CRISTO DE LA EXPIRACIÓN DE SANTO DOMINGO |
ANTONIO PADIAL BAILÓN
Traigo a colación esta antigua hermandad del Santísimo de las Penas y Ntra. Sra de la Paz del convento de Santa Cruz la Real (Santo Domingo), de la que no estamos seguros cual sería la imagen del titular al que daba culto.
De los Crucificados existentes o que existieron en la iglesia dominica el titulado bajo la advocación de la Expiración, creemos que podría haber sido la imagen de la hermandad que estamos considerando (en aquellos tiempos llamado de las Penas).
Las razones que me llevan a esta conclusión se encuentran más bien en el ámbito de la exclusión de aquellos Crucificados que están o han estado en la iglesia y convento.
Hoy, aparte del Crucificado a que nos referimos, creo no existen otros, salvo el que está en la sacristía y el que se encuentra en la sala de Ntra. Sra. del Socorro, aneja al camarín de la Virgen del Rosario, pero ambos son de pequeño tamaño, lo que no descarta que alguno de estos últimos pudiera haber sido el de las Penas "pequeño", que refleja un inventario de la hermandad. Pero el de las Penas, titular de la misma y que ocupaba un altar de la capilla de Ntra. Sra. de la Paz en Santo Domingo era una imagen de tamaño natural o menor del natural.
También hasta la mitad del siglo pasado estuvo en la iglesia el Santo Crucifijo de la Sangre y Ánimas, titular de la antigua hermandad de penitencia de esta advocación, que ha sido ya objeto de estudio en este blog (entrada de 8 de febrero de 2013) y que hoy preside la capilla mayor de la iglesia del Salvador, en el Albaicín.
En un inventario de 1911 de imágenes y altares de la iglesia (1), aparte de los dichos Crucificados, existió en la sacristía uno de tamaño natural bajo dosel de damasco encarnado, que bien pudiera ser el hoy llamado de la Expiración, que ilustra el comienzo de este artículo, y que a su vez, podría tratarse del titular de la antigua hermandad del Cristo de las Penas.
Este Crucificado, hoy de la Expiración, tiene cierta tradición procesional en la Semana Santa moderna, por haberlo procesionado dos hermandades granadinas: la del Cristo de la Expiración (Escolapios) en los años 1941 y 1942; quizá por esta circunstancia, y desde esa fecha, esta imagen, posible Cristo de las Penas, recibiría el título de Expiración. La otra cofradía que los procesionó fue la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario en sus Misterios Dolorosos en la tarde del Miércoles Santo de los años 1961 a 1970. (3)
Santo Crucifijo de la Sangre y Ánimas del Purgatorio |
En un inventario de 1911 de imágenes y altares de la iglesia (1), aparte de los dichos Crucificados, existió en la sacristía uno de tamaño natural bajo dosel de damasco encarnado, que bien pudiera ser el hoy llamado de la Expiración, que ilustra el comienzo de este artículo, y que a su vez, podría tratarse del titular de la antigua hermandad del Cristo de las Penas.
Este Crucificado, hoy de la Expiración, tiene cierta tradición procesional en la Semana Santa moderna, por haberlo procesionado dos hermandades granadinas: la del Cristo de la Expiración (Escolapios) en los años 1941 y 1942; quizá por esta circunstancia, y desde esa fecha, esta imagen, posible Cristo de las Penas, recibiría el título de Expiración. La otra cofradía que los procesionó fue la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario en sus Misterios Dolorosos en la tarde del Miércoles Santo de los años 1961 a 1970. (3)
Todavía existen multitud de incógnitas por despejar acerca del origen e historia de gran parte de las imágenes de nuestros templos, pretendiendo únicamente acercarnos de forma teórica a plantear algunas tesis de la posible identificación de algunas de ellas, entre las que se sitúa esta del Cristo de las Penas de Santo Domingo, titular la la hermandad a la que nos estamos refiriendo.
