algunos más de menor valor. Todos ellos se realizarían durante el siglo XVIII en los últimos años de exaltación del Barroco (3).

Este Crucificado lo llamaban los  hermanos el Fundador, pues en torno a su devoción se fundó la hermandad; luego daban culto a otro Cristo Crucificado que estaba en esa época en la sacristía sobre una peana de piedra. 



La cruz, repintada de gris, es arbórea, con tramos separados por nudos y tiene a ambos lados de la cabeza del Cristo dos conchas peregrinas, quizás queriendo simbolizar el carácter peregrino de la hermandad en su vía sacra al Convento e los Mártires o, siguiendo a San Agustín, como símbolo de la fecundidad de la fe cristiana que da el Bautismo o símbolo de veneración por su nombre latino de concha veneriae.

Hoy la capilla carece de algunos elementos que tenía en el pasado como: dos milagreras o exvotos de plata; un corazón grande y varios de cera, que también serían ofrendas; un cuadro de la Virgen del Carmen y otro del Descendimiento, alumbrado por dos candeleros sobre una repisa dorada; dos espejos a ambos lados de la imagen y varios cuadritos de pintura que colocaban representando milagros atribuidos al Cristo (hace pocos años aún se conservaban algunos colgados en la pared) que se han quitado quizás por razones de estética mal entendida, puesto que eran restos de la historia viva de la devoción.   

La imagen se solía cubrir con un velo, que se retiraba cuando ésta en determinados días se ponía de manifiesto.



La procesión de la vía sacra la iniciaba, que podemos deducir del libro de inventarios, se iniciaba con una cruz "charolada", es decir, negra, que iba flanqueada por dos faroles grandes de cristal con diez luces cada uno y, seguramente, llevaba la cruz un sudario colgante. Los tres hermanos que llevaban dichas insignias, lo hacían con correones en la cintura para apoyarlas; también la hermandad poseía una cruz de plata y dos ciriales.

Los hermanos (en 1800 eran 58) iban en fila, alumbrando con cirios, entre los que iba el estandarte de felpa negra, fleco plateado y cordones de seda negros; lo centraba una tarjeta de plata cincelada con la imagen del Cristo y lo sostenía una vara de plata de cuatro cañones, rematada por una cruz del mismo metal. 

Por último, la imagen del Cristo iba precedida por dos faroles de vidrio y cuatro más grandes que rodeaban a la imagen del Cristo de los Trabajos. Seguramente, una capilla de música cerraba la procesión.

La procesión de la vía sacra subía al convento de carmelitas descalzos del Campo de los Mártires,  en la colina de la Alhambra. Al llegar al convento se abría un Santo Sepulcro, cuyas llaves conservarían los frailes y el mayordomo. Allí se colocaría la imagen del Cristo de los Trabajos, tras la ceremonia de descenderlo de la cruz, representando con ello la última estación del vía crucis: la Sepultura del cuerpo de Jesús. 


Grabado de 1816 del Cristo de los Trabajos conservado en la Casa de los Tiros

La cofradía, como era usual, tenía también el carácter de hermandad de sufragios y entierro de hermanos, pues contaba con un escudo de oro para ponerlo sobre los féretros para el funeral y entierro. 

A principios del siglo XIX la hermandad padece una crisis entre sus hermanos, que se negaron a acudir al cabildo de elección de mayordomos, teniendo que convocarlos el Provisor de la diócesis, D. Antonio Marín Montijano, que intentó apaciguar los ánimos alterados.

Y hay referencia a una procesión de rogativa que se celebró el 23 de marzo de 1809, con toda seguridad para pedir la finalización de la invasión napoleónica, que realizó desde la iglesia del Sagrario a la de San Pedro y San Pablo, a donde fue acompañado por fieles con velas, ganándose 80 días de indulgencias a quien de esta forma lo acompañara o rezase un credo ante la imagen (4).


"A las 4 de la tarde se conduce en rogativa el Señor de los Trabajos que se venera en la iglesia del Sagrario, dirigiéndose a la de San Pedro".




No sabemos cuándo desapareció la hermandad, aún en 1816 subsistía, pues mandaron sus mayordomos Jerónimo González y Tomás Moreno realizar el grabado que antes hemos ofrecido, quizás al añadir en el mismo la tiara papal fuera indicativo que la hermandad contaba con concesión de gracias apostólicas de la Santa Sede.  

El hecho de aparecer en la capilla del Cristo, a ambos lados de la imagen, dos esculturas de las Ánimas, puede ser indicio de que, decaída a corporación, la capilla la ocupara la Hermandad de las Ánimas del Purgatorio, que normalmente solían tomar este tipo de hermandades la imagen de un Crucificado como titular de su veneración.

Tal vez, la hermandad desapareciera al decaer los ejercicios de vía sacra, como prácticas de tiempos pasados, unido a los acontecimientos sociopolíticos de las décadas siguientes que supusieron un pesado lastre para la pervivencia de las hermandades.

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1. Archivo Histórico del Arzobispado de Granada, legajo 1f (b)
2. GALLEGO Y BURÍN, Antonio, Guía Artística e Histórica de Granada, pág 344 y sigs.  Madrid 1961.
3. El citado Archivo, legajo 3 f, pieza 7. 
4. Diario de Granada, en su número de 23 de marzo de 1809.




  



sábado, 29 de noviembre de 2014

HERMANDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y CRISTO DE LA REDENCIÓN DE CUATIVOS ( Convento de Gracia)



CRISTO DE LA REDENCIÓN de la iglesia de Gracia ( No fue el titular de la antigua hermandad)




ANTONIO PADIAL BAILÓN


El título de esta hermandad era el de Augusta y Venerable Hermandad de la Confraternidad de la Santísima Trinidad y Redención de Cautivos. Era una especie de orden tercera muy ligada a los trinitarios descalzos, que también formarían parte de la misma, en cuyo convento de Ntra. Sra. de Gracia se fundó en 1676.

