martes, 14 de mayo de 2013

HERMANDADES DE LA VÍA SACRA:




HERMANDAD DE LA VÍA SACRA DE  JESÚS DE LA HUMILDAD Y TRABAJOS DEL PRETORIO






Granada, desde siempre, no se ha podido concebir sin su paisaje y éste sin Granada. Es una ciudad que por la bella orografía de sus alrededores llevaba a recordar a los extramuros de la ciudad de Jerusalén, lugar donde se desarrollaron los acontecimientos de Drama Sacro. El paisaje, por lo tanto, era propicio para que la imitación de dicho "drama", que las hermandades de penitencia y las de vía sacra se encargaban de asimilar en sus procesiones, para que éstas se deserrollaran con el mayor y más exacto realismo posible.

No cabe duda, que ello influyó para que en Granada estas hermandades de la vía sacra presentaran una especial proliferación que se desconoce en otras localidades de Andalucía. Los cerros de las inmediaciones de la ciudad eran la estación final obligada de estas manifestaciones penitenciales y donde se elevaron ermitas para coronar con un edificio religioso la finalización de la última estación de estos vía crucis pasionistas.

El Cerro de los Mártires en las colinas de la Alhambra, sobre el Valle de la Asabica; el Cerro de los Rebites y su ermita del Santo Sepulcro, sobre el Camino Alto de Huetor; el Cerro del Aceituno y ermita de San Miguel, sobre el Albaicín; el Sacromonte, con otra ermita del Santo Sepulcro; el cerro de la Puerta de Fajalauza con la Vía Sacra de San Antonio; otra ermita del Santo Sepulcro existía dentro de la rauda real de la Alhambra. Todos estos van a ser los parajes que recorrerán estas hermandades de la vías sacras granadinas, de las que podemos contabilizar, al menos, once o doce de ellas.


Scala Coeli de Córdoba

Quizás, el más remoto precedente de la práctica de la Vía Sacra lo encontramos en el monasterio de San Estéfano de Bolonia en donde el obispo San Petronio mandó construir siete capillas en representación de los más importantes Santos Lugares de Jerusalén. En Andalucía tenemos el primer precedente en el de Scala Coeli de Córdoba fundado por el dominico San Álvaro de Córdoba, hacia 1425, que construye capillas para meditar sobre la Pasión de Cristo, después de un viaje que realizó a Jerusalén.


Cruz del Campo de Sevilla



Despues, en Sevilla, en 1521, el Marqués de Tarifa, también, tras haber visitado los Santos Lugares establece un vía crucis que comenzaba en la Casa de Pilatos, donde estaba el Pretorio y la capilla de las Flagelaciones, para finalizar en el templete de la Cruz del Campo.

En Granada, esta práctica será un poco más tardía, con el establecimiento en 1633 de la Vía Sacra de la Orden Tercera franciscana, que funda una hermandad formada por 13 miembros, que construye cruces y capillas hasta la del Santo Sepulcro del Sacromonte.

Otra Orden Tercera de Penitencia de regulares franciscanos de San Antonio Abad (San Antón) van a establecer otra vía sacra en las ermitas de San Antón el Viejo y del Santo Sepulcro del Cerro de los Rebites (Serrallo), donde primitivamente los frailes tuvieron su sede, antes de trasladarse al convento de la Calle Recogidas. Después construyeron la ermita del Pretorio. 

De la Hermandad de la Vía Sacra de este último lugar, vamos a tratar en esta ocasión.



Estas ermitas, al menos la de San Antón "el Viejo", eran en un principio morabitos musulmanes cristianizados, donde los frailes Terceros Franciscanos fundaron en 1534 su convento de Granada. El de San Antón "El Viejo"  estaba situado en la cuesta que parte a la izquierda del inicio de la actual Avda. de Cervantes, aunque en otros documentos parece que el primer establecimiento fue en la del Santo Sepulcro del Cerro de los Rebites, en el paraje que hoy conocemos como "El Serrallo". Después, cerca de finales del siglo XVI, se trasladarán por concesión de Felipe II de un solar de unas atarazanas al inicio de la actual calle de Recogidas, es decir al convento de San Antón (hoy de las monjas capuchinas). 

