martes, 18 de junio de 2013

VENERABLE HERMANDAD DEL STMO. CRISTO DE LOS FAVORES (Hermandad Pasionista)





Primitiva imagen del Stmo. Cristo de los Favores

Antonio Padial Bailón

Esta primitiva y venerable hermandad, es una de las que pudiéramos considerar con el título específico de "Pasionistas", que las distingue de las de penitencia, porque no realizaban estación durante la Semana Santa, aunque sí procesiones durante determinados días del año (hoy día su sucesora, si la realiza en el Viernes Santo por la tarde). También, las podemos distinguir de las hermandades de la Vía Sacra, que sí realizaban actos penitenciales, no necesariamente durante los días de Semana Santa, aunque a veces sí por itinerarios extramuros, como la Hermandad de Jesús del Pretorio, la del Cristo de la Esperanza de la Magdalena, la del Cristo de la Expiración del Sagrario y otras de las que ya hemos tratado en este blog.

Estas hermandades "Pasionistas" o de culto a un titular o misterio de la Pasión, sin estación de penitencia, forman el tercer bloque de hermandades, de la que será esta la primera que tratamos, por su carácter mixto a lo largo del tiempo. Fue pasionista, hasta 1928 en que se creó la penitencial. 

El gran fervor que ha tenido Granada a esta advocación se remonta a tiempos anteriores a la fundación de la hermandad, cuando en 1640 los vecinos del Realejo costean un cruz de mármol blanco con un Crucificado de piedra clavado en ella y una reja para protegerlo y embellecerlo. Lo colocaron primitivamente en la Placeta del Realejo Alto, quizá al inicio de la Cuesta del Realejo. Eran en realidad dos placetas, la Alta y la Baja, separadas por un pilar de agua ,donde existía un mercado de telas y carnes muy concurrido. El paisaje urbano sería en este lugar incomparable, aun hoy lo es. Allí acudían los vecinos frecuentemente a realizar sus ofrendas y a pedir al Cristo mercedes y favores. De esta manera, es el pueblo quien le va a otorgar la advocación a la imagen.

En los siguientes años a la erección de la Cruz monumental  la devoción va creciendo hasta convertirse en la más señera del barrio del Realejo, junto a la de la Virgen del Rosario del realejeño convento dominico de la Santa Cruz. 




LA FUNDACIÓN DE LA HERMANDAD

Entre los años 1679 y 1680 una devastadora epidemia de peste bubónica asola a la ciudad de Granada y el pueblo se moviliza acudiendo a las imágenes de su mayor devoción: la Virgen de las Angustias, el Cristo de San Agustín, San Miguel, Ntra. Sra. de la Salud, el Cristo de los Favores y otras. También, se van a fundar bastantes cofradías en esos años y, entre ellas, esta del Stmo. Cristo de los Favores.

Será en 1682, en tiempos del arzobispo D. Bernardo de los Ríos, cuando se decide cambiar el emplazamiento de la Cruz monumental, para llevarla al cercano Campo del Príncipe, tal vez, impulsados por la necesidad de contar con un espacio más amplio para la devoción y más apartado, que propiciara un mayor recogimiento en los fieles que acudían con sus súplicas.

El Campo del Príncipe era llamado desde la época musulmana Fahs Abulnest, corrupción del término "Auneged"  o Campo de la Loma, por su configuración en terreno pendiente, bajo la colina sur de la Alhambra y perteneciente a la Casa Real Nazarí, donde se ubicaban sus huertas de recreo y un cementerio llamado Al-Assal. Pronto cambiaría su nombre árabe por el de Campo del Príncipe, con ocasión de haberse explanado la colina, para acoger las fiestas y espectáculos que se celebraron con ocasión de las bodas del Príncipe Juan, malogrado hijo de los Reyes Católicos, heredero de la Corona, casado con Margarita de Austria en 1497.

La Hermandad toma como sede la vecina iglesia de San Cecilio, lugar, asimismo, de ancestral historia, que parece se elevó sobre los restos de una sinagoga. La colina inmediata de la Antequeruela, formaba parte del extenso barrio judío (Garnatha) que dio nombre a la ciudad.  



Iglesia de San Cecilio, sede de la hermandad


La hermandad se crea como cofradía devocional a la Santa Imagen del Campo del Príncipe, para ofrecerle los cultos y mantener continuamente encendidos los faroles que se elevan en las esquinas de la verja de hierro que rodea el monumento. También sobre los años sesenta del siglo XVIII, por el mayordomo Manuel Palencia, se planta un pequeño bosque de 16 álamos negros y dos blancos alrededor del monumento del Crucificado de piedra, que aparece en los inventarios como propiedad de la Hermandad. 

Sin  embargo, estando dicho monumento al aire libre y tratando la corporación de ofrecerle otros diversos cultos a lo largo del año, seguramente, determinaron constituirse como hermandad en la iglesia de San Cecilio y, allí, ofrecerle los cultos internos a una imagen de bulto, que, además, pudieran procesionar. Para ello, elegirían en el momento de fundación a un Crucificado de finales del siglo XVI o principios del XVII. Esta imagen, quizás no sea del maestro Pablo de Rojas, pero sí de su entorno o taller,  dándole, también, la advocación de Favores. Muy parecidos Crucificados atribuidos a Rojas existen en diversos pueblos de la provincia ( Gójar, Quéntar, Padul, Alfacar, Melegís...etc.) que se apartan un tanto de los Crucificados genuinos de Pablo de Rojas, aunque están en su línea estilística.  

Este Crucificado de los Favores estaba colocado en la cuarta capilla de la derecha de la iglesia, bajando del presbiterio (parece que la siguiente a la que hoy ocupa Ntra. Sra. de la Paz), donde se ubicó la hermandad y en la que cada viernes de mes le ofrecían una misa cantada por los hermanos vivos y difuntos. Asimismo, en la capilla del Crucificado ardía continuamente una lámpara de aceite.     




Entre los fondos con que contaba la hermandad, además de las demandas con la bacinilla de plata, poseía como rentas un censo de 100 ducados que gravaba unas casas de la calle Plegadero Alto, cercana a la iglesia, que pagaba el portero de la Real Chancillería, Francisco del Mármol. Dicho censo fue tratado de redimir en 1703 por Juan Tovar y Peñalver.

Las fiestas principales de la hermandad eran el día 1 de enero (Circuncisión del Señor) y el 3 de mayo, día de la Invención  de la Cruz, en que se adornaba la capilla con ramos de flores y, hacia 1777, parece que realizaban algunos cultos en el Jueves Santo. La Junta de elecciones se celebraba cada año el 26 de diciembre, entregándose los bienes a los nuevos mayordomo a primeros de enero.

En 1766, por un inventario realizado como consecuencia de la entrega de bienes del mayordomo de ese año, Gabriel Moreno al mayordomo de 1767 Antonio de Aragón, sabemos que el Cristo de los Favores de la capilla poseía una diadema (hoy no la lleva, aunque sí se aprecia en fotografías de los años cuarenta del pasado siglo) y corona de espinas de plata, que será la que aun posee. Detrás del Cristo, llevaba como fondo una cortina de raso verde con punta de oro y otra morada, seguramente, para tapar la imagen en los días de Semana Santa y, como era costumbre en muchos Crucificados, poseía tonelete o sudario sobrepuesto al de talla. Cuatro de ellos se describen en el inventario: uno de color morado de "preciosa" con galón dorado, otro color verde, otro blanco con encaje fino y otro morado de "colina" con galón de oro, toneletes cuyo número aumentaría a cinco (otro blanco) unos años después.

El adorno de la capilla se completaba con dos frontales de altar, uno verde y otro encarnado; una lámpara para alumbrar al Cristo y otra de las llamadas de araña de cristal y bronce; más cuatro candeleros de bronce que estarían colocados a ambos lados del altar.También se realizaban estampas de la principal imagen devocional, que era el Crucificado del monumento del Campo de Príncipe, algunas de las cuales han llegado hasta nuestros días.

A principios de la década de los años setenta del siglo XVIII, la hermandad acuerda realizar un retablo para la imagen del Cristo - a este fin se aplicaba parte del producto del censo de la casa de Plegadero Alto-. Parece que dicho retablo se realizó, pero no sabemos si llegó a dorarse, pues en 1772 el párroco don Miguel de la Torre tenía en su poder en depósito 194 reales de vellón destinados al dorado, que entregó a la hermandad para dicho fin, de cuya constancia hay un recibo. La cantidad era ciertamente escasa para la obra del dorado y unos años después esta entrará en crisis.