Unos años antes, en 1673, el Papa Clemente X concedió una Bula expedida el día 3 de julio de ese año para que la orden trinitaria descalza, a través de sus padres generales, fundarán hermandades en sus diversos conventos dedicadas a la redención de cautivos.


Papa Clemente X

En uso de esta facultad otorgada por la Santa Sede un grupo de diez devotos, sin duda apoyados por la comunidad trinitaria, a cuyo frente figuraban Francisco del Peral, Juan Valero y Francisco de la Cuadra, fundan la hermandad, solicitando del provisor y vicario general de la diócesis licencia para constituirla. A pesar del informe negativo del fiscal del arzobispado, el provisor Juan de Leyva la concede con fecha 6 de marzo de 1676.

“Dixo que atento a la pretensión de los dichos Francisco del Peral y consortes … al servicio de Dios y de su Stma. Madre  y veneficio de los fieles cristianos, que están cavtivos en tierras de moros, la daba y la dio licencia para que puedan fundar y erigir la dicha Cofradía  según la forma que se especifica y contiene en la Bulla de Su Santidad, con condición de que a de estar sujeta a la jurisdicción ordinaria, así para su visita, como para tomar quentas a los mayordomos y hermanos mayores" (1).


La anterior fecha era la de la licencia por parte del arzobispado, regido entonces por D. Francisco de Roig y Mendoza, pero la fundación por parte de la orden trinitaria se realizó un mes después, el día 12 de abril de 1676, seguramente por el Padre General de los trinitarios descalzos en uso de la bula citada y por escritura ante el escribano de número, D. José Bermúdez de Castro en el oficio y registro de D. Blas del Castillo

La hermandad estaba formada por un número fijo de hermanos, que ascendía a la cifra de 84 "...a imitación de los doce Apóstoles y setenta y dos Discípulos de Christo Nuestro bien; los quales an de hacer Cuerpo de Hermandad, con los Religiosos de esta Comunidad..."(2). También había de haber 84 hermanas. En total la hermandad contaba con 168 miembros.
  

IGLESIA DE NTRA. SRA. DE GRACIA. La portada de la derecha era la entrada a la Capilla del Cristo de la Redención, hoy sacristía.


ACERCA DE LA POSIBLE IMAGEN DEL CRISTO DE LA REDENCIÓN

La imagen del Cristo de la Redención, llevaba esta advocación desde el mismo momento que se entronizara, mediante una extraordinaria procesión para colocarlo en el primer convento en la calle del Osario ( la actual calle de Gracia). A ella acudió una enorme multitud y se portaron infinidad de luces, antorchas y hogueras encendidas por los vecinos, así como, fuegos de artificio y músicas de chirimías. Fue colocado el Crucificado junto a la Virgen de Gracia. 


"Diósele al Santissimó Christo el tituló mas glorioso...llamándole el Santísimo CHRISTO de la REDEMPCION (cuyo Sagrado nombre conserva hasta el dia de oy) celebrandose el dia siguiente su colocación con una solemnissima fiesta" (3).

Con certeza no se sabe cual fue la imagen del Cristo de la Redención, titular de la hermandad, aunque en la iglesia existe un Crucificado al que tradicionalmente se le viene asignando con esta advocación. Sin embargo, pese a que ostenta el mismo título y algunas personas crean que fue el titular de la antigua hermandad objeto de este artículo, podemos afirmar que no fue la imagen a la que daba culto dicha Confraternidad.

La imagen del Cristo de la Redención que hoy se venera en la iglesia de Ntra. Sra. de Gracia se atribuye al círculo del arquitecto y escultor Diego de Siloé; por lo tanto, es imagen de los últimos tiempos del Renacimiento en su concepción manierista y la titular de la hermandad, por haberse realizado, como diremos más adelante, en la primera década del siglo XVII.

Este Crucificado, que hoy preside el altar mayor de la iglesia, recuerdo haberlo visto en mi adolescencia en los pies de la iglesia, entrado a la izquierda, colgado sobre el muro de la misma, y si no recuerdo mal, con el título de Cristo de la Agonía. Sin embargo, la Guía de Granada, de D. Antonio Gallego y Burín ya le asigna la advocación de Redención.

Para D. Miguel Córdoba Salmerón, en su libro sobre el citado convento, este Crucificado no pudo ser el titular de la hermandad de la Redención de Cautivos. Se basa en que, según el cronista de la orden, fray Juan de la Natividad, el retablo de la capilla de la Redención, realizado en mármoles por Granados de la Barrera, su portada no tiene la amplitud de dimensiones para que albergara una imagen de tan gran tamaño como es el actual Cristo de la Redención. Dicha portada de mármol hoy se conserva en la iglesia, colocada en el presbiterio como portada del camarín de la imagen de Ntra. Sra. de Gracia.

Portada del camarín de Ntra. Sra. de Gracia, que fue del retablo y camarín del Cristo de la Redención

Otra teoría contraria a que el Crucificado que hoy está en la iglesia de Ntra. Sra. de Gracia no podría ser la antigua imagen del titular de la hermandad la ofrece D. Daniel José Carrasco de Jaime en su trabajo: El Santísimo Cristo Crucificado de la Redención de los Trinitarios Descalzos de Granada. Una obra inédita de Rojas hoy perdida (4). 