Cuesta a cuya mitad estaba la ermita de San Antón "El Viejo"(Avda. de Cervantes)


La construcción de la Vía Sacra y constitución de la Hermandad de Jesús del Pretorio tuvo que realizarse ya entrado el siglo XVII, pues la cruces y capillas de la misma se levantan entre 1661 y 1667 y que la hermandad recorría meditando e imitando los momentos de la Pasión desde el Pretorio hasta el Gólgota (Cerro de los Rebites).


Camino Alto de Huetor a finales del XIX, hoy Avda. de Cervantes. Tras las casas, en el monticulo, se erguía la ermita de San Antón Viejo.


Era pues, una de las más antiguas hermandades de la Vía Sacra, quizá fundada en la primera mitad del siglo XVII. Primeramente, parece que iniciaba su recorrido en la cruz que existía ante la iglesia de San Antón, para, a partir de 1661, hacerlo desde la nueva ermita del Pretorio que levantan hacia esa fecha. Con ello, se trataba de recorrer y representar el ciclo pasionista completo de la estancia y martirio de Jesús desde el Pretorio, donde fue juzgado para seguir con la cruz a cuestas y, finalmente, la llegada al Calvario para su Crucifixión y Sepultura.

Para este fin encargaron o utilizaron diversas imágenes a las que dieron culto y procesionaron, representando con imágenes procesionales las escenas de la Flagelación, del Ecce Homo, el camino de la Calle de la Amargura con la cruz al hombro, la Crucifixión y el Sepulcro.

La primera estación va a ser, desde ese momento (hacia 1661), la ermita del Pretorio, construida a espalda de la iglesia de Ntra. Sra. del Destierro de frailes Basilios (hoy Escolapios), en el llamado, aun hoy, Callejón del Pretorio.

El Padre La Chica Benavides nos la describe así en 1765:

“A distancia de un tiro de bala de este Monasterio (el de San Basilio) y a el principio del camino del Vía Crucis de San Antón el Viejo está la hermita, que por estar la primera cruz se intitula del Pretorio. Es muy hermosa la hermita, y está con grande decencia en ella el santo Christo de la Humildad y Trabajos, que es de los más devotos simulacros que se adoran en este pueblo. Se dice misa aquí todos los días festivos, a costa de los fieles que pasan… Ha obrado este simulacro algunos prodigios: a Lucía Hernández en el año 1635: a Christobal de Olaria en 1684: y a Don Francisco Vallesteros en 1761. En una Tarjeta, que corona la portada, se leen estos versos:

Alma, a llorar te convida
este lugar, pues te advierte,
que en él, sentencia de muerte
dieron al Rey de la vida.

En el arco de la misma portada  se lee la siguiente inscripción: Esta Vía-Sacra es de la piadosa Congregación de los Trabajo de Jesús.”[1]

Se le puso de nombre ermita del Pretorio por comenzar en ella, precisamente, el inicio de la Vía Sacra en la que Jesús es sentenciado a muerte en el Pretorio de Jerusalén ante el tribunal de Poncio Pilatos, momento que se representaba con la imagen de Jesús de la Humildad y Trabajos, es decir, con el paso del "Ecce Homo", en que Jesús es presentado al pueblo como rey lacerado con cetro de caña y coronado de espinas.
Jesús de la Humildad y Trabajos "Del Pretorio"

Hoy sabemos que la imagen de Jesús de la Humildad del Pretorio presentaba entonces una apariencia más flamante que la que hoy nos ofrece a los que hemos podido contemplarla un tanto olvidada. 

La devoción de sus fieles y su hermandad la había dotado de una corona de espinas con potencias de plata, en lugar de la que hoy tiene de espinas vegetales y sin potencias; el cetro era de plata también y hoy se presenta con un humilde caña; además llevaba un cordón de hilo de oro (tenía dos, uno de oro y otro de hilo de plata), frente a la soga de esparto con que hoy se nos presenta alrededor del cuello y que baja para anudar sus muñecas; también tenía dos sudarios o toneletes; asimismo, era sobrevestido con túnica (tenía tres: dos de terciopelo, uno morado y otro color naranja y el tercero de tapicería encarnada, posiblemente bordadas, dada la esplendidez de los demás atributos)[2] .
Por último, llevaba un corazón de plata, posiblemente en el pecho y la imagen estaba permanentemente alumbrada por lámpara de aceite al cuidado de un ermitaño.  Hoy carece de estas prendas y la imagen se presenta en su talla sin los citados aditamentos barrocos.