Recibo para el dorado de la Capilla de Stmo. Cristo de los Favores

En 1778, la hermandad sufrirá una crisis, pues el mayordomo saliente Manuel de Estrada se fue de la corporación debiendo 10 libras de cera. Y exigiendo el fiscal del arzobispado se dieran las cuentas de los últimos años, los mayordomos de esa etapa ( Blas Martínez y Fernando y Agustín de Aragón) , a los que no quiso el beneficiado de la parroquia aprobar las cuentas, instan al arzobispado para que obligue al beneficiado Alfonso Gómez de la Parra a recibirlas por ser más correctas que las que dio Estrada en 1777 y obligue a éste a entregar las 10 libras de cera y el aumento de una libra de ella a que estaban obligados los mayordomos salientes, acusando a los de los años 1766 a 1776 de poner en los gastos 18 libras de aceite cada año, cuando en realidad se habían consumido 13.

En 1779, la hermandad queda sin mayordomos, por no querer serlo ninguno de los cofrades, parece que por la irregularidades de las cuentas y por tener en contra al clero parroquial. El fiscal que entendió del conflicto pide informe al beneficiado del que se deduce que la hermandad no tenía constituciones, sino una mera concordia entre los hermanos, vecinos todos del Realejo. En  el año 1778, para tratar de arreglar el conflicto, se nombraron tres comisarios, en lugar de mayordomo, como era costumbre, pero al término del mandato no hubo nadie que los sucediera, entregándosele al párroco los mismos los libros y demás alhajas de la hermandad, aunque no las cuentas, por lo que no pudo aprobarlas. Alegaba, además, el párroco que Blas Martínez y su padre, que era secretario de la cofradía, eran militares y tenían prohibido por su institución manejar fondos de la hermandad.

No obstante, la hermandad aquel año de 1778 convoca una junta para "reformar la hermandad" y la divide en dos partidos, cuyo significado no se explica en los documentos : el "partido de alto" y el "partido de bajo", el primero con 48 hermanos y el segundo con 54. A mi juicio, esta división podría significar, que como todos los hermanos habitaban en la jurisdicción de la parroquia, hicieron la división por  las dos zonas geográficas de la misma, asignándolos a cada zona según su domicilio. 

El día 11 de enero de 1779, bajo la presidencia del beneficiado, se reúne el cabildo de la hermandad y nombran como mayordomos a Miguel Tarrio, Antonio López y Bernardo de Luque, quizás un Presidente y dos mayordomos, uno por cada partido, que parece que no llegan a hacerse cargo de la hermandad por negativa de los anteriores mayordomos a rendirle las cuentas de su mayordomía. Estos declaran que aún no se les había entregado las cuentas por los anteriores mayordomos de los últimos cinco años y se hace constar la falta de constituciones de la hermandad.

Ese mismo año, el fiscal del arzobispado informa en el sentido de que se aprueben los nuevos comisarios, pero que era imprescindible se formaran y aprobaran constituciones, sin las cuales la hermandad no debía de subsistir y en este sentido el Provisor y Vicario General de la diócesis, don Antonio de la Plaza, compele a la hermandad para que redacte y mande a aprobar sus reglas, pues venía funcionando sin ellas, al menos, cerca de cien años. Cosa que evidentemente la hermandad no realiza por existir entre ellos conflicto.

Todas aquellas circunstancias negativas para la hermandad, unidas a que ningún hermano quería hacerse cargo de ella, debido a las mismas razones y disidencias entre ellos, provocaría la suspensión de la misma por parte del arzobispado, que contaba con una excusa perfecta, como era la de no tener aprobadas sus reglas.

A partir de ese momento, no se reflejan más cabildos de elecciones en el libro correspondiente, siendo la referida la última acta y el resto de documento aparece con las hojas en blanco.  





Parece que la hermandad no consigue salir de la crisis en los últimos veinte años del siglo XVIII, ni redacta sus reglas, aunque los cultos al Cristo no faltan, ni, tampoco, la edición de estampas de la imagen del Campo del Príncipe, por lo que es de entender, que si la hermandad estaba en decadencia o actuaba extraoficialmente por no haber aprobado sus reglas, la devoción en el pueblo granadino continuaba. Los acontecimientos de principios del siglo XIX, con la epidemia de fiebre amarilla y la Guerra de la Independencia, mantienen en letargo a la hermandad.

1820. Intento de reorganizarse la hermandad

Será después de dicha guerra, cuando da síntomas de vitalidad, concretamente el 8 de febrero de 1820, cuatro devotos o hermanos: Juan Sola, Josef Sánchez, Pedro Sánchez y Manuel Ruiz solicitan del Vicario General, Antonio Martín Montijano, para que mande reunir la hermandad con las formalidades precisas, para que se nombren cuatro mayordomos y renovar el culto a las dos imágenes: la de la capilla y la del Campo del Príncipe. En la petición se hace referencia a los álamos que aun en esa fecha rodeaban el monumento del Cristo.

El Vicario pide informe al párroco de San Cecilio que se demora en darlo, lo que conduce a que cuarenta vecinos insistan en otro escrito el 20 de dicho mes y año, pidiendo el restablecimiento de la hermandad. Alegaban la falta de interés del párroco en dar el informe, invitando al Vicario a que lo pidiera al presbítero rector del Hospital de Santa Ana y a otros mayordomos de la hermandad aun vivos, como el predicho Blas Martínez, Gabriel Pulpillo, Agustín y Fernando Aragón, Francisco López y Salvador Torres.

Por fin, el que da el informe es el racionero de la catedral, diciendo que no existen libros o no se los quieren dar al cura para que informe; que el párroco mantiene adecuadamente el culto, celebrando una misa todos los domingos a la que no acuden los hermanos "...que se jactan de estar llenos de culto religioso y cristiano y sólo lo manifiestan quando hay tambores, platillos y alboroto, más propios de un paseo profano".  También, añadía, que hay muchos feligreses que se habían venido a quejar contra la petición de restablecimiento de la hermandad, pues se veían agobiados por las demandas de limosnas de otras hermandades de la parroquia, como la de las Ánimas, la de Ntra. Sra. de la Salud y la de Ntra. Sra. de la Paz, por lo que se veían obligados a dar un rodeo para entrar en la iglesia, y, así, no encontrarse con los demandantes, por ser una feligresía muy pobre. 


Primitiva imagen del Cristo de los Favores de San Cecilio 

No cabe duda de que el párroco tuviera cierta razón en los motivos de informar negativamente, pero se aprecia también el sempiterno conflicto de intereses entre las cofradías y las parroquias por la competencia económica que las hermandades residentes en las mismas suponían para los ingresos parroquiales. Esta oposición continuada en el tiempo, creo que fue una de las causas que condujeron a que muchas de nuestras hermandades desaparecieran tras la Guerra de la Independencia y la Exclaustración de 1835, seguramente por negarse a acogerlas en las parroquias por parte de su clero.

Es posible que después de este informe del racionero, el Provisor decretaría que no había lugar al restablecimiento de la hermandad.

Relación de mayordomos en el siglo XVIII

1766  Gabriel Moreno
1767  Antonio Aragón
1768  Estanislao de Arista
1769  Manuel Moreno
1770  Francisco Polo
1771  Antonio de Aragón
1772  Gabriel Moreno
1773  Manuel de Palencia
1774  Juan de Escoz
1775  Manuel de Estrada
1776  Manuel de Estrada
1777  Manuel Moreno
1778  Blas Muñoz, Fernando de Aragón y Agustín de Aragón
1779 Miguel Tarrio, Antonio López y Bernardo de Luque

Cristo de los Favores del Campo del Príncipe


LA REORGANIZACIÓN DE 1884

La devoción a la imagen, especialmente a la titular del Campo del Príncipe, pese a su intento de destrucción en 1836, no decaerá en los sesenta años siguientes, lo que conducirá a una reorganización de la hermandad en 1884.

El día 3 de enero de ese año un grupo de vecinos y devotos escribe una carta al arzobispo don Bienvenido Monzón, firmada por 350 personas, exponiéndole la creciente devoción a la imagen del Campo del Príncipe donde "...la devoción lejos de disminuir crece día a día, sirviendo de edificación a todos los granadinos y aun a los pueblos cercanos, donde cunde la noticia de los beneficios  que el Señor dispensa a las almas que se encomiendan a su Sagrada Ymagen...".  Eran favorables, en esta ocasión, el párroco don Manuel Maldonado y el gobernador eclesiástico don Antonio Arce y Peñuelas, que manda poner cepo en la verja para recoger las limosnas, que aprueban de hecho el culto.    