Carrasco Jaime sostiene que el Cristo de la Redención era una obra del maestro escultor Pablo de Rojas, de la que no sabemos su actual paradero. Parte para elaborar su hipótesis del relato que realiza el cronista de la Orden fray Juan de la Natividad sobre la fundación del convento granadino, y más concretamente, cuando trata en su capítulo V "de la formación de la milagrosa imagen del Santísimo Cristo, venerada en este Real Convento de Granada".

Los Trinitarios Descalzos llegan a Granada en 1606, aunque la fundación de su convento no llegó a cuajar hasta unos años después, por la oposición del arzobispo D. Pedro de Castro y Quiñones (1589-1610). 

Primeramente se establecen los trinitarios descalzos en la calle de Gracia, llamada entonces del Osario, realizando en el amplio portal de las casas la capilla del convento. Más tarde, compraron terrenos en el Pago de Jaragüí, dónde comenzaron en 1620 las obras de su segundo y definitivo establecimiento, el que con grandes modificaciones hoy conocemos. Al nuevo convento trasladaron las imágenes de la Virgen de Gracia y del Cristo de la Redención que estaban en su antiguo convento. Eran imágenes, por tanto anteriores a 1620.   

Fray Juan de la Natividad relata como milagro de Ntra. Sra. de Gracia el encargo de la imagen del Cristo que "por gracia liberal y misericordia instó a un vecino de Granada para que por devoción y a sus expensas mandara hacer la talla o imagen de un Christo Crucificado de estatura perfecta" ( el vecino que costeó la imagen fue Alonso Pérez, según el libro del Protocolo del convento). 

Y sigue fray Juan de la Natividad: "Executola un Escultor con tanto primor, y arte, que encarnado por Pedro de Raxis, el Viejo, a quien llamaran el padre de la estofa, que siendo Imagen de Nuestro Redentor muerto, le representa tan al vivo, que mueve a compunción, y ternura".


Carrasco Jaime se basa en estos párrafos de Fray Juan de la Natividad, en los que no se dice el nombre del "Escultor", pero se refiere a él con mayúscula, como indicativo de que era un artista importante. Ello unido a que sí dice el nombre del estofador o encarnador de la imagen: Pedro de Raxis, sobrino de Pablo de Rojas y el que le realizaba las encarnaciones y estofa de sus imágenes, lo hace concluir que la imagen del Cristo de la Redención la realizaría el maestro Pablo de Rojas.

Por tanto, si nos atenemos a la deducción del Sr. Carrasco Jaime, el Crucificado que hoy está en la iglesia de Gracia, aunque lleve su advocación, no pudo ser el titular de la Confraternidad, pues es de época anterior a Raxis y a Pablo de Rojas (ya hemos afirmado que es obra del círculo de Diego de Siloé o sus discípulos). 

La desechamos, además, porque según el actual párroco de Ntra. Sra. de Gracia, en el archivo parroquial, hay un documento en el que nos dice que este Crucificado procedía de la catedral; probablemente puede ser el Crucificado del siglo XVI, que Gallego y Burín dice en su Guía que se hizo para la bóveda de enterramientos de la catedral.     

La imagen a la que se refiere fray Juan de la Natividad (al igual que la de Ntra. Sra. de Gracia), serían pues de los años en los que los trinitarios descalzos buscaban asentarse en Granada (1606- 1608), donde se instalaron en varias casas antes de su autorización  oficial por el arzobispo D. Pedro Guerrero en 1610. En esos años, efectivamente, Pablo de Rojas trabajaba en su taller, pues murió en 1611. 

De acuerdo con lo expuesto, la imagen la pudo realizar Pablo de Rojas y son consecuentes las deducciones que en este sentido realiza el Sr. Carrasco Jaime; no lo hace de manera categórica, porque sólo se manifiesta en la citada crónica el nombre del estofador. Sólo habría que oponer, a mi juicio, el hecho de que, si bien Pedro de Raxis encarnaba y estofaba las obras de su tío Pablo de Rojas, lógicamente, no sólo lo hizo con él, también estofó y encarnó obras de otros escultores y ensambladores de aquel tiempo, aunque de forma puntual (Gaviria, Navas o Alonso de Mena, que no tenían aun la fama de Rojas).  
  

Cristo del Seminario Mayor

Partiendo de la premisa, muy probable, de que fuera el escultor el alcalaíno Rojas ¿Cual de sus imágenes hoy conocidas pudiera ser el antiguo Cristo de la Redención de Cautivos? Ésta debió de ser una imagen de Cristo muerto, como dice la crónica y de la época; que se dirige hacia el naturalismo barroco; con una de las orejas claramente descubierta, característica de Rojas, y que pueda tener relación con el convento de trinitarios descalzos de Ntra. Sra. de Gracia.

Hay un Crucificado de Pablo de Rojas que pudiera tener relación con los Trinitarios Descalzos, que dejaron el convento en agosto de 1835, suprimido por la exclaustración. Dicho Crucificado es el que se venera en una de las capillas del Seminario diocesano, sito en la zona de la Cartuja granadina. 

Lo traemos a colación por las siguientes circunstancias: cuando se suprime el convento en la fecha citada, las imágenes de la iglesia continúan en la misma y lo siguen estando algunos años después. Según un inventario del convento publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de 4 de enero de 1839, entre otras imágenes y enseres estaban "...un Santo Cristo  de madera, dos candeleros de madera, la efigie de Ntra. Sra., de Gracia, un manto de raso bordado de falso, dos arañas de hojalata...". Va a ser a en los años cuarenta del siglo XIX, cuando las imágenes y otras obras pasan a otros lugares.