 

La imagen de Jesús del Pretorio es una escultura totalmente tallada de la Escuela Granadina del siglo XVII (seguramente hacia 1661), aunque muy modificada por las seguras intervenciones que ha sufrido a lo largo del tiempo y, tal vez venerada, en principio, en la iglesia de San Antón.
En la ermita del Pretorio se celebraba misa todos los días festivos para los escasos vecinos de la zona, la mayor parte de ellos agricultores de la Vega, y era costeada por las limosnas de devotos y de otras personas que pasaban por el lugar o viajeros de los pueblos de la falda de la Sierra que se detenían a rezar, y poner sus limosnas en un cepo. Aquel lugar era entonces y lo sigue siendo el inicio del Camino Bajo de Huétor.

Linterna barroca de la ermita del Pretorio
Seguramente, a lo largo del citado camino, se elevarían por la hermandad algunas de las Cruces de la Vía Sacra, para detenerse más tarde en la ermita de San Antón el Viejo, cerca del Camino Alto de Huétor y proseguir hasta el final de dicha Vía a la ermita del Santo Sepulcro del Cerro de los Rebites, final de la actual calle Friburgo, cerca del Serrallo. 
Esta ermita del Santo Sepulcro, propiedad de la citada Orden Tercera de Penitencia de San Antonio Abad, ofrecía una construcción muy bella y original en su conformación: planta octogonal y en tres niveles, coronada con bella cúpula en el centro sobre cuatro columnas dóricas y adornada con yeserías doradas y estofadas y cuatro balcones de hierro en las esquinas 4.

Ermita Octogonal del Santo Sepulcro de los Rebites. Grabado de Chapuy
La ermita fue construida en el mencionado Cerro, donde termina hoy la calle de Friburgo y cuya planta, en los que se apreciaba esa forma octogonal, se percibía hasta hace unas décadas en que construyeron sobre sus restos unas nuevas edificaciones.
El edificio, como decimos, de planta octogonal tenía delante de la puerta un pequeño atrio con puerta coronada por una espadaña con campana. Contaba con una sacristía y habitación aneja para el ermitaño, todo ello de una extensión de 4.540 pies cuadrados. También era propiedad de la ermita de una pequeña casita que estaba separada de la edificación.
El Padre La Chica Benavides describe en 1765 esta singular ermita de la siguiente forma:“La disposición de este Templo es singularísima, y no he visto otra de  semejante simetría. Compónese de quatro ángulos, que tienen a trecho sus columnas. Cierra el descubierto una media naranja, que es de grande altura. En cada ángulo una capilla con su altar”.

Detalle Ermita Santo Spulcro de los Rebites. Chapuy
La ermita del Santo Sepulcro de los Rebites era la de mayor capacidad y mérito artístico de las que contaba Granada. Los ocho lados del octógono estaban ocupados por la puerta principal y otras tres puertas opuestas en otros tres lados. Entre las cuatro puertas se abrían cuatro capillas, cuyos volúmenes sobresalían del cuerpo de la ermita, en las que estaban las imágenes de Jesús Nazareno, Ntra. Sra. de la Soledad, la capilla de la Escala, donde se veneraba la imagen de un Cristo Amarrado a la Columna  y, por último, la cuarta capilla con una imagen de San Francisco llagado. En el centro de la ermita estaba el altar mayor entre cuatro arcos mantenidos por cuatro columnas de piedra que sostenían la cúpula central, en dicho altar se veneraba un cuadro grande del Descendimiento, sobre un retablo dorado y estofado. Otros cuatro cuadros con escenas de la Pasión y de los cuatro Evangelistas completaban la decoración religiosa de la ermita[4].  


Lugar en los Rebites donde se alzaba la Ermita del Santo Sepulcro
El nombre de Santo Sepulcro, aludía a la última estación de la Vía Sacra en la que Jesús es colocado en su sepultura. El padre La Chica Benavides, nos hace también una descripción más somera de la ermita con las imágenes a las que nos hemos referido antes: “En el 1º hai una imagen primorosa de Jesús Nazareno; en el 2º una efigie de la Soledad de N. Señora; en el 3º una Escala (con el Cristo de la Columna); y en el 4º un simulacro de S. Francisco Llagado. En el ángulo frontero a la puerta de esta iglesia, ocupando un arco está el Altar Mayor, en el se venera una imagen de pintura, bien executada del Descendimiento de la cruz”.