Dichos vecinos ponían de manifiesto el gran concurso de gentes que todos los viernes del año y a todas las horas acudían a postrarse ante imagen y pedirle sus favores, pidiéndoles al prelado que aprobara oficialmente dicha manifestación popular de culto y la concesión de indulgencias, para fijarla en la verja. Asimismo, le solicita se imprima un Quinario de las Cinco Llagas y se apruebe un día de jubileo en la iglesia de San Cecilio con función solemne. Por último, solicitan indirectamente la revitalización de la hermandad, pidiendo se nombre una junta o comisión con un presidente y cinco vocales,  para que recaude fondos y los invierta en los cultos. 




El arzobispo don Bienvenido Monzón no deja pasar demasiado tiempo para su aprobación, mediante su decreto de 19 de febrero de 1884, aludiendo, también, a que la petición la firman "muchas personas distinguidas de Granada".

El arzobispo, si bien aprueba esta reorganización de la hermandad del Cristo de los Favores de 1884, la someterá a un estricto control e intervención eclesiástica. Nombrará, asimismo, una Junta, presidida por el párroco Sr. Maldonado, como delegado arzobispal; don Antonio Arce y Peñuelas, como presidente; don Antonio Afán de Ribera, que fue alcalde de la ciudad, dueño del albaicinero y morisco Carmen de las Estrellas; don Joaquín López Moreno; Manuel Gómez Moreno, el ilustre artista, arqueólogo y profesor y don Joaquín María de los Reyes, presbítero.

El arzobispo concedía 80 días de indulgencias para aquellos que acudieran a la imagen a rezar postrados con los brazos en cruz los siete padrenuestros y tres avemarías y otros 80 días por cada una de dichas jaculatorias. El decreto del arzobispo regulando el culto al Cristo venía a constituir un verdadero estatuto de aquella especie de Comisión o Asociación del Cristo de los Favores formada por eclesiásticos y próceres de la ciudad. También, aprobó un quinario especial para el Crucificado, que se mandó imprimir y distribuir para con él obtener fondos para el culto.

La junta de gobierno creada, se va a encargar de celebrar la función del día 3 de mayo, cada año, ante la ancestral imagen del Cristo que se veneraba e su capilla de San Cecilio y una procesión, dicho día, desde San Cecilio al monumento del Campo del Príncipe ante la imagen de piedra, titular principal de los cultos y devoción. 

También, encargará a Francisca Plata, vecina cercana al monumento y verdadera institución en el barrio, el cuido del mismo y de las velas y faroles de la verja que adornaban al Cristo de los Favores. Esta santera cuidará del recinto del Cristo hasta los primeros años del siglo XX con un salario escaso de 14 reales, en compensación se le arregló la habitación de la casa en donde se guardaban los faroles, el aceite y las velas. 

Entre las primeras actuaciones propuestas por la junta estuvieron restaurar las manos del Crucificado de piedra, de lo que se encargó el presidente Nicolás Palomares  y la verja y pilastras que lo rodean, que estaban en 1884 muy deterioradas, a estas restauraciones se dedicaron 1.000 reales. Asimismo, intervino en el arreglo del conjunto Manuel Ribot, sufragando su coste, y cuyo resultado no satisfizo demasiado a la junta. En ese primer año, se realiza un estandarte con la imagen en pintura del Crucificado.

No sabemos, sí entre los arreglos se incluían o consistían, también, en cubrir el monumento con un templete de estilo neogótico, muy del gusto de le época, de hecho muchos pasos de la Semana Santa de Sevilla, revitalizada en esos años, adoptarán este estilo neogótico. El templete se diseñó por F. Casado y se proyectaba dentro de la verja, protegiendo la escultura. Quizá la falta de fondos o el estilo inadecuado para el monumento hizo que no se llevara a su ejecución. 

1884. Proyecto de templete de F. Casado





















Otra de las primeras actuaciones en 1884 fue adquirir una imagen de Dolorosa para la procesión de la tarde del día 3 de mayo, de lo que se encargó el párroco de San Cecilio don Manuel Maldonado Escolano. No sabemos donde encontraría la Dolorosa que ha estado en la iglesia hasta tiempos relativamente cercanos y parece que se perdió en el incendio de 22 de diciembre de 1969, junto con la devota Virgen de la Salud. 

En el altar de cultos que se montaba para la función en San Cecilio se ponía al Cristo de los Favores de la iglesia, junto a la citada Dolorosa, y a la que, en la procesión de la tarde, se le recitaba la Corona Dolorosa. Llegada la comitiva al monumento del Cristo de los Favores se hacía el ejercicio de la Cinco Llagas y los canticos correspondientes por cada uno de los siete padrenuestros que componían el ejercicio.

En los primeros años, asistía a la función el arzobispo y la corporación municipal y otras autoridades, casi siempre con la intervención de la capilla de música de la Catedral. En 1885, se celebró, además, otra especial en el Domingo de Quincuagésima o 1º de Carnestolendas, en acción de gracias al Cristo de los Favores, con sermón y orquesta, por haber preservado a la ciudad del terremoto de la Navidad de 1884. El domingo día 10 de mayo acudió el arzobispo a celebrar una misa de campaña ante la imagen con asistencia de los enfermos del Hospital Militar del Campo del Príncipe y, al mes siguiente, acude a implorar a la imagen para que alejara la epidemia de cólera morbo que aquejaba a la ciudad y por la que falleció su antecesor.

Esos años, son de un señalado auge en los cultos y procesión y en los que la junta ve aumentarse los fondos por las limosnas de los devotos que llegan a ascender en 1886 a 7.855 reales. En los años siguientes no se llegará nunca a semejante cifra.  

Esta euforia de cultos y de fondos económicos lleva a que  se apruebe celebrar una misa cantada "... por el estilo de la que se celebra en el convento del Ángel Custodio al Santísimo Cristo de San Agustín con música de capilla, que se cante todos los viernes del año e la capilla del Cristo de los Favores de San Cecilio..." . Esta misa se propone costearla con los donativos y a intención de los donantes y con fondos del cepo.


También, se propone que se encargue por don Manuel Gómez Moreno a un escultor un busto de mármol de Ntra. Sra. de los Dolores para colocar a los pies del Cristo del Campo del Príncipe, en la concha de mármol que hay bajo la cruz, y un poyete de piedra alrededor de la verja para asiento de enfermos y ancianos. Asimismo, se acuerda poner losas alrededor del monumento y dos hileras de ellas para que los devotos que desean llegar de rodillas ante el Cristo, lo hagan de forma más cómoda.  

Algunos de estos proyectos no se verán realizados, porque en los siguientes años las limosnas irán decayendo paulatinamente. A pesar de ello y de recortarse algunos gastos, nunca faltó la celebración de la fiesta y procesión del día de la Cruz, quizá inicio del esplendor que tuvo en Granada en las décadas siguientes y hasta en la actualidad dicha celebración. La víspera se iluminaba por el Ayuntamiento el monumento y, a veces, el Campo del Príncipe con luces de gas y farolillos venecianos, haciéndose célebre la "velada" del Cristo de los Favores, amenizándola la música de una banda u orquesta, donde concurrían gran número de vecinos del barrio, a los que se apodaba como "greñúos", y de otras partes de la ciudad.



Bajo el Cristo de los Favores


 En 1890, fallece uno de los miembros más activos de la junta, don Joaquín López Moreno, que había sido secretario de la misma y entra don Mariano Jiménez de la Serna, persona de relieve social en Granada, que tendrá el cargo de tesorero y, al año siguiente, don Antonio Sánchez Arce y Peñuela, arcipreste y gobernador del arzobispado y delegado del prelado; otra de las personas que habían luchado más eficazmente por la reorganización. Nombran en su lugar a don Juan A. Carulla doctoral de la Catedral.

En esos años, grandes oradores religiosos de la ciudad intervienen en las funciones del Cristo de los Favores, como don Maximiano Rincón, que fue obispo de Teruel, el escolapio de Loja, Padre Jiménez Campaña, el mismo Arcipreste Sánchez Arce o don Manuel Arcoya o don Joaquín María de los Reyes.

La necesidad de darle más impulso al culto y devoción y, con ello, el aumento de recursos económicos, hace que la junta apruebe su difusión en los periódicos de la ciudad e insertar artículos sobre la historia de la imagen. 