El convento e iglesia habían sido vendidos a tres propietarios y convertido en almacén y otros usos, incluido el militar, hasta que en 1886 lo adquiere el arzobispado de Granada para instalar en él el seminario, sometiéndolo a importantes reformas, haciendo retornar a la iglesia determinadas imágenes, como la de la titular, Ntra. Sra. de Gracia, que se había llevado a la iglesia de la Magdalena, donde ya estaba , al menos, desde 1847 (5). 

En la iglesia de la Magdalena (convento de agustinas), será donde se celebraban sus funciones y procesión de primeros de septiembre con asistencia del Ayuntamiento y de la Real Maestranza. Allí permanecerá la Virgen varias décadas, hasta el domingo, día 14 de octubre de 1888, en que con solemne procesión fue trasladada la imagen a su antigua iglesia (6), una vez restaurado el convento trinitario para servir de seminario. 

Después, se construye en los años cuarenta del siglo XX, por mandato del Cardenal Parrado, el seminario mayor en la calle Ancha de Cartuja, y allí se pudiera haber llevado el Crucificado de Pablo de Rojas, que bien podría ser una de las imágenes del convento trinitario, que quedara en él, y concretamente, la del Cristo de la Redención. 

Sin embargo, esta teoría tiene un significativo y lógico inconveniente: que las imágenes del convento trinitario de Gracia, fueron trasladadas principalmente a dos lugares muy concretos: la iglesia de la Magdalena, donde fueron a parar la Virgen de Gracia, el Señor del Rescate y la Virgen de los Dolores (estos dos últimos permanecen aun en la actual iglesia de la Magdalena, del convento del Corpus Christi,) y otra parte de imágenes y enseres se trasladaron al cercano Beaterio de Recogidas de Santa María Egipciaca, según un artículo de Esteban Ramírez, publicado en el periódico El Defensor de Granada en su número de 7 de septiembre de 1902. También treinta cuadros del convento trinitario se llevaron al Museo de Bellas Artes. En concreto, la imagen del Beato Juan Bautista de la Concepción, del escultor Manuel Gónzalez, también fue trasladada al Beaterio de Santa María Egipciaca (7).   

Dos Crucificados de tamaño natural poseía este Beaterio antes de su demolición: el actual Cristo de los Favores, atribuido a Pablo de Rojas, que fue adquirido por su hermandad de penitencia en 1948 al citado Beaterio y otro Crucificado de mediados del siglo XVI que conservan las Carmelitas Misioneras en su colegio del Zaidín. Éstas adquirieron bastantes años antes de trasladarse a este barrio, el edificio del Beaterio y su iglesia de Recogidas. 
   
ACTUAL CRISTO DE LOS FAVORES ( Foto de José Velasco)


De estos dos Crucificados procedentes del Beaterio de Santa María Egipciaca, sólo el de los Favores puede ser de la época en la que se realizara la imagen trinitaria del Cristo de la Redención, titular de la hermandad, y, asimismo, atribuida a Pablo de Rojas.

Planteo estas tres hipótesis sobre los Crucificados referidos, a la espera de otros documentos que puedan aparecer en el futuro que nos acerquen a la realidad de aquel Crucificado tan devoto, que con bastante certeza pudo realizar Pablo de Rojas y  que recibió culto en la gran capilla de los pies de la iglesia de los trinitarios descalzos de Ntra. Sra. de Gracia. 

De dichas tres hipótesis planteadas, quizá la que reúna, a mi juicio, más posibilidad de acercarse a la realidad de la imagen del que fuera Cristo de la Redención de Cautivos sea la del Santísimo Cristo de los Favores de Pablo de Rojas, que adquirió en 1948 al Beaterio de Santa María Egipciaca su hermandad de penitencia con sede en la iglesia de San Cecilio.

Terminado de construir el actual convento en 1635,  a el se trasladó la Virgen de Gracia, el día 7 de septiembre de ese año, con enorme concurso de la nobleza de la ciudad a caballo, autoridades y recorrió el centro de la ciudad por Bibrambla, Zacatín, hasta la Real Chancillería para regresar al nuevo templo, pasando por San Antón. Sin embargo,  el Cristo de la Redención se trasladó "...de secreto", según nos relata Fray Juan de la Natividad. 



VIRGEN DE GRACIA


La Capilla


La imagen trinitaria del Cristo de la Redención no tuvo hermandad conocida hasta 1696, cuando de funda la Confraternidad de la Santísima Trinidad y Redención de Cautivos, es decir, unos cien años después que la realizara su escultor, años en los que iría acumulando devoción.  

Los frailes trinitarios descalzos cederían la imagen del Crucificado de la Redención a esta hermandad impulsada por ellos, y también su capilla de considerables dimensiones, probablemente donde la imagen se estuviera venerando desde la finalización del templo en julio de 1635. Por ello, la Confraternidad no podía abandonar el convento; si bien, estaba sometida a la jurisdicción ordinaria, es decir, a la del arzobispado de Granada.

La llave de la capilla estaba en poder del prior y del ministro de la hermandad "en señal de possesión que tienen en dicha capilla, y la a de  poder abrir y cerrar cada y quando que le pareciere", además la Confraternidad debería "enlucirla, labrar la Bóveda, y entierros, hacerla retablo, abrirla ventanas, pintarla, y adornarla con todos los ornamentos que gustare".

La capilla, hoy sacristía del templo, contaba con entrada propia por el atrio o lonja de la iglesia, ocupando los tres primeros módulos de la derecha o de la Epístola, desde la entrada del templo. Estaba, según el cronista de la Orden, cubierta de frescos, "donde el pincel hizo lienço de las bruñidas paredes" y contenía un gran cuadro de Atanasio Bocanegra, que representaba la Expiración de Jesucristo, situado en un altar frente a los arcos de la capilla que daban a la nave de la iglesia.