Pocas noticias se tienen de esta hermandad, entre ellas, las que nos proporciona un documento sobre un pleito de 1716 (a los catorce años de su fundación) entre la comunidad de religiosa del convento y la hermandad (2) .
Por dicho documento sabemos que la hermandad fue fundada en 1692 y radicaba desde su fundación en la iglesia de Santo Domingo de Granada, ocupando una de sus capillas:
Por dicho documento sabemos que la hermandad fue fundada en 1692 y radicaba desde su fundación en la iglesia de Santo Domingo de Granada, ocupando una de sus capillas:
"...Esteban de Almansa y Juan de Ribas hermano mayor y mayordomo de la Hermandad del Stmo. Cristo de las Penas y Vía Sacra que se sirve en el convento de Señor Santo Domingo desta ciudad, nosotros y en nombre de los demás hermanos de esta hermandad parecemos y decimos questa tubo su fundación y aprobación por este Tribunal por el año pasado de seiscientos noventa y dos (1692) desde cuio tiempo se ha estado sirviendo en dicho convento".
Era la época en la que empezaban a proliferar las hermandades de Vía Sacra, que fueron tan numerosas en Granada y de las que hemos tratado en otros artículos. Esta de Santo Domingo estaba ubicada en la capilla de Ntra. Sra. de la Paz, a la que tenía como patrona.
No sabemos el paradero de dicha imagen de la Virgen de la Paz, pero sí que se representaba con el Niño Jesús, pues en el inventario que se figura en el documento aparecen, aparte de la corona de espinas y potencias del Cristo de plata, se reflejan en él dos coronas de plata sobredorada, una grande y otra pequeña, que no podían ser otras que las de la Virgen y el Niño. También dos "baloncicas" del Niño; tres mantos de la Virgen y varios baqueros (sayo que se abre por detrás) de la Virgen y del Niño. Todo esto nos da idea de que la imagen era de las de vestir o se sobrevestía.
La hermandad realizaba el ejercicio público de la vía sacra todos los viernes del año para recorrer las cruces erigidas en el Campo de los Mártires, hasta el convento carmelita descalzo de los Santos Cosme y Damián, allí situado. Aun una calleja del barrio del Mauror, que parte de la cuesta de Rodrigo del Campo y sube a la colina de los Mártires, conserva el nombre de Paredón de Jesús de la Penas, aunque bien podría referirse a otra hermandad del Niño Jesús de las Penas, existente en el convento de San Francisco "Casa Grande", cercano al lugar.
Conflicto de 1716
A principios del siglo XVIII, parece que las relaciones entre la hermandad y la comunidad de dominicos no presentaba la armonía que era de desear, y la cofradía se queja de la falta de apoyo y dirección espiritual, así como de la inasistencia de los frailes a la funciones y cultos de la misma, entre ellos, a las procesiones de la vía sacra que realizaba la hermandad.
También alegaban sus mayordomos, que esta desatención de los dominicos hacia la misma había provocado que muchos hermanos faltaran progresivamente a los cultos y a la procesión, con lo que se encontraba la hermandad en un estado de decadencia notorio. Por estas razones la la corporación trabó contacto con los beneficiados de la parroquia de San Gil para cambiar de sede y trasladarse a esta iglesia parroquial, donde fueron bien acogidos.
Por ello, el día 6 de julio de 1716 el hermano mayor Esteban de Almansa y el mayordomo Juan de Ribas solicitan del provisor y vicario general de la diócesis les de licencia para el traslado. No obstante, antes de obtener la licencia platearon los hechos consumados, realizando el traslado de la imagen del Cristo de las Penas con el estandarte y 30 cirios, además de determinados enseres sin la previa licencia del provisor, según denunciaba el prior de los dominicos, que los reclamaba como propiedad del convento de Santa Cruz la Real.