Otro camino  para  evitar la decadencia fue la idea de constituir en 1896 una hermandad, dirección acertada, sin duda, para dicha finalidad, pues los miembros de la junta, la mitad sacerdotes y la otra mitad seglares de relieve social, se veían incapaces de promocionar el culto y allegar recursos. Parece que pensaban, y no iban descaminados, que con hermanos, que probablemente serían muy numerosos, el proyecto iniciado en 1884 no fracasaría, como temían que lo hiciera.  

El asunto de formar hermandad se fue demorando en los años siguientes, seguramente por oposición de parte de los miembros de la junta (en las actas no se especifica el motivo). Lo cierto es, que la cosa quedó como estaba y los miembros de la comisión siguieron luchando con cada vez más escasos recursos (estos se habían reducido a la tercera parte de los que tenían en el inicio).

En 1898, la función se aprueba con carácter de rogativa por las guerras que supusieron la pérdida de las últimas colonias del Imperio Español (Cuba y Filipinas).

En esos años de finales del siglo XIX y principios del XX, se siguen celebrando los cultos principales, tratado de mantener la devoción al Cristo, que presentaba por esas fechas cierta languidez. No obstante, a la velada de la víspera del día de la Cruz, seguían acudiendo los granadinos y los vecinos del Realejo. En realidad los componentes de la junta se limitaban a reunirse una vez al año, a mediados de abril (acudían sólo la mitad o menos de sus componentes) y, solamente, para ajustar las cuentas de ingresos y gastos y preparar la función y procesión del día 3 de mayo. 

En 1904,deciden incorporar a la junta a Antonio Castillo Valdivia, feligrés de San Cecilio, con la idea de que llevara más de cerca las responsabilidades de la misma y tratara de incrementar las limosnas. Al año siguiente, también fallecería Francisca Plata, la santera del Cristo.

En 1906, se procede al arreglo de los brazos del Cristo del Campo del Príncipe, que estaban deteriorados, sufragados por la familia de don Luis Moreno. A partir de esa fecha, parece incrementarse la devoción y, con ello, las limosnas, que se duplican con respecto a años anteriores y se adecenta el monumento y se pinta su verja en 1910. También, la encargada de la música de la función y Ejercicio de las Cinco Llagas en estos años será la Capilla Isidoriana.

En 1913, en el que se celebró el XVI Aniversario de la Paz del Emperador Constantino, cuya madre Santa Elena mando descubrir en Jerusalén la Santa Cruz en la que murió el Salvador, se acuerda por la junta celebrar un Quinario-Misión al Cristo de los Favores, desde el 28 de abril al 3 de mayo. El arzobispo, Mons. Meseguer y Costa, asiste el día de la función a una comunión general y a la misa solemne, que se celebró de forma multitudinaria en el Campo del Príncipe a los pies del Cristo, interviniendo la Capilla de música de la Catedral y se cantó el Miserere del maestro Palacios. Ese año fallece el presidente de la junta y delegado episcopal, Sr. Carulla.

En 1915, se establece por la junta un triduo para pedir por la finalización de la Guerra Europea. Por esta época, los oradores sagrados de las funciones serán, entre otros, el Padre Bermejo, de los Reyes y Fernández Arcoya, catedrático del seminario y rector de la Basílica de la Patrona.   Nuevos miembros de la junta se incorporarán, como Emilio Muros Robledo, coadjutor de San Cecilio, en sustitución del Padre Maldonado, Miguel María Damas y Alonso Calatayud, aun en 1918 permanecía en ella el Sr. Gómez Moreno. Ese año, como los fondos habían aumentado, se repara la capilla del Cristo en la iglesia de San Cecilio.

Pero a partir de 1917, la prensa da la noticia de que una nueva comisión más popular (no viene reflejada en las actas), establece unas fiestas de barrio en otoño, concretamente en octubre al Cristo de los Favores. A la velada con iluminación y puestos de frutas y dulces concurrió mucho público. Estaba esta comisión o junta presidida por Manuel López Ladrón de Guevara, como presidente de honor, Juan L. Trescastro, Juan Cabezas Vinuesa, presidente efectivo y Miguel peregrina Gándara, como vicepresidente; Luis Quero Fernández, tesorero y José Reyes Martín, secretario. Quesada Fernández, Nicolás ladrón de Guevara, Miguel Anguita y Miguel Ferrer España eran otros componentes (algunos de estos aparecen unos años después en la hermandad de penitencia que se funda en 1928 ¿No sería esta comisión su germen?)

A partir de 1919 no aparecen más actas en el libro de la Asociación, pues así se califica al referirse a su presidente. Posiblemente, continuara unos años más dirigida por el nuevo párroco de San Cecilio don Ulpiano Montoro Ramírez, que, en 1924, tiene la idea de lo que será, desde entonces, el acto culmen de nuestra Semana Santa: trasladar el Ejercicio de las Cinco Llagas a las tres de la tarde del Viernes Santo en el Campo del Príncipe, donde acude la ciudad masivamente a postrarse ante la imagen del Cristo de los Favores, para rememorar el momento en que expiró Jesús y pedirle los tradicionales "Tres Favores", procesionándose hasta el lugar, desde 1926 hasta nuestros días, a la venerada imagen de la Soledad de Nuestra Señora.   

No cabe duda, de que con este acto de las tres de la tarde del Viernes Santo, lo que se hizo este año de 1924 fue institucionalizar una tradición, pues sí cada viernes acudían los granadinos a postrarse ante el Cristo, con más razón y de forma masiva lo harían el Viernes Santo, desde hacía bastantes años antes.      

Cristo de los Favores atribuido a Pablo de Rojas, hacia 1609. Actual titular de su Hermandad de Penitencia


La Hermandad de Penitencia del Stmo. Cristo de los Favores

Con la decadencia manifiesta de la junta, comisión o asociación del Cristo, sin que por ello decayera una devoción que necesitaba de un cauce más adecuado para expresarse, y dicho cauce fue la creación de su hermandad de penitencia en 1928, para dar culto y procesionar en Semana Santa al Cristo de los Favores. Lo hizo en sus primeros años con su imagen ancestral de la capilla que tenía la antigua hermandad en la iglesia de San Cecilio (después la Guerra  Civil procesiona otra el del mismo título, que encargó al escultor Martínez Olalla, hoy en Loja)  y, desde 1948, a la portentosa imagen actual, debida, no con entera seguridad, a la gubia de Pablo de Rojas, maestro de Martínez Montañés (sobre ciertas teorías sobre autoría y procedencia de la imagen ver en este blog la entrada de 29 de noviembre de 2014, acerca del Cristo de la Redención de Cautivos).

A la hermandad de culto pasionista le sucedió la hermandad de penitencia. Los años veinte del pasado siglo, fueron decisivos para la revitalización de la Semana Santa de Granada, que se empezó a conformarse tal como hoy la conocemos.    

La Hermandad del Cristo de los Favores y María Stma. de la Misericordia Coronada, a partir de entonces, con estación primero en la tarde-noche del Jueves Santo y, después, en la del Viernes Santo, es hoy una de la hermandades señeras de nuestra Semana Santa. Gran esplendor, con sus etapas naturales de decadencia, la ha acompañado hasta nuestros días, en los que goza de una brillantez y auge inusitado, que ha culminado con la Coronación canónica de su titular mariana en mayo de 2007.

Pero este no es el lugar para referirnos a la historia de la hermandad penitencial, que ya tuve el honor de describir con otros compañeros en 2003 en el libro "75 Años de Favores". Título éste inadecuado, pues Granada y su antigua hermandad han gozado de los mismos desde 1640.



Misericordia Coronada



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FUENTES

- Archivo Histórico del Arzobispado de Granada, Legajos 13 F (d), 271 F y Caja de Archivo 56 (2)

- Periódicos "El Defensor de Granada", "La Gaceta del Sur", "La Alhambra, revista decenal", El Popular", "La Publicidad", "El Noticiero Granadino".