Cristo de Bocanegra de la Catedral
Cristo de Bocanegra del Museo de Bellas Artes
El de la izquierda lo regaló a la catedral. Puede ser el del Museo

Presidiendo el testero de la capilla estaba el retablo de jaspes o mármoles con el Cristo de la Redención, que realizara para la hermandad el arquitecto egabrense José Granados de la Barrera a finales del siglo XVII, como obligación impuesta en el acuerdo de cesión de la capilla, y cuya portada, como se ha dicho, hoy está colocada en el presbiterio de la iglesia, enmarcando el camarín de la Virgen de Gracia. En el mismo retablo, a ambos lados de Crucificado, estaban las imágenes de los fundadores de la Orden San Juan de Mata y San Félix de Valois.

Por un documento del Archivo Histórico del Arzobispado de Granada sabemos que en la capilla mayor de la iglesia, en 1664, había dos parejas de estos santos: una colocada en el altar mayor, imágenes que realizó para el convento Alonso de Mena, sobre 1624, y otra pareja colocada en el retablo de una capilla junto a la sacristía, a ambos lados de una imagen de la Virgen. Estas dos imágenes de los santos, de vara y media de alto, según los testimonios de los pintores Ambrosio Martínez , Pedro de Moya, Pedro de Raxis (hijo) y Juan de Rueda, las había realizado Bernardo de Mora en 1656. Estos testimonios los emiten estos pintores en una causa abierta en 1664 por el arzobispado sobre la devoción a los santos fundadores (8).

Es posible que esta última pareja de los Santos Juan de Mata y Félix de Valois, realizada por Bernardo de Mora fueran las mismas que el cronista de la Orden, Juan de la Natividad viera en el retablo del Cristo de la Redención, colocadas allí cuando se hiciera dicho retablo de jaspes, pues son las únicas dos parejas de los santos con que contaba la iglesia, según el testimonio de los pintores citados.

Los tres módulos que correspondían con la capilla de la Redención

Tal era la devoción a la imagen, que la capilla estaba repleta de exvotos colgados por los fieles, que cubrían las paredes y el techo, seguramente colocados, asimismo, por los cautivos que regresaron libres de su cautiverio en el norte de África.

También en la capilla estaba la imagen de Ntro. Padre Jesús del Rescate. Posiblemente, fue la hermandad la que encargaría al escultor Diego de Mora, al que hoy se le atribuye la imagen. Fue entronizada en la capilla de la Redención en marzo de 1718 y colocada en una hornacina dentro de ella, situada sobre la escalera que conducía a la bóveda de enterramientos de los hermanos. Aun hoy se aprecia en el muro de la sacristía (antigua capilla de la Redención) la señal de la hornacina en la que estuvo el Señor del Rescate. 

La entronización en la capilla de la imagen de Jesús del Rescate, no estuvo exenta de problemas: un conflicto se provocó con los beneficiados de la parroquia de la Magdalena, al querer prescindir de ellos la orden trinitaria descalza y no querer pagarle los derechos parroquiales de asistencia y presencia de la cruz de la parroquia en la procesión de traslado de la imagen al convento de Gracia. Procesión multitudinaria que fue desde el convento de la Trinidad, por Bibrambla y Zacatín, y en la que iban los hermanos de la Redención de Cautivos con su estandarte (9).   


















Procesiones y cultos

La fiesta principal de la hermandad se celebraba el día de la Santa Cruz, 3 de mayo, aunque en 1710  se acordó que se celebrara el día 4, de ahí en adelante. Es posible que la proliferación de fiestas de hermandades ese significativo día determinara la decisión de cambiarla. Como era costumbre en la mayor parte de las hermandades de esos tiempos, ese día o los inmediatos terminaría el curso anual con el cabildo de elecciones, para elegir nueva junta de gobierno, que parece que la presidía un fraile trinitario con el título de ministro de la hermandad, en lugar de hermano mayor.

También los acuerdos de la hermandad debían de presentarse a la aprobación o supervisión del Ministro, del Prefecto del convento y consiliarios de la confraternidad. Ello denota que era una hermandad muy controlada por la orden trinitaria, lo que determinaría un carácter muy similar al de la ordenes terceras; incluso en la obligación de visitar a los confraternos enfermos deberían de ir dos frailes del convento, junto con dos hermanos. 

El Papa Paulo V concedió indulgencia plenaria a los hermanos confraternos el día que recibían el Santo Escapulario de la confraternidad confesados y comulgados, y otras indulgencias a la hora de la muerte, y a los que asistiesen con luces el día del entierro; a los que asistiesen a la procesión del Escapulario o fueren a redimir cautivos a tierras de infieles y otras muchas más indulgencias concecidas por Clemente X (10).


San Juan Bautista de la Concepción


La hermandad realizaba los terceros domingos de cada mes, junto con la comunidad de trinitarios, las llamadas procesiones de Escapulario; los miércoles de Ceniza habrían de imponérsela los hermanos y asistir Domingo de Ramos a llevar las palmas y ramos de olivo, y los Jueves y Viernes Santos a la comunión general, adoración de la Cruz y a la procesión, probablemente claustral, en la que habían de llevar el palio y el estandarte de la Redención. El ministro o hermano mayor debía en las procesiones ir a la izquierda del prior o prelado del convento (11).

En la capilla se celebrarían los funerales del los hermanos difuntos, cuyo féretro era recibido a las puertas de la iglesia por toda la comunidad trinitaria de descalzos que era portado hasta el interior por seis frailes y seis hermanos, para colocarlo el el túmulo y enterrarlo en la bóveda, bajo la capilla, después del funeral. Aunque el cadáver no se enterrara en la misma, el finado tenía derecho a una misa cantada y ochenta y cuatro rezadas o menos, si en el momento el número de hermanos era menor de esa cifra. 