Nazareno de San Antón, seguramente el que pertenecía a la Hermandad de la Vía Sacra
Con estas imágenes la vía sacra representaba el ciclo pasionista en algunos de sus primordiales pasos. La imagen de Jesús Nazareno podría ser la bella imagen que hoy se conserva en el convento de San Antón en el centro de la ciudad, en donde se ubicaría tras la demolición de la ermita. Este Nazareno podría atribuirse a Diego de Mora, presentando las características de una serie de imágenes de Jesús de cierta abundancia y difusión, que tradicionalmente, algunas de ellas, se han atribuido a su hermano José (Rescate, Nazareno de la clausura de las agustinas, Nazareno de Talará, de la Magdalena de Baeza, Caído antiguo de Úbeda...etc), y que, son imágenes que están lejos del patetismo e idealización que presentan las obras pasionistas del gran Mora.      
 
Ntra. Sra. de la Soledad. Posiblemente de la ermita del Santo Sepulcro

 Asimismo, nos informa que en ella existía un cuadro, tal vez una lápida, que relataba haberse producido en día 23 de marzo de 1714 (que a la sazón era Viernes de Dolores) un hecho milagroso ocurrido en el momento en que se estaban predicando los Dolores de Nuestra Señora, cuando se desencadenó  una fuerte tormenta y un rayo entró por la parte superior, aterrorizados los presentes“…se encomendaron a N. Señora y allí se deshizo sin ofender a nadie, habiendo mucha gente en la Iglesia”.
Posiblemente esta Soledad de la ermita del Santo Sepulcro, pudiera ser la que se conserva en una hornacina de las escaleras del claustro de San Antón, cuya foto antes hemos ofrecido. De no ser así, puede que se encuentre en algún pueblo de la provincia, llevada por el arzobispado tras la Esclaustración, práctica muy común, que se hacía a petición de los párrocos. 
La Vía Sacra, procesionando las imágenes referidas (seguramente no todas ellas siempre),  se solía realizar durante un día de la semana. A finales del siglo XVIII, parece ser, que sólo el Viernes Santo. Previamente, el Martes Santo, la hermandad iba a las ermitas para preparar las imágenes en andas y llevarlas procesionalmente el día después, Miércoles Santo, a la iglesia de San Antón, para celebrar allí los oficios de Semana Santa del Jueves y Viernes Santos.
Y finalizados dichos oficios se formaba la procesión para realizar la Vía Sacra y devolver con ello, las imágenes a sus respectivas ermitas, comenzando las estaciones en la del Pretorio.
Ello se desprende de un documento de 1796 en que el ermitaño del Pretorio Juan Peseto acude al arzobispo para que le renueve su nombramiento de santero, ante el temor de que los comisarios de la Orden Tercera de Penitencia de San Antón, a quienes competía hacerlo, no le renovaran el cargo de ermitaño por su avanzada edad (tenía 84 años).
Ante el recurso de éste, el arzobispo D. Manuel Moscoso y Peralta le renueva el nombramiento y los tres comisarios Diego Alfaro Fernández de Aguilar, Antonio Ordoñez Velasco y Fco. Antonio Díaz del Moral de la Hermandad de Jesús de la Humildad y Trabajos “…más conocida como de Jesús del Pretorio”, recurren ante el arzobispo, alegando que desde la fundación de la vía sacra las ermitas han sido propiedad de la Orden Tercera de Penitencia, quien nombraba sus comisarios y las camareras, “que las más son familiares de los individuos que componen el dicho Venerable Orden, quienes el Martes Santo de cada año bajan a dichas dos ermitas del Pretorio y del Sepulcro a vestir a las santas imágenes de Jesús del Pretorio, de Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Soledad para que suban procesionalmente el Miércoles Santo en la tarde al referido convento de San Antón, donde permanecerán hasta el Viernes (Santo), que acabados los oficios vuelvan a sus santuarios, concurriendo las camareras con muchas libras de cera y demás gastos que se ofrecen en vestir con decencia y aseo, consiguiente con lo mencionado los citados comisarios han corrido con todo el gobierno, cuidado y manejo del citado santuario nombrando por sí y sin anuencia del venerable Orden, aunque sí con su noticia, una persona que sirva de ermitaño y santero que resida continuamente en él[5]”.
 
Nazareno de San Antón con su rica túnica ¿Diego de Mora?