- Historia de la Hermandad del Cristo de los Favores, "75 años de Favores", realizada por López- Guadalupe Muñoz, Miguel L,, Padial Bailón, Antonio, Caro Rodríguez, Emilio, Peregrina Palomares, Manuel; Pérez Gamarra, Juan Carlos. Granada 2003.    

martes, 11 de junio de 2013

HERMANDAD DE PENITENCIA DE LA PASIÓN DE NTRO. SEÑOR JESUCRISTO Y COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO DE LA TRINIDAD




PLACETA DE LAS TABLAS 1862. Se aprecia una de las puertas del Convento de la Trinidad

      Tratamos estas dos cofradías en el mismo lugar, por ser la primera el tronco y matriz de la segunda y continuadora en el tiempo de ella. Las mismas o algunas imágenes de la de Pasión, serán las que procecionará la Hermandad del Nazareno de la Trinidad y, siendo, sus imágenes las mismas, de ninguna de ellas se tiene noticia de su actual paradero. Sólo podemos trasladar algunas hipótesis, más o menos acertadas, sobre cuales podrían ser algunas de sus imágenes de las que hoy podemos contemplar en algunas iglesias de la ciudad.

     La Hermandad de la Pasión de Jesucristo, la primera de ellas y la más antigua, fue una de las primitivas hermandades de penitencia de Granada, fundada en el siglo XVI en el Convento de la Santísima Trinidad Redención de Cautivos de frailes trinitarios calzados.
      
    El convento de la Santísima Trinidad, fundado en 1517 por fray Antonio de Aguanevada, estaba situado en parte del solar que hoy ocupa la Plaza de la Trinidad, que recibe de dicho convento su nombre actual. El convento e iglesia ocupaba la manzana formada entre dicha plaza, entonces mucho más pequeña, con el nombre de Placeta de las Tablas, frente a la calle de la Duquesa, entre la calle de Mesones, la de Jaudenes y la de Alhóndiga.

     La iglesia, por su costado izquierdo, daba a la calle de Mesones, por donde tenía su única entrada, y el derecho, al claustro del convento, y la parte posterior a la Calle de Jaudenes. El presbiterio daba a la Calle de Jaudenes, prolongación de Marqués de Gerona y el ábside de la iglesia daba a la Placeta de las Tablas (parte, hoy, de la Plaza de la Trinidad).

  El templo estaba unido al Arco de Bib-Almazán o Puerta del Corro o de la Conversación, hoy desaparecida, que daba entrada a la calle de los Mesones y Barrio del Arenal, lugar eminentemente comercial protegido por la muralla de la ciudad que discurría paralela a dicha calle Mesones y terminaba en el otro extremo de la misma en la Puerta Real.

 Dentro de la iglesia residían importantes cofradías, como la de la Visitación de Ntra. Sra. del gremio de sastres, en cuya primitiva ermita se fundó el convento; la hermandad de la Purísima Concepción; la de Ntra. Sra. de la Asunción, probablemente de torcedores de seda; la del Dulce Nombre de María, con procesión todos los meses; la de Ntra. Sra. de los Remedios, devoción impulsada por la Orden Trinitaria; la de la Santa Cruz de zapateros remendones; la de San Miguel Arcángel, fundada en 1612; la de Ntra. Sra. de las Angustias, que veneraba a un cuadro de la Patrona, primitivamente colocado en la Puerta de Bib-Almazán y después trasladado a una capilla callejera adosada al ábside de la iglesia de la Trinidad.


SOLAR DE LA IGLESIA Y CONVENTO DE LA TRINIDAD 

Fundación y Capilla

   La Hermandad de la Sagrada Pasión de Cristo se funda en el convento entre 1582-85, pues el 16 de septiembre de 1586 fue confirmada por una Bula que le concedió el Papa Sixto V, otorgando a sus cofrades que visitasen la capilla un jubileo plenísimo desde el medio día de Jueves Santo, hasta la noche del Viernes Santo, así como, los días que se juntasen en cabildo, acompañaren al Santísimo Sacramento. Otras indulgencias concedía la referida Bula en los días de la Circuncisión del Señor y los de la Invención, Triunfo y Exaltación de la Cruz (1).       

  Era cofradía más moderna que la de Jesús Nazareno del convento carmelita de los Mártires, fundada hacia 1580-82, ya que ésta tenía derecho de prelación de paso en la mañana del Viernes Santo. Así, Henríquez de Jorquera en sus Anales, dice: “...la grandiosa y devota cofradía de penitencia de la Sagrada Pasión de Cristo, que sale el Viernes Santo por la mañana después de la de los nazarenos”.

      
Poseía una gran capilla dentro de la iglesia (la tercera, no sabemos de que lado de la nave), donde se veneraban las imágenes de sus varios pasos (se la conocía por el pueblo como la "Cofradía de los Pasos de la Pasión"), en la que la imagen del Nazareno ocuparía en nicho central, pues se la denominación de la capilla, era la de "Jesús Nazareno".

     Primitivamente, la hermandad no era propietaria de la capilla, pues ésta fue adquirida por un particular llamado Tomás de Ossorio, que había fundado en ella siete memorias de misas cantadas en la nueve festividades de la Virgen, el día de Todos los Santos, el de Difuntos y el de San Clemente y otras rezadas en los días de Pascua. Con el tiempo pasó la capilla a ser propiedad de Francisco Velázquez, que pagaba un censo al convento de 39 reales. Quizás por impago del censo se le vendió a la Hermandad de Jesús Nazareno, que como diremos más adelante, fue la filial y sucesora de la Cofradía de la Pasión de Jesucristo, "... que dio por lo material de dicha capilla doce ducados de oro"(1).   

     La hermandad de la Pasión realizaba su estación de penitencia, durante los años en los que se tienen noticia, Viernes Santo a las ocho de la mañana. No era raro el año en el que no surgiera un conflicto por prelación de paso entre esta cofradía y la de Jesús Nazareno, cuando esta última regresaba al convento de los Mártires, después de su estación de la madrugada (salía de los Mártires a las cuatro de la madrugada).

   En el proceso de reducción de cofradías de penitencia promovido en el Domingo de Ramos de 1597 por el Arzobispo don Pedro de Castro Quiñones, se ponen de relieve estos conflictos entre ambas cofradías( Pasión y Nazareno de los Mártires), que normalmente se producían al encontrarse ambas en  la desembocadura del Zacatín con Plaza Nueva, cuando regresaba la cofradía alhambreña a su convento.




     La Hermandad del Nazareno de los Mártires solía poner en la cabeza de su procesión “...a algunos hermanos jóvenes y fuertes en prevención para defensa de la Hermandad que en las disputas por prelación de paso se solían producir con la hermandad trinitaria de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo que salía después, también por la mañana temprano”. Suponemos que, igualmente, la Cofradía de la Pasión también destacaba en su cabecera un grupo de fuertes cofrades que hicieran frente a los del Nazareno y no era raro el año en que no se producía una trifulca de palos. El día del incidente, relatado en el proceso de reducción, portaba el estandarte de la Hermandad de Jesús Nazareno el Alguacil mayor de la Inquisición, Juan de Minchaca, que dejando la insignia agarró un bastón y de manera amenazante gritó “¡Por vida del Rey, que tengo que matar a palos al que pretenda pasar hasta que hayamos pasado nosotros!”.

No estaba muy boyante la economía de la hermandad por excesivos gastos en las cuadrillas de flagelantes que se contrataban y sus agasajos en vino y pescado. Así, en 1597, durante el mandato del hermano mayor, Juan González y del mayordomo Diego Martínez, espartero de profesión, se debía la cera de la procesión y cultos.

Reducidas las cofradías en 1597 a las tres más antiguas (Vera Cruz, Soledad y Angustias), la de Pasión no vuelve a ser autorizada para realizar su estación de penitencia hasta la Semana Santa de 1614, previo pago de 200 ducados para el dorado de la capilla mayor de la catedral. Aprobada, nuevamente, su estación de penitencia, la cofradía recuperó el esplendor conseguido antes de la Reducción y se volvieron, también, a reproducir los incidentes de costumbre con la Hermandad de los “Nazarenos”.


 En 1631, durante el pontificado de don Miguel de los Santos de San Pedro y, siendo Vicario Juan Palacios, el Cabildo de la Catedral prohibió las demandas a esta y otras cofradías, dictando el Domingo de Ramos un auto por el que prohibía su estación penitencial bajo pena de excomunión y multa de 200 ducados. También en esta ocasión sólo fueron autorizadas las procesiones de las tres más antiguas cofradías (Vera Cruz, Soledad y Angustias de la Madre de Dios). A la Cofradía de la Pasión a pesar de alegar que ya tenía el gasto hecho no se le permitió salir.