La hermandad estaría ya muy decaída a finales del siglo XVIII, teniéndose noticias del último enterramiento en la bóveda de la capilla en 1795, que correspondió al hermano José Fernández, capitán de un regimiento militar (12).  

A partir de ese momento, no se tienen noticias de la hermandad, lo que no quiere decir que ésta no siguiera perdurando durante los primeros años del siglo XIX. Seguramente, con la ocupación francesa y la expulsión de los frailes que por ella se produjo, la hermandad, falta de hermanos y de las finalidades que la había llevado a constituirse, es decir, la redención de cautivos, no llegara a restaurarse después de la Guerra de la Independencia. 

A partir de la exclaustración de los frailes, tal vez antes, desde la ocupación francesa, no se tienen mas noticias de la hermandad de cautivos. 

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1. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 37 f, pieza nº 5.

2. CÓRDOBA SALMERÓN. Miguel, Las Órdenes Religiosas y el Arte Barroco. Patrimonio de los Trinitarios Descalzos de Granada. pág. 98. Colección Monográfica. Arte y Arqueología. 2003. Universidad de Granada. ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, libro del clero 3.682, Protocolo del Convento de Nuestra Señora de Gracia, pág.178.

3. DE LA NATIVIDAD, Fray Juan, "Coronada Historia...", pág. 108.

4. Alonso Cano. Revista Andaluza de Arte, nº 21  .

5. Diario de Granada de 9 de septiembre de 1847 y El Intermedio de 9 de septiembre de 1849.

6. Periódico El Popular de 11 de octubre de 1888.

7. Boletín del Centro Artístico de 20 de junio de 1887 y Diario El Popular de 22 de diciembre de 1888.

8. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 36 f,

9. El citado archivo, legajo 37 f, pieza nº 6.

10. DE LA NATIVIDAD, Fray Juan, "Coronada Historia...", págs. 267 y 268.

11. CÓRDOBA SALMERÓN. Miguel,  Opus cit. pág. 123.

12. Ibídem, pág. 125.


sábado, 8 de noviembre de 2014

HERMANDAD DEL SANTO CRISTO DE LAS PENAS Y NTRA. SRA. DE LA PAZ Y VÍA SACRA




CRISTO DE LA EXPIRACIÓN DE SANTO DOMINGO


ANTONIO PADIAL BAILÓN


Traigo a colación esta antigua hermandad del Santísimo de las Penas y Ntra. Sra de la Paz del convento de Santa Cruz la Real (Santo Domingo), de la que no estamos seguros cual sería la imagen del titular al que daba culto. 

De los Crucificados existentes o que existieron en la iglesia dominica el titulado bajo la advocación de la Expiración, creemos que podría haber sido la imagen de la hermandad que estamos considerando (en aquellos tiempos llamado de las Penas). 

Las razones que me llevan a esta conclusión se encuentran más bien en el ámbito de la exclusión de aquellos Crucificados que están o han estado en la iglesia y convento. 

Hoy, aparte del Crucificado a que nos referimos, creo no existen otros, salvo el que está en la sacristía y el que se encuentra en la sala de Ntra. Sra. del Socorro, aneja al camarín de la Virgen del Rosario, pero ambos son de pequeño tamaño, lo que no descarta que alguno de estos últimos pudiera haber sido el de las Penas "pequeño", que refleja un inventario de la hermandad. Pero el de las Penas, titular de la misma y que ocupaba un altar de la capilla de Ntra. Sra. de la Paz en Santo Domingo era una imagen de tamaño natural o menor del natural. 

Crucificado pequeño de la sala aneja al camarín de Ntra. Sra. del Rosario
 
También hasta la mitad del siglo pasado estuvo en la iglesia el Santo Crucifijo de la Sangre y Ánimas, titular de la antigua hermandad de penitencia de esta advocación, que ha sido ya objeto de estudio en este blog (entrada de 8 de febrero de 2013) y que hoy preside la capilla mayor de la iglesia del Salvador, en el Albaicín.


Santo Crucifijo de la Sangre y Ánimas del Purgatorio

En un inventario de 1911 de imágenes y altares de la iglesia (1), aparte de los dichos Crucificados, existió en la sacristía uno de tamaño natural bajo dosel de damasco encarnado, que bien pudiera ser el hoy llamado de la Expiración, que ilustra el comienzo de este artículo, y que a su vez, podría tratarse del titular de la antigua hermandad del Cristo de las Penas.     

Este Crucificado, hoy de la Expiración, tiene cierta tradición procesional en la Semana Santa moderna, por haberlo procesionado dos hermandades granadinas: la del Cristo de la Expiración (Escolapios) en los años 1941 y 1942; quizá por esta circunstancia, y desde esa fecha, esta imagen, posible Cristo de las Penas, recibiría el título de Expiración. La otra cofradía que los procesionó fue la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario en sus Misterios Dolorosos en la tarde del Miércoles Santo de los años 1961 a 1970. (3)


Todavía existen multitud de incógnitas por despejar acerca del origen e historia de gran parte de las imágenes de nuestros templos, pretendiendo únicamente acercarnos de forma teórica a plantear algunas tesis de la posible identificación de algunas de ellas, entre las que se sitúa esta del Cristo de las Penas de Santo Domingo, titular la la hermandad a la que nos estamos refiriendo.  

Pocas noticias se tienen de esta hermandad, entre ellas, las que nos proporciona un documento sobre un pleito de 1716 (a los catorce años de su fundación) entre la comunidad de religiosa del convento y la hermandad (2) .