Estas procesiones de la vía sacra se continuaron realizando, al menos, hasta la invasión napoleónica. Así, el domingo siguiente al de Resurrección,  día 9 de abril de 1809, en plena Guerra de la Independencia, las imágenes fueron llevadas a San Antón y, tras los cultos, se organizó una procesión de rogativa para pedir por el feliz fin de la guerra con las imágenes de Jesús del Pretorio, Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Soledad:

“La venerable Orden Tercera de San Antonio Abad, el Domingo día 9 consagra cultos a los simulacros de Jesús del Pretorio, Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de los Dolores con el Señor Sacramentado, siendo orador don Juan de la Rosa, lector de artes del convento. En la tarde del mismo día se conducen en Rogativa las referidas imágenes a sus ermitas del Pretorio y del Santo Sepulcro, en donde predicará …don Juan Baquero, vocal de la suprema Junta de este Reino y Visitador de la Venerable Orden Tercera”(6). 


Tras la Guerra de la Independencia, con la radicalización de los movimientos anticlericales que van a culminar con la exclaustración de las órdenes religiosas y desamortización de sus bienes,  la práctica de la vía sacra a las referidas ermitas decaerá profundamente hasta desaparecer hacia 1835-36. Las ermitas son expropiadas y salen a subasta cuyo remate se realiza el 10 de marzo de 1843 en la escribanía de Antonio María Gómez Matute por un valor de 62.000 reales de vellón[7]. Los materiales de la ermita se emplearon unos años después en la construcción de un templete a la entrada del Triunfo (probablemente frente al Arco del Elvira) que no llegó a terminarse y que en 1853 estaba casi derruido (8). 

       La otra ermita, la del Pretorio, corrió, en principio, mejor suerte y no se demolió, conservando sus características e imagen. En 1886, el Centro Artístico había organizado una excursión artística con sus asociados a la ermita. Tan reciente estaba aún en 1898 el recuerdo de esta vía sacra que el Arzobispo de Granada Sr. Meseguer y Costa emite una circular convocando a un vía crucis por el Callejón del Pretorio en dirección a la hoy Avda. de Cervantes con motivo de la bendición de la primera piedra para la construcción de la iglesia de Ntra. Sra. de Monserrat[9] 

Al año siguiente, 1899, durante la Cuaresma, se vuelve a repetir un vía crucis los miércoles y viernes “para fomentar la devoción a la Prisión de Jesús” por el  Callejón del Pretorio organizado desde la iglesia de los Basilios por los PP. Escolapios. Para fomentar dicha devoción, el Prelado asiste al vía crucis y concede 80 días de indulgencia a los que acudieran al sagrado ejercicio.

Edificio que guarda en su interior la Ermita del Pretorio

A finales del siglo XIX, la propietaria de los terrenos y la ermita era Dª Mariana Ramírez Tello, que la dedicó a la Virgen de las Angustias, por una imagen que allí puso esta señora y que aun se conserva en la ermita, a la que se le impuso la corona en 1914. Dª Mariana motivada por la preocupación de quién cuidara la capilla la vendió en 1905 con sus terrenos a la monjas del Sagrado Corazón y hacia 1911 un sacerdote reintegró a la ermita la imagen del Cristo del Pretorio, su antiguo titular, que hoy, con dificultad por la escasa luz, podemos contemplarla a través de un ventana que han abierto las monjas al Callejón del Pretorio, hace pocos años.

Virgen de las Angustias de la Ermita del Pretorio dedicada a Ella a finales del XIX


Con este trabajo se pretende acercar al lector a la realidad de unos espacios sacros, hoy desgraciadamente desaparecidos, como tantísimos otros, que conformaban el paisaje urbano de una ciudad como Granada que podría haber sido una de las primeras ciudades del mundo con una conformación urbana dignas de ser uno de los patrimonios más extensos e intocables de la Humanidad y que el desprecio e indiferencia de los granadinos y autoridades, con su más absoluta falta de sensibilidad, nos los han hurtado a las generaciones presentes y futuras. 