 Pero sólo tres años duró esta prohibición, pues en 1634, el Provisor y Vicario General de la diócesis Lucas Bela de Samoano concedió licencia para hacer su estación de penitencia a las cofradías de la Pasión y a la de la Sangre de Jesucristo para que saliese a la hora acostumbrada (8 de la mañana) lo“...que hizo con gran lucimiento y ostentación de cera”, según Henríquez de Jorquera. Llevaba gran número de disciplinantes o flagelantes, que en algunos años superaban el número de quinientos, cifra verdaderamente importante para una ciudad que no superaba los cincuenta mil habitantes. La mayor parte de las cofradías llevaban en su filas parecido número de cofrades, lo que nos pone de manifiesto que la ciudad participaba muy activamente en la Semana Santa y sus cofradías (en comparación con el censo que hoy tiene la ciudad, sería como si cada cofradía de las actuales, llevara en sus filas de 2.000 a 3.000 integrantes).



     Seis años después, el día 6 de abril de 1640, que era Viernes Santo, muy de mañana apareció clavado en la esquina del Palacio Consistorial, que entonces estaba en el Palacio de la Madraza, en la calle Oficios, un libelo contra la pureza y virginidad de la Virgen María, causando enorme revuelo e indignación en toda la ciudad. El hecho motivó que muchas hermandades y cofradías salieran en los días siguientes en procesiones de desagravio al monumento de la Inmaculada del Triunfo, llevando sus imágenes de más devoción.



    La Cofradía de la Sagrada Pasión organizó con licencia del Provisor de la diócesis su procesión de desagravios el jueves siguiente la Semana Santa, día 12 de abril. Salió a las cuatro de la tarde, llevando al Campo del Triunfo las imágenes del Santo Ángel Custodio y la de Ntra. Sra. de los Desamparados, patrona de la Cofradía. Los cofrades portaban numerosas hachas, si bien no pudo competir con la Hermandad de Ntra. Sra. de Guía y, ya de noche, a las ocho, regresó desde el Triunfo a su templo por la calle de Carreterías, como se llamaba entonces a la hoy calle de San Juan de Dios y, después por la calle de la Duquesa (nombre dado en honor de la Duquesa de Sessa, esposa del Gran Capitán), llegó al convento de la Trinidad (2).

En 1643 tenemos la noticia de una visita pastoral a la cofradía el 23 de septiembre de ese año por parte del arzobispado en la que se le exige al mayordomo de 1641, Luis Peláez de San Martín, se le cargue el importe de los réditos de dos censos, uno de 80 ducados y otro de 20 por no haberlos cobrado del Caballero Veinticuatro de Granada, Sr. Buitrago. También se manda al mayordomo de 1643, Miguel de Padilla, que cobre un legado a favor de la cofradía de 209 ducados que otorgó Dª Magdalena de Spínola, constitutivo de un "ingenio y casa en la ciudad de Almuñécar" y de no hacerlo se le cargaría en la cuenta del mayordomo. El Visitador ordenó moderación en los gastos para que no estuviera empeñada la hermandad (3)




        La Cofradía de la Sagrada Pasión de Cristo, llegaría a sufrir una importante crisis al principio de la segunda mitad del siglo XVII, tal vez como consecuencia de las guerras europeas que provocaron una decadencia económica y una importante masacre de población masculina en el reinado de Felipe IV, que la llevaría a una profunda postración o desaparición o tal vez por una mala administración de sus mayordomos.

Los Pasos de la Pasión





     Era la Hermandad de la Pasión era otra gran archicofradía, como la de la Vera Cruz o la de la Sangre de Jesucristo, dentro de cuyo seno se amparaban otras cofradías que rendían culto y procesionaban a cada una de las imágenes que sacaba el Viernes Santo por la mañana. 


 
El Nazareno de la Pasión. Se hizo por Rojas, según el contrato de ejecución,  a semejanza de éste de la Hermandad de las Angustias.
Podría tener un aspecto parecido 

     Además del paso de Jesús Nazareno, sacaba el de la Dolorosa, tal vez la Virgen de los Desamparados, Patrona de la hermandad, que, probablemente, era una imagen de gloria, que vestirían de Dolorosa para la estación de penitencia ,como era usual en algunas cofradías. Esta advocación mariana pudiera deberse a que muchos de sus fundadores procedieran del antiguo Reino de Valencia. El Padre La Chica, en sus gazetillas de 1764-1765, nos dice que en su tiempo la cofradía veneraba a la imagen de Ntra. Sra. de los Afligidos de la que se decía que se la había visto llorar. 

Contaba también los pasos de la Oración en el Huerto, Ecce Homo, Cristo de la Columna, y el Crucificado, es decir hasta seis en total, imágenes cuyo paradero nos es desconocido y que en 1836, con la Exclaustración serían trasladadas a otro lugar.


Concretamente, la imagen del Santo Cristo Crucificado, podría ser la que nos dice Enríquez de Jorquera que se desenclavó de la cruz, cayó al suelo y se hizo pedazos sin que se apreciara  en su rostro señal alguna. Esta imagen podría ser la que ocupaba la primera capilla de la derecha, en el lado de la Epístola, formando Calvario con las imágenes de la Dolorosa y la de San Juan Evangelista, en cuya capilla también había un altar con retablo con las imágenes de Santa Ana y el Niño y un cuadro del Santo trinitario San Juan de Mata, realizada por Pedro de Raxis padre, hacia 1575, según testimonio de su hijo, en un proceso (Archivo Histórico Arzobispal) para demostrar la veneración inmemorial a dicho santo en Granada, con la intervención y peritaje de maestros como Pedro de Raxis hijo, Alonso Cano, Ambrosio Martínez y Pedro de Mora.

    También contaban con un Santo Sepulcro, pues el cronista de los conventos trinitarios, Fray Domingo López nos dice en su Crónica de la fundación del convento de Granada (1712), que se dividió la hermandad en otras, citando las de la Oración en el Huerto y la del Santo Sepulcro, probablemente, esta última con el Crucificado, que pudiera haber sido de brazos articulados para introducirlo en el Sepulcro, al final de la procesión.   


 Así sabemos, que de la Hermandad o Archicofradía de la Pasión de Jesucristo, surgieron, al menos, tres cofradías: Oración en el Huerto (que no hemos de confundir con la homónima del convento de franciscanos terceros de San Antón, ya tratada en este blog), la del Santo Sepulcro (que tampoco hemos de confundir con la del Entierro y Tres Necesidades, ni con la de la Soledad, que también llevaban paso del Entierro) y la otra hermandad heredera fue del Nazareno de la Trinidad, de la que trataremos a continuación.


LA HERMANDAD DE JESÚS        NAZARENO  DE LA TRINIDAD



 
La decadencia de la Hermandad de la Sagrada Pasión, de la que no sabemos sus causas ciertas, aparte de las apuntadas antes  o pudiera haberse producido por causa de las escisiones de sus hermandades filiales, se produciría a mediados del siglo XVII. Algunas de las asociaciones o cofradías para culto y procesión de las imágenes  que componían la Cofradía de la Sagrada Pasión, se reorganizarán y serán continuadoras de esta especie de archicofradía matriz. De unas apenas se tienen noticias, pero sí de la de Jesús Nazareno.

  Esta última, tuvo que organizarse o surgir después de 1650, para seguir dando culto y procesionando al Nazareno de la Pasión, del que seguiremos teniendo noticias durante finales del siglo XVII y hasta finales del XVIII. 



    Esta Cofradía de Jesús Nazareno, heredera de la de Pasión, se sabe que procesionaba la imagen de Jesús Nazareno de la Pasión y la de una Dolorosa bajo la advocación de Ntra. Sra. de los Afligidos, tal vez la antigua Dolorosa de la Pasión o una imagen nueva que encargaran a algún escultor de esos años. 


  En 1686, sus Mayordomos consiguen del arzobispo, autorización para procesionar la imagen por la calle de Mesones y por otras de la parroquia de la Magdalena el día 27 de Octubre de ese año, realizando la publicidad necesaria  en “grandes zedulones impresos...”(4)

  Con este motivo surge un conflicto, con los beneficiarios de la parroquia de la Magdalena, que exigían a la hermandad que a dicha procesión debían de acudir la cruz parroquial, preste revestido y ministros competentes, advirtiendo a cofrades y frailes, que no debían de hacer funciones que perjudiquen el derecho parroquial, es decir, sin asistencia de la Parroquia y cobro de sus derechos correspondientes. Para ello, consiguieron del canónigo de la Colegiata del Salvador, D. Martín Torrico de Pedradas, entonces Provisor y Vicario del Arzobispado, un auto fechado el día 26 de Octubre de 1.686 por el que ordena al hermano mayor, Pedro de Medina, y al Mayordomo Antonio de Media, que en caso de sacar la procesión fuera del claustro del Convento de los Trinitarios lo hiciera con asistencia de la Cruz de la Parroquia y en forma ordinaria, todo ello bajo pena de excomunión sentenciada "ipso facto" en el momento de incurrir en la desobediencia.