Por dicho documento sabemos que la hermandad fue fundada en 1692 y radicaba desde su fundación en la iglesia de Santo Domingo de Granada, ocupando una de sus capillas:
  
"...Esteban de Almansa y Juan de Ribas hermano mayor y mayordomo de la Hermandad del Stmo. Cristo de las Penas y Vía Sacra que se sirve en el convento de Señor Santo Domingo desta ciudad, nosotros y en nombre de los demás hermanos de esta hermandad parecemos y decimos questa tubo su fundación y aprobación por este Tribunal por el año pasado de seiscientos noventa y dos (1692) desde cuio tiempo se ha estado sirviendo en dicho convento".

Era la época en la que empezaban a proliferar las hermandades de Vía Sacra, que fueron tan numerosas en Granada y de las que hemos tratado en otros artículos. Esta de Santo Domingo estaba ubicada en la capilla de Ntra. Sra. de la Paz, a la que tenía como patrona. 




No sabemos el paradero de dicha imagen de la Virgen de la Paz, pero sí que se representaba con el Niño Jesús, pues en el inventario que se figura en el documento aparecen, aparte de la corona de espinas y potencias del Cristo de plata, se reflejan en él dos coronas de plata sobredorada, una grande y otra pequeña, que no podían ser otras que las de la Virgen y el Niño. También dos "baloncicas" del Niño; tres mantos de la Virgen y varios baqueros (sayo que se abre por detrás) de la Virgen y del Niño. Todo esto nos da idea de que la imagen era de las de vestir o se sobrevestía.     

La hermandad realizaba el ejercicio público de la vía sacra todos los viernes del año para recorrer las cruces erigidas en el Campo de los Mártires, hasta el convento carmelita descalzo de los Santos Cosme y Damián, allí situado. Aun una calleja del barrio del Mauror, que parte de la cuesta de Rodrigo del Campo y sube a la colina de los Mártires, conserva el nombre de Paredón de Jesús de la Penas, aunque bien podría referirse a otra hermandad del Niño Jesús de las Penas, existente en el convento de San Francisco "Casa Grande", cercano al lugar.  

Conflicto de 1716

A principios del siglo XVIII, parece que las relaciones entre la hermandad y la comunidad de dominicos no presentaba la armonía que era de desear, y la cofradía se queja de la falta de apoyo y dirección espiritual, así como de la inasistencia de los frailes a la funciones y cultos de la misma, entre ellos, a las procesiones de la vía sacra que realizaba la hermandad. 

También alegaban sus mayordomos, que esta desatención de los dominicos hacia la misma había provocado que muchos hermanos faltaran progresivamente a los cultos y a la procesión, con lo que se encontraba la hermandad en un estado de decadencia notorio. Por estas razones la la corporación trabó contacto con los beneficiados de la parroquia de San Gil para cambiar de sede y trasladarse a esta iglesia parroquial, donde fueron bien acogidos.

Por ello, el día 6 de julio de 1716 el hermano mayor Esteban de Almansa y el mayordomo Juan de Ribas solicitan del provisor y vicario general de la diócesis les de licencia para el traslado. No obstante, antes de obtener la licencia platearon los hechos consumados, realizando el traslado de la imagen del Cristo de las Penas con el estandarte y 30 cirios, además de determinados enseres sin la previa licencia del provisor, según denunciaba el prior de los dominicos, que los reclamaba como propiedad del convento de Santa Cruz la Real.   

Para este traslado se valieron los hermanos de la estratagema de sacar la procesión de la Vía Sacra el viernes, día 3 de julio, como era costumbre,  y a la vuelta, en lugar de regresar a Santo Domingo, bajaron por la cuesta de Gomérez y se dirigieron a San Gil, donde finalizaron  la procesión de vía sacra y depositaron la imagen y los enseres. No pudieron llevarse a la Virgen de la Paz, pues a ésta, seguramente, no la sacaban en el ejercicio de la vía sacra.

El hermano mayor, Esteban de Almansa, reconoció este hecho, haciendo una descripción de tal procesión:


"... que el día Biernes tres del presente mes, siendo por la tarde, salieron el declarante y Juan de Ribas, mayordomo desta hermandad y otros hermanos en procesión con el Santísimo Christo, haciendo su Bía Sacra, que subieron como es costumbre rresando las cruces hasta los Mártires y después se volvieron a baxar, y desde la calle de los Gomeles se incorporaron otros hermanos y devotos con zirios encendidos y el estandarte de dicha hermandad y fueron siguiendo dicha procesión cantando la letanía de Ntra. Sra. hasta llegar a la Yglesia parrochial del Señor San Gil y se entraron en dicha Yglesia donde se puso el Santo Christo Crusificado y colocó en una capilla".


El prior de Santo Domingo, fray Juan Geraldino les acusaba de haberse llevado al Cristo, y antes de la salida, también determinadas alhajas; así como, la cera que tenían en un cajón en la capilla y enseres que eran propiedad del convento, pero reconoce que otras alhajas seguían estando en la capilla de Nra. Sra. de la Paz, adonde estaba agregada la hermandad, en un cajón que custodiaba un devoto de la Virgen y que habían sido donadas por diversos fieles a Ntra. Sra. de la Paz y al Santo Cristo.
 " ...se han hecho y adquirido dichas alaxas , porque la mayor parte de ellas las an dado diferentes debotos de Nuestra Señora y  de la hechura del Santo Cristo de las Penas Grande que está en la capilla". 
   
De lo anterior también se deduce que existían dos imágenes del Cristo, una pequeña y otra grande, como hemos anticipado. Asimismo, aducía el prior, que las imágenes las había costeado, en distintos años, dos señoras devotas y no la hermandad, y que las cruces de la vía sacra las tenían puestas en el claustro del convento. 