             [1] DE LA CHICA BENAVIDES, Antonio de: Gacetilla curiosa…, papel LVII, hoja 6.
             [2] Archivo Histórico del Arzobispado de Granada, legajo 222, pieza s/n.
             [3] BARRIOS ROZUA, Juan Manuel, Guía de la Granada desaparecida, pp. 429-430. Ed. Comares. Granada 1999.
[4] GÓMEZ-MORENO CALERA, J.M., Arquitectura religiosa granadina en la crisis del Renacimiento, pág. 185.
[5] Archivo Histórico del Arzobispado de Granada, legajo 222, pieza s/n.
[6]  Diario de Granada de 9 de abril de 1809.
[7] Boletín Oficial de la Provincia de 16 de enero de 1843.
[8] Diario “ La Constancia” en su número de 5 de junio de 1853.
[9] “El Defensor de Granada” de 26 de Marzo de 1898.






sábado, 6 de abril de 2013

VENERABLE HERMANDAD DE JESÚS NAZARENO DE LA MERCED (Cenacheros)

 



Detalle del grabado de Jesús Nazareno de la Merced. Archivo propiedad de D. Armando López-Murcia Romero

Antonio Padial Bailón 



Esta Hermandad de Jesús Nazareno de la Merced, como hemos expuesto a tratar de la Cofradía (Archicofradía) de la Sangre de Jesucristo, tendría sus prístinos orígenes, como filial de esta última, en un grupo de hermanos dedicados a dar culto y procesionar a la imagen de Jesús Nazareno del convento de la Merced Calzada.
Excusamos el tratar sobre este cenobio mercedario, al haberlo hecho, anteriormente, al estudiar en este blog la mencionada Hermandad de la Sangre. Convento este, que después de la Desamortización de 1835-36 fue dedicado a cuartel de carabineros, penal y ya en el siglo XX a Gobierno Militar y, últimamente, a sede del CEMIX UGR (MADOC).




Convento de la Merced actualmente. Dentro, el claustro.

La hermandad estaba formada por un grupo de hermanos que practicaban el oficio de cenacheros, es decir, el de artesanos del esparto, actividad bastante extendida en la Granada de esos siglos. A finales del siglo XVII, concretamente en 1684, ya figuraba la hermandad con el título de Jesús Nazareno, según se deduce de un pleito que mantuvo la comunidad mercedaria con dicha “hermandad de Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Consolación”.
A finales del siglo XVII o principios del XVIII, parece que la hermandad sufre una crisis que la mantendrá con escasa actividad y empeñada por deudas y de la que se recuperá hacia 1729, aprobándose sus nuevas reglas en noviembre de 1730. En esta fecha, concretamente, el día 11 de diciembre de ese año, comienza nuevamente su libro de cabildos y decide realizar su estación de penitencia del Miércoles Santo.
La hermandad de reune dicho día, con sus mayordomos Antonio de Ramos, (que al año siguiente va a ser destituido y expulsado de la hermandad, demandado por apropiaciones indevidas de dinero y venta de la plata de las horquillas). A este cabildo asisten: Juan Marín, Roque de Sanlúcar, Blas Izquierdo, Juan Pérez y Juan Martín y los fundadores: José de Parra, Diego de la Rambla, Juan Gómez, Joseph de Casas, Bartolomé del Castillo, Indalecio García, Pedro Puche, José Martín, Félix Caro y Francisco Domínguez, estando al frente de la secretaría Manuel Tamaio (Tamayo), y en él tratan de reanudar la marcha de la hermandad, que había estado decaída, haciendolo esta vez con independencia plena de la Hermandad de la Sangre de Jesucristo.
El primer acto que se acuerdó en dicho cabildo, fue recuperar una túnica de Jesús Nazareno que en años anteriores se había cedido a la Hermandad de Labradores, sita en la ermita de San Isidro, para el Nazareno de dicha ermita, el hoy conocido como Cristo de las Eras (impropiamente llamado así, porque el Cristo de las Eras era un Crucificado de piedra de Santa Pudia que se veneraba en un templete en la placeta delante de la ermita, donde hoy hay unos jardines). Las actas dicen a este respecto: 

"...el presente notario secretario Manuel Tamaio, propuso a dichos hermanos, como una túnica de Jesús que estaba a cargo de esta hermandad, antes que hubiese decaído, algunos de los hermanos la prestaron para Jesús Nazareno de la ermita del Señor  San Isidro, que está a cargo de labradores y tratándose de que regresen los bienes de esta hermandad en virtud de sensuras generales que se an publicado..."