El auto se notifica, tanto a la comunidad de trinitarios, como a los directivos de la Cofradía, que, ateniéndose a la letra del auto, desisten de procesionar la imagen por las calles y sacan la procesión por una puerta de la iglesia y la meten por la otra, pasando bajo el alero del tejado. Esto provocó nueva reclamación de los beneficiarios de la parroquia de la Magdalena aunque el Arzobispado no tomo medida alguna contra la Cofradía.

Doce años después, en 1.698, siendo hermano mayor Antonio de Medina y mayordomo Antonio Ortiz, vuelve a reproducirse el conflicto con los beneficiarios de la parroquia por la procesión del último domingo de octubre. Tras el primer conflicto la hermandad había procesionado en octubre a su titular durante tres o cuatro años rodeando el convento bajo los aleros de sus tejados, pero este año deciden llevarlo hasta la Plaza de Bibrambla con autorización de arzobispo Martín de Ascargosta, pretendiéndolo hacer otra vez sin la asistencia de la parroquia de la Magdalena. Los ministros  de esta protestan también en esta ocasión, pidiendo que no se les de licencia (4).

Esta vez, los frailes trinitarios piden que la procesión del mes de octubre, salga por la puerta de la iglesia lateral, es decir, la que daba a la calle de los Mesones y, pegada a la Iglesia, bajo sus aleros y, dando la vuelta, entrara por la portería al claustro y vuelva a entrar por la puerta principal de dicha iglesia. 

Por el referido proceso sabemos que la imagen de Jesús Nazareno de la Trinidad también era procesionada de forma puntual en procesiones de rogativas. Un testigo del proceso afirmaba que presenció un procesión de rogativas por la sequía en la que la imagen de Jesús Nazareno se procesionó hasta la iglesia de Ntra. Sra. de las Angustias.
      
 Hacia 1791, salía con los Pasos de la Oración en el Huerto (probablemente esta se había integrado en  la de Jesús Nazareno), San Juan Evangelista y María Santísima, que sería la conocida como Ntra. Sra., de los Afligidos. En esos tiempos estaba integrada principalmente por hortelanos “que encendían cera a dicha imagen los días de fiesta, Jueves Santo y algunos años en la semana santa sacan prozesión”.

Una última noticia tenemos de la hermandad del Nazareno de la Trinidad, es de 1809, cuando debido a las circunstancias de la Guerra de la Independencia y la ocupación de Granada por las tropas francesas, se promueve una novena de rogativa a Jesús Nazareno de la Trinidad:

 “En la Iglesia de los Trinitarios Calzados de esta Ciudad, se empezará el Viernes próximo una novena a Jesús Nazareno. Los exercicios de esta rogativa serán rezar el Rosario, una estación, Trisagio y un discurso y la Setena, que es nueva, propia de las actuales circunstancias a las 4 de la tarde. Hay concedidos 80 días de indulgencias por el Arzobispo” (5) .

Pronto quedaría el convento incautado y las hermandades y frailes expulsadas del mismo, sin que sepamos, si al final de la guerra, volverían a su sede. Muchas hermandades ocultaron en las casas de algunos hermanos los enseres y las imágenes; tal vez ocurrió esto con la del Nazareno de la Trinidad.

 Esta hermandad continuadora de la Cofradía de la Pasión va a perdurar, al menos, hasta 1809. De acuerdo con lo dicho, probablemente se perdería con la invasión francesa de la ciudad que dedicó el convento de la Trinidad ha dependencias del hospital de San Juan de Dios (6). Tal vez el Nazareno, nunca regresó a la iglesia de la Trinidad.

     Sin embargo, la imagen de la Dolorosa de los Afligidos estaba aun en la iglesia de la Trinidad en agosto de 1839, pues el inventario de esa fecha realizado tras la Exclaustración recoge la existencia de la imagen con Una corona de hoja de lata en le efigie de Ntra. Sra. de los Afligidos y en la mano de esta una corona de espinas y tres clavos de plata”. En 1764, el Padre de la Chica decía en su gacetilla de esta imagen " ... entre otras Imágenes muy Devotas, una de María Ssma. con el Título de los Afligidos, de quien se dice, que se ha visto llorar." 


Ntra. Sra. de la Aflicción "Chocolateros"

     En la actual parroquial de la Magdalena se halla una imagen, conocida tradicionalmente por Ntra. Sra. de la Aflicción, atribuida a Torcuato Ruiz del Peral de la primera mitad del XVIII, que podría proceder del suprimido convento de la Santísima Trinidad, aunque parece más probable que proceda de la antigua parroquial de la Magdalena y de la hermandad en ella radicada del Cristo de la Esperanza y Vía Sacra.

Esta imagen salió algunos años bajo palio de los de cajón en la estación de penitencia de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Rescate a finales de los años veinte del siglo pasado, bajo la advocación de Ntra. Sra. de los Dolores.


VIRGEN DE LA AFLICCIÓN. ARCHIVO DE LA HERMANDAD DE JESÚS DEL RESCATE DE GRANADA

 Así que es mas verosímil, a mi juicio, que la Hermandad del Nazareno de la Trinidad tuviera como imagen procesional una Dolorosa de vestir del siglo XVII, cuyo paradero desconocemos llamada de los Afligidos con corona de lata y en las manos otra de espinas con tres clavos de plata, como dice el inventario citado.   

Sabemos que la imagen titular principal de ambas cofradías que estamos tratando era un Nazareno con la cruz acuestas, como ocurre con las hermandades con el título "de la Pasión" en otros lugares de Andalucía. Este Nazareno fue encargado por la Hermandad de la Pasión, en 1586, al escultor más afamado de la ciudad en los años de la fundación de la hermandad: el alcalaino Pablo de Rojas, maestro de Martínez Montañés.

 Don Antonio Gallego y Burín en su libro “José de Mora” (1925) da una noticia, probablemente basada en un documento que el conocía, en la que nos proporciona la autoría de este Nazareno de la Pasión. El dato, que ha pasado desapercibido a los estudiosos de nuestra Semana Santa antigua, lo conocí a leer esta obra hace ya algunos años. Gallego y Burín nos dice que en 1586 ( fecha en la que la Cofradía de la Pasión ve ratificada su fundación por la Santa Sede) “…concertó con la Cofradía de la Pasión del convento granadino de Trinitarios, una hechura de Cristo con la Cruz a cuestas, análoga a la (imagen del Nazareno) de la iglesia de las Angustias, que también parece obra suya”.


Nazareno de la Hermandad de Ntra. Sra. de las Angustias Pablo de Rojas, análogo al de la Pasión
    
Este Nazareno de la Pasión, sería pues una imagen de talla completa, estofada por su sobrino Pedro de Raxis, con las piernas un tanto arqueadas, para coger impulso al arrastrar la cruz, marcándose los muslos por la túnica, entre los que ésta se deslizaría. Las mangas la llevaría remangadas, como es usual en los nazarenos de Pablo de Rojas, creador del prototipo del Nazareno. Este estilo lo podemos apreciar en todos sus Nazarenos, como el del convento de los Mártires, hoy en la parroquial de Huétor Vega, el de las Angustias o el de Priego. También el antequerano Diego de Vega en sus Nazarenos mantenía estas características, por lo que a veces se ha confundido la autoría de estas imágenes entre ambos escultores, como ha ocurrido con los Nazareno de la Sangre de Antequera o el de Archidona o el del Dulce Nombre de Cabra.

Nazareno del Dulce Nombre  de Cabra
Fotografía de Enfoque Cofrade o Charitatis
Por lo referido, no parece cierto, como con frecuencia aparece en la mayoría de las publicaciones de Semana Santa y en algunos libros sobre arte y arquitectura religiosa, que la imagen del Nazareno a la que diera culto y procesionara la Cofradía de la Pasión de Cristo, fuera la actual imagen de Jesús del Rescate, atribuida a las gubias de los hermanos Mora (tal vez con más certeza a Diego de Mora). Tampoco su fecha de ejecución, 1718, conocida por el documento que relata su entronización en la iglesia de Gracia (no en la Trinidad), esta imagen del Rescate tiene 132 años menos que la del Nazareno de la Pasión, cuya cofradía había desaparecido ya en 1718.