Después de oír a las partes, el día 15 de enero de 1717 el vicario general del arzobispado, D. Cristóbal de Damacio, dicta un auto por el que ordena a la hermandad regrese al convento de Santa Cruz la Real, su sede, entre otras cosas porque las constituciones de la hermandad preveían que los hermanos debían de ser, además, terceros de la orden del Santo Domingo, y por lo tanto, no podían mudar a cualquier otra iglesia que no fuese la de los dominicos. 

Los dirigentes de la hermandad contestaron a ello, alegando que los actuales hermanos nunca habían sido terceros de la orden, pues sólo lo fueron los que la fundaron, que ya estaban muertos. Igualmente que lo que hicieron fue restablecer una hermandad que estaba perdida y que ellos para que no se extinguiera la devoción al Cristo continuaron la hermandad; asimismo, anunciaban la interposición de un recurso de apelación ante la Santa Sede.

No se sabe si interpusieron la anunciada apelación, pero lo cierto fue que se decidieron a cumplir el auto del provisor, llevando en procesión la imagen desde la iglesia de San Gil a la de Santo Domingo, colocándola al llegar en su capilla y haciendo entrega de la misma al lego-sacristán de la iglesia, fray Félix de San Joseph. 


"...en primer lugar, se dio por entregado de la echura del Stmo. Cristo de la Bía Sacra con su cama, velo, corona y potensias de plata; un caxón de palo y en él un estandarte morado, una cruz de plata grande tocante al dicho estandarte; treinta zirios, que pesaron 79 libras de cera blanca y algunos de ellos sin haberlos empezado nuebos; un farol de mano y una campanilla de metal pequeña, un paño de tafetán zencillo morado y unas potenzias de palo sobredoradas todos los quales bienes y alaxas recibió dicho religioso". 

Poco después de la entrega acudió toda la comunidad para cerciorarse de lo entregado, echando en falta parte de la cera y los libros de cuentas y de reglas y constituciones de la hermandad, que fueron retenidos en el proceso por el notario mayor del arzobispado, D. Pedro Fernández de Ortega. 


Iglesia de Santo Domingo, convento de Santa Cruz la Real
Todo esto ocurría a principios de febrero de 1717 en que ya estaba el Santo Cristo de las Penas en su capilla de Santo Domingo. Poco después, el 15 de abril de ese año se devolvieron los dos libros al mayordomo de la hermandad, Juan de Ribas.

No sabemos si la hermandad continuó bajo la supervisión de los dominicos o comenzaría una etapa de decadencia o terminaría trasladándose a otro templo.

De todas formas, hacia mediados del siglo XVIII aparece en la cercana iglesia de San Matías una hermandad del Cristo de la Penas según nos lo confirma una lámina de 1786, que se conserva en la hemeroteca-museo de la Casa de los Tiros, que representa la imagen de un Cristo de las Penas, siendo hermano mayor ese año Francisco Bustamante y mayordomos y realizada por sus mayordomos, Pedro Quirós, Nicolás Romero y Juan Becerra. El arzobispo D. Antonio Jorge y Galbán, concedió 240 días de indulgencia a los que hicieran actos de contrición ante la imagen y 80 días a los que asistieran a las misas de su función y a su sermón. 

La imagen creemos que es el Crucificado que bajo baldaquino se sitúa en la pared, entrando a la iglesia, a la derecha. Porque el otro Crucificado, el del escultor Jaime Floch, pertenecía a la hermandad de las Ánimas de San Matías.   

CRISTO DE LAS PENAS DE SAN MATÍAS

Caben las hipótesis de que la hermandad del Cristo de las Penas de San Matías fuese una hermandad distinta a la de Santo Domingo, o que ésta, dadas las desavenencias con los dominicos, pudiera haberse trasladado a la cercana iglesia parroquial de San Matías, bien con la imagen, cosa más problemática al ser propiedad de la comunidad, o dar culto en la nueva sede a la imagen a que nos referimos, que por otra parte, dada su ubicación en la pared de la iglesia, da la impresión que ha sido una imagen traída a la iglesia, desde otro lugar.  
 

Por otra parte, existe una fotografía de los años cincuenta del pasado siglo (4) en la que se aprecia junto al retablo de Santo Domingo, en el crucero, una imagen de un Crucificado de mediados del siglo XVI, distinto a los que tuvo u hoy tiene la iglesia, que bien podría ser la del Cristo de las Penas. Probablemente esta imagen se trasladó a otro lugar.
 
A la derecha del retablo imagen de Crucificado 
 
 
Desentrañar la historia de muchas de las antiguas hermandades granadinas y la identificación de sus imágenes, algunas desaparecidas o donadas a particulares o trasladadas a otros templos, incluso de localidades de la provincia o fuera de ella, es tarea ardua y dificultosa por la escasa documentación con que se cuenta. No siempre, estos traslados eran anotados debidamente en los archivos de las parroquias y conventos, por lo que la labor de investigación se complica acusadamente. 

Sin embargo, en relativamente pocos años se han ido dilucidando muchas incógnitas sobre dichas hermandades, sus imágenes y sus autores, algunas de las cuales se han manifestado en mis dos blogs y en algunos artículos. Esta materia constituye un espacio amplio por investigar, que poco a poco, nos va deparando interesantes sorpresas.


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1. Archivo Histórico del Arzobispado de Granada, legajo 188 f, inventario de imágenes y altares de 1911.

2. El referido archivo, legajo 24 f, pieza 14.

3. PADIAL BAILÓN, Antonio, Rosario 75 años de devoción: la Cofradía de Penitencia de Ntra. Sra. del Rosario de Granada, pág. 101. Granada 2004. 

4. Fotografía del libro El Barroco Granadino de D. Antonio Gallego y Burín.