Jesús en su Prendimiento, llamado de las Eras. Ermita de San Isidro
Esta cesión que se hizo de la túnica del Nazareno de la Merced a la hermandad de los labradores, viene a afianzar la idea de la decadencia en que entró la hermandad mercedaria algunas décadas antes de esta recuperación de 1729. 
La hermandad de Labradores, a la vista de la exigencia de devolución  de la túnica por parte de la de Jesús Nazareno de la Merced, solicita de esta que fije una cantidad para comprarla, para que no quedara despojada la imagen del Nazareno de San Isidro:   

"...se les propuso por los mayordomos de la ymagen de Jesús de dicha ermita del Señor San Isidro, que si esta hermandad tuviere a bien dejar dicha túnica, tasándose por su justo precio de su valor, a fin de no desnudar la sagrada imagen y habiéndose por ambas partes nombrado tasadores, en consideración de estar mui deteriorada, la tasaron en 26 pesos de 15 reales, en con ciua consideración esta hermandad determine lo que más convenga…".
      Los hermanos del Nazareno de la Merced acordaron, unánimente, la venta de la túnica por el precio que mejor pudiesen y su producto emplearlo en las cosas que más necesitara la hermandad en esos momento de su reorganización. 





Libro de Cabildos de la Hermandad
      Nuevamente en marcha la hermandad y con nuevas constituciones o reglas, deciden salir en la Semana Santa de 1730 y, para ello, se reúnen en cabildo general, presidido por sus cuatro mayordomos de ese año: Andrés del Castillo, Francisco Escalera, Bernardo Barela y Manuel Tamaio. Los cargos, que eran auales, se elegían cada Domingo de Resurrección (normalmente las hermandades en esta época, solían tener un hermano mayor y un mayordomo. La singularidad de esta hermandad a este respecto, fue tener cuatro mayordomos.      
"Dichos maiordomos actuales propusieron, que tales constan de las constituciones nuevamente establecidas, en que pudiendo tener esta Venerable hermandad de desempeño pueda sacar Procezión de penitencia los Miércoles Santos de cada año en el título de Jesús Nazareno y que supusiendo de allarse empeñada si los ermanos como particulares quisieren quitar embargo... salga la prosezión...con la calidad de cada uno, según la posibilidad, ayude a los maiordomos que fueren actuales con lo que pudieren, de forma que, por esta razón no haya disturbios...".


    Así que esta hermandad, en principio filial y  continuadora en la Merced de la de la Sangre de Jesucristo (ésta como dijimos en el anterior trabajo, probablemente había pasado ya al convento de mínimos de la Victoria), la vemos realizando su estación de penitencia el Miércoles Santo, en lugar del Jueves, día en que lo hacía la de la Sangre. Continuará, durante todo el siglo XVIII y a partir de su reorganización de 1729,  haciéndola el Miércoles Santo. En la procesión de 1730 sacó, nada menos, que ocho pasos según sus actas:
"...que siendo como es el primer año, para que se amplie más la devoción de Jesús, se saque la dicha prosezión la Semana Santa venidera de este año, y respecto de que esta se compone de diferentes pasos y que es mucho el número de ermanos que pretenden ser orquilleros solamente del paso de Jesús Naçareno... habiendo personas que quieren serlo se acordó que para los pasos de la Santa Cruz, San Pedro Nolasco, la Humirda, Jesús de la Columna y San Juan para que se puedan componer, en atención de estarlo los de Jesús Crucificado y el de Ntra., Señora...".
Es este parrafo es de sumo interés, en cuanto nos revela, que la cofradía de este Nazareno fue la verdadera continuadora de la Hermandad de la Sangre, pues sí ésta pasó a la Victoria para unirse a la Humildad de este convento, lo hizo, seguramente, con escasos efectivos, quedando el grueso de la cofradía en la Merced con Jesús Nazareno, la imagen más devota de la hermandad, así como, el resto de pasos que componían la matriz. Después, en 1740, la Humildad de la Merced, también se independizaría de la del Nazareno, como hemos tratado en el trabajo de este blog sobre dicha hermandad en enero de 2013.

Un síntoma claro del traslado a la Victoria de la Hermandad de la Sangre, por razón, seguramente, de algún enfrentamiento, es que en el cabildo de 8 de octubre de 1730 se determina, que ningún hermano de los que sirven hermandades en el citado convento de mínimos, pueda pertenecer a la Hermandad de Jesús Nazareno y, si lo hace, se borre inmediatamente de ella, porque solamente debían de ser hermanos de esta última y no de las dos, ni de ninguna otra de aquel convento.