    Pienso, que la confusión parte de los fundadores de la Cofradía del Rescate y de don Eladio Lapresa, que fue hermano mayor de su hermandad, estudioso de ella y Presidente de la Federación de Cofradías durante los años 1955-1970. Se basaba en la creencia de que Jesús del Rescate procedía del Convento de la Santísima Trinidad (después se ha descubierto que procede de los Trinitarios Descalzos de Ntra. Sra. de Gracia y que es su ejecución de 1718 cuando hacía mas de un siglo que existía el Nazareno de la Pasión).

 Por tanto, es a la imagen del Nazareno con la cruz a cuestas de la Cofradía de la Pasión y, no al Rescate, a la que se refería Sor Beatriz de Jesús, religiosa del Santo Ángel Custodio, que en su visión mística, relatada por el Padre Lachica Benavides en su Gazetilla de 10 de enero de 1764, decía:“… aquel simulacro de Jesús Nazareno de quien se dice que pidiendo a Dios Sor Beatriz de Jesús le revelase que imagen era mas conforme a su Sagrada Pasión ,le respondió el Señor: “ que la de Jesús Nazareno, que se venera en la iglesia de los Trinitarios Calzados de esta Ciudad, era semejante a la del mismo Señor en la aflicción de la calle de la Amargura ,cuando caminaba al Calvario a dar por nosotros su vida” .      

    Evidentemente, ni don Eladio, ni los autores de artículos y libros sobre el tema, se han fijado en la época de realización del Rescate (1718), ni en el templo donde estaba la imagen a la que Sor Beatriz se refería, ni en el último párrafo que cuenta la visión de la monja “…cuando camina al Calvario…”, con lo que  está refiriéndose al Nazareno con la Cruz a cuestas del convento de la Trinidad y, por tanto, al Nazareno de la Pasión de dicho convento.

   En esa errónea creencia, los fundadores de la Cofradía de Jesús del Rescate, ponen en el escudo de la Cofradía el lema “Christi Passio”, en alusión a la antigua Cofradía de la Sagrada Pasión de Cristo y, en la errónea creencia de que la imagen que fuera titular de la antigua Cofradía era la de Jesús del Rescate, que no se corresponde, ni en el autor de la misma, ni en el tiempo de su hechura, ni va camino del Calvario, ni procede del convento de la Trinidad, sino del de Gracia.

Como se ha apuntado anteriormente, la Cofradía de la Sagrada Pasión de Cristo procesionaba, al menos, seis pasos pasionistas. Henríquez de Jorquera nos dice que “...la grandiosa y devota Cofradía de penitencia de la Sagrada Pasión de Cristo, que sale el Viernes Santo por la mañana después de la de los nazarenos, es cofradía de gran devoción, donde se sacan todos los pasos de nuestra humana Redempción y en su capilla se ganan grandes jubileos”. Esta Cofradía, como era usual, debió asociarse para ganar esos grandes jubileos a alguna hermandad romana o iglesia de Roma para obtener los dichos jubileos concedidos por los Papas a aquellas, entre ellos, los primeros que les concedió Sixto V en 1586.

  Tanto la Cofradía de la Pasión que creemos extinguida a mediados del siglo XVII, como su heredera del Nazareno a la que se refieren Lachica y los pleitos con la parroquia, lo cierto es que ninguna ha llegado hasta el presente siglo. Los avatares de la Guerra de la Independencia primero y la desamortización, después, hicieron que las hermandades pasionistas del convento desaparecieran y sus imágenes no se sabe donde fueron a parar, tras la Exclaustración, pero podemos aventurar alguna hipótesis.

  Nazarenos realizados por Pablo de Rojas y que se encuentren en Granada y su provincia, sólo hay dos: el antiguo Nazareno de los Mártires, hoy en la localidad de Huétor Vega y el Nazareno de la Hermandad de las Angustias, patrona de Granada. A los pueblos se enviaron bastantes imágenes procedentes de los conventos masculinos suprimidos por la Exclaustración y puede que este Nazareno de la Pasión se enviará a alguno de los muchos pueblos de la provincia en los que, después, en la Guerra Civil se incendiaron sus iglesias e imágenes.

Cristo de la Paciencia. ¿Podría proceder del convento de la Trinidad?
     
Como mera especulación, podríamos indicar que la imagen de Jesús a la Columna, una de las que daba culto la hermandad, pudiera ser Jesús de la Paciencia (Pablo de Rojas) de la actual Cofradía de las Penas. La razón me pueden inducir a esta teoría son: que el convento de la Trinidad pasó a ser propiedad del Estado en 1837, tras suprimirse dicho convento y se decidió dedicarlo a dependencias de la Hacienda Pública, según el Boletín Oficial de la Provincia de 9 de diciembre de 1835 (primeramente se había pensado trasladar a su iglesia la parroquial de la Magdalena). Por esta razón, no es extraño que algunas imágenes, pasaran a ser propiedad de la Diputación Provincial, como organismo del Estado (7).

   Por otra parte, la Diputación ha mantenido y mantiene la propiedad de algunas imágenes; entre ellas, el Cristo de la Columna o Paciencia, titular de su actual hermandad de las Penas, que se ha venerado hasta tiempos recientes en el Hospital de San Lázaro, propiedad de dicha Diputación y que pudiera proceder del convento de la Trinidad y ser el Señor de la Columna de la Hermandad de la Pasión. También su autoría por parte de Pablo de Rojas que realizó imágenes para la Hermandad de la Pasión, avala parece avalar esta teoría.  


Crucificado del Asilo de Armilla, de Alonso de Mena, hacia 1630.


Por estas mismas razones expuestas ¿Podría ser el Crucificado de la Hermandad de la Pasión el de la capilla del Asilo de la Diputación que hay en Armilla? Esta imagen, que parece deberse a la gubia de Alonso de Mena, también es propiedad de dicho organismo y podría proceder del convento de la Trinidad.

 Muchas incógnitas, quedan por dilucidar sobre nuestras antiguas hermandades y sus imágenes, que la escasa consciencia de su importancia para el futuro hizo que los responsables de las decisiones sobre ellas no dejaran constancia de los distintos traslados y ubicaciones de las mismas.

Actualmente y, desde 1980, Granada ha recuperado la advocación de Pasión en la Hermandad de Jesús de la Pasión y María Santísima de la Estrella, cofradía albaicinera del Jueves Santo, que es de admirar por la belleza de los parajes por los que discurre la hermandad, tanto en su Vía Crucis que realiza a la ermita de San Miguel del Aceituno, como en los de sus estación de penitencia por el barrio del Albaicín, la Carrera del Darro o la Cuesta de la Al-Hacaba.



Jesús de la Pasión actual hermandad del Albaicín.  






ESTRELLA


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  FUENTES:

1. FRAY DOMINGO LÓPEZ, Crónica de la fundación del Convento de Trinitarios Calzados              de Granada y GÓMEZ DÍAZ, José Manuel  y CÓRDOBA SALMERÓN, Miguel,  La Cofradía            de Ntro. Padre Jesús del Rescate, LXXV Aniversario, pág. 28. Granada 2001.
2. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco, "Anales de Granada" tomo II.
3. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 122, pieza 2.
4. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, Legajos 16 F y 36 F.
5. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 122, pieza s/n.
6. DIARIO CRÍTICO Y ERUDITO DE GRANADA, bando de 12 de abril de 1813.
7. También en el B.O.P, de 23 de septiembre de 1837, aparece el anuncio de subasta de la torre de              la iglesia de la Trinidad; en el de 22 de noviembre de 1837, su destino a depósito de  bienes de                  los conventos suprimidos, a donde se trasladan las campanas el 6 de diciembre y en el de 28 de                abril de 1845, se anuncia el traslado a los edificios del suprimido convento la Administración de                  Bienes Nacionales 


OTRAS FUENTES: 

        BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA de 9 diciembre de 1835, 22 de  Noviembre de 1837 y          28 de abril de 1845.
DE LA CHICA BENAVIDES "Gazetilla Curiosa o Semanario Granadino..."
GALLEGO Y BURÍN, Antonio, "José de Mora", Archivum. Universidad de Granada 1988.
LIROLA GARCÍA , Manuel. "Historia Gráfica de la Semana Santa de Granada" 
LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Miguel Luis, "Historia viva Semana Santa de Granada". 2002.              Universidad de Granada.
PADIAL BAILÓN,   Antonio "Las Antiguas Hermandades de Penitencia y sus imágenes" Revista              Gólgota. Septiembre de 2008.