Para este traslado se valieron los hermanos de la estratagema de sacar la procesión de la Vía Sacra el viernes, día 3 de julio, como era costumbre, y a la vuelta, en lugar de regresar a Santo Domingo, bajaron por la cuesta de Gomérez y se dirigieron a San Gil, donde finalizaron la procesión de vía sacra y depositaron la imagen y los enseres. No pudieron llevarse a la Virgen de la Paz, pues a ésta, seguramente, no la sacaban en el ejercicio de la vía sacra.
El hermano mayor, Esteban de Almansa, reconoció este hecho, haciendo una descripción de tal procesión:
"... que el día Biernes tres del presente mes, siendo por la tarde, salieron el declarante y Juan de Ribas, mayordomo desta hermandad y otros hermanos en procesión con el Santísimo Christo, haciendo su Bía Sacra, que subieron como es costumbre rresando las cruces hasta los Mártires y después se volvieron a baxar, y desde la calle de los Gomeles se incorporaron otros hermanos y devotos con zirios encendidos y el estandarte de dicha hermandad y fueron siguiendo dicha procesión cantando la letanía de Ntra. Sra. hasta llegar a la Yglesia parrochial del Señor San Gil y se entraron en dicha Yglesia donde se puso el Santo Christo Crusificado y colocó en una capilla".
El prior de Santo Domingo, fray Juan Geraldino les acusaba de haberse llevado al Cristo, y antes de la salida, también determinadas alhajas; así como, la cera que tenían en un cajón en la capilla y enseres que eran propiedad del convento, pero reconoce que otras alhajas seguían estando en la capilla de Nra. Sra. de la Paz, adonde estaba agregada la hermandad, en un cajón que custodiaba un devoto de la Virgen y que habían sido donadas por diversos fieles a Ntra. Sra. de la Paz y al Santo Cristo.
" ...se han hecho y adquirido dichas alaxas , porque la mayor parte de ellas las an dado diferentes debotos de Nuestra Señora y de la hechura del Santo Cristo de las Penas Grande que está en la capilla".De lo anterior también se deduce que existían dos imágenes del Cristo, una pequeña y otra grande, como hemos anticipado. Asimismo, aducía el prior, que las imágenes las había costeado, en distintos años, dos señoras devotas y no la hermandad, y que las cruces de la vía sacra las tenían puestas en el claustro del convento.
Después de oír a las partes, el día 15 de enero de 1717 el vicario general del arzobispado, D. Cristóbal de Damacio, dicta un auto por el que ordena a la hermandad regrese al convento de Santa Cruz la Real, su sede, entre otras cosas porque las constituciones de la hermandad preveían que los hermanos debían de ser, además, terceros de la orden del Santo Domingo, y por lo tanto, no podían mudar a cualquier otra iglesia que no fuese la de los dominicos.
Los dirigentes de la hermandad contestaron a ello, alegando que los actuales hermanos nunca habían sido terceros de la orden, pues sólo lo fueron los que la fundaron, que ya estaban muertos. Igualmente que lo que hicieron fue restablecer una hermandad que estaba perdida y que ellos para que no se extinguiera la devoción al Cristo continuaron la hermandad; asimismo, anunciaban la interposición de un recurso de apelación ante la Santa Sede.
No se sabe si interpusieron la anunciada apelación, pero lo cierto fue que se decidieron a cumplir el auto del provisor, llevando en procesión la imagen desde la iglesia de San Gil a la de Santo Domingo, colocándola al llegar en su capilla y haciendo entrega de la misma al lego-sacristán de la iglesia, fray Félix de San Joseph.
"...en primer lugar, se dio por entregado de la echura del Stmo. Cristo de la Bía Sacra con su cama, velo, corona y potensias de plata; un caxón de palo y en él un estandarte morado, una cruz de plata grande tocante al dicho estandarte; treinta zirios, que pesaron 79 libras de cera blanca y algunos de ellos sin haberlos empezado nuebos; un farol de mano y una campanilla de metal pequeña, un paño de tafetán zencillo morado y unas potenzias de palo sobredoradas todos los quales bienes y alaxas recibió dicho religioso".