Asimismo, en el cabildo referido se acuerda que se hiciesen cédulas con los nombres de hermanos y devotos que qusieran servir las horquillas, para echarlas a suertes entre aquellos que deseaban sacar los pasos y los que quisieren contribuir de  esta forma al sostenimiento de la procesión.

Los gastos los proveía la hermandad con las cuotas de los hermanos y 66 reales que habían de pagar los mayordomos los domingos de cada semana. También, se recababan fondos de las demandas que se hacían en el cercano Barrio de San Lázaro, Maracena y en las caserías del entorno. , así como, del alquiler  de una casa propiedad de la hermandad en el paraje de la Fuentecilla. También, solía realizar rifas en las que se ponía una bacinilla para las limosnas y se rifaba pan de aceite,morcilla, longaniza y algún marranillo.  Como curiosidad diremos que hacia 1733 la hermandad tenía a un negro que les hacía las demandas en la Cuaresma.

Por lo expuesto, sabemos que esta hermandad de Jesús Nazareno, se queda con todas las imágenes de la Cofradía de la Sangre de Jesucristo, es decir, la Santa Cruz, el Crucificado, San Pedro Nolasco, Jesús de la Humildad, Jesús de la Columna y San Juan Evangelista y la Dolorosa de la Luz.








San Pedro Nolasco





 Esta Dolorosa no sería, probablemente, la antigua de la Cofradía de la Sangre, por ser imagen del finales del XVII o principios del XVIII, seguramente, encargada por la Hermandad del Nazareno, cuando se independiza de aquélla. Es más, según el inventario de la Desamortización, el convento tenía dos Dolorosas. La advocación de Ntra. Sra. de la Luz aparece en la entrega de bienes de los mayordomos de 1731 a los de 1732:

"...más la santa ymagen de Ntra. Sra. de la Lus, que para en la capilla del Xpto. Crucificado - esta  capilla era la de la Sangre, tercera de la izquierda, entrando en la iglesia- con una pollera de raso negro y un ,manto de lo mismo y dos tocas y una corona de plata y un rosario engarsado en plata con tres medallas de plata...y un manto de tafetán negro con encajes de plata..." 

Ntra. Sra. de la Luz. Hoy en las Calabaceras
Sin embargo, no era la Dolorosa la imagen mariana principal de la hermandad, sino la de Ntra. Sra. de la Consolación con el Niño. Esta imagen letífica se veneraba en un altar de la capilla de Jesús Nazareno, en la que se le dedicaba una sabatina todos los sábados y, a cuya devoción, se tenían concedidas muchas indulgancias. De estas, pidió ser partícipe la Hermandad de Ntra. Sra. de Consolación de la hermita de San Juan de Letrán del Barrio de San Lázaro, cosa que se aceptó en el cabildo de 25 de marzo de 1734, con la anuencia de la comunidad de mercedarios.

En esta época, era la cofradía más importante y numerosa del convento, costeando y montando el munumento del Jueves Santo y pagaba todos los años un importante estipendio a la comunidad de mercedarios calzados. Lo proveía de numerosas misas, funciones y funerales de cumplimiento de hermanos difuntos, contando con cuatro sepulturas en la capilla de Jesús y otras cuatro fuera de ella. 

De la entrega de bienes de la hermandad, que se realiza en 1731, se deduce que era propietaria de la imagen del Nazareno, que presidía en un retablo la capilla y que se adornaba con potencias y corona de espinas plata y una cruz de carey y plata. A dicha imagen se le sobreponía peluca de pelo natural, pues hay gastos de comprar pelucas para el Nazareno. Además, tenía dos túnicas bordadas "con flores de oro" y otra de estrellas.


Jesús Nazareno de la Merced. Grabado de D. Armando López-Murcia


Asimismo, poseía la hermandad otra cruz de plata, que "era la que servía para la Semana Santa". Probablemente, esta cruz sería la del paso de la Santa Cruz, el primero de la hermandad.

La imagen tetífica la de Ntra. Sra. de la Consolación, venerada en altar propio, llavaba corona de plata y cetro para la Virgen y otra para el Niño. Tanbién la imagen tenía dos mantos, uno blanco y otro celeste.

Asimismo, la hermandad tenía un Niño Jesús de Pasión con "peluquita", túnica morada y cruz pintada. Esta imagen la llevaban