Poco después de la entrega acudió toda la comunidad para cerciorarse de lo entregado, echando en falta parte de la cera y los libros de cuentas y de reglas y constituciones de la hermandad, que fueron retenidos en el proceso por el notario mayor del arzobispado, D. Pedro Fernández de Ortega.
Iglesia de Santo Domingo, convento de Santa Cruz la Real |
No sabemos si la hermandad continuó bajo la supervisión de los dominicos o comenzaría una etapa de decadencia o terminaría trasladándose a otro templo.
De todas formas, hacia mediados del siglo XVIII aparece en la cercana iglesia de San Matías una hermandad del Cristo de la Penas según nos lo confirma una lámina de 1786, que se conserva en la hemeroteca-museo de la Casa de los Tiros, que representa la imagen de un Cristo de las Penas, siendo hermano mayor ese año Francisco Bustamante y mayordomos y realizada por sus mayordomos, Pedro Quirós, Nicolás Romero y Juan Becerra. El arzobispo D. Antonio Jorge y Galbán, concedió 240 días de indulgencia a los que hicieran actos de contrición ante la imagen y 80 días a los que asistieran a las misas de su función y a su sermón.
La imagen creemos que es el Crucificado que bajo baldaquino se sitúa en la pared, entrando a la iglesia, a la derecha. Porque el otro Crucificado, el del escultor Jaime Floch, pertenecía a la hermandad de las Ánimas de San Matías.
CRISTO DE LAS PENAS DE SAN MATÍAS |
Caben las hipótesis de que la hermandad del Cristo de las Penas de San Matías fuese una hermandad distinta a la de Santo Domingo, o que ésta, dadas las desavenencias con los dominicos, pudiera haberse trasladado a la cercana iglesia parroquial de San Matías, bien con la imagen, cosa más problemática al ser propiedad de la comunidad, o dar culto en la nueva sede a la imagen a que nos referimos, que por otra parte, dada su ubicación en la pared de la iglesia, da la impresión que ha sido una imagen traída a la iglesia, desde otro lugar.
Por otra parte, existe una fotografía de los años cincuenta del pasado siglo (4) en la que se aprecia junto al retablo de Santo Domingo, en el crucero, una imagen de un Crucificado de mediados del siglo XVI, distinto a los que tuvo u hoy tiene la iglesia, que bien podría ser la del Cristo de las Penas. Probablemente esta imagen se trasladó a otro lugar.
A la derecha del retablo imagen de Crucificado |
Desentrañar la historia de muchas de las antiguas hermandades granadinas y la identificación de sus imágenes, algunas desaparecidas o donadas a particulares o trasladadas a otros templos, incluso de localidades de la provincia o fuera de ella, es tarea ardua y dificultosa por la escasa documentación con que se cuenta. No siempre, estos traslados eran anotados debidamente en los archivos de las parroquias y conventos, por lo que la labor de investigación se complica acusadamente.
Sin embargo, en relativamente pocos años se han ido dilucidando muchas incógnitas sobre dichas hermandades, sus imágenes y sus autores, algunas de las cuales se han manifestado en mis dos blogs y en algunos artículos. Esta materia constituye un espacio amplio por investigar, que poco a poco, nos va deparando interesantes sorpresas.
1. Archivo Histórico del Arzobispado de Granada, legajo 188 f, inventario de imágenes y altares de 1911.
2. El referido archivo, legajo 24 f, pieza 14.
3. PADIAL BAILÓN, Antonio, Rosario 75 años de devoción: la Cofradía de Penitencia de Ntra. Sra. del Rosario de Granada, pág. 101. Granada 2004.
4. Fotografía del libro El Barroco Granadino de D. Antonio Gallego y Burín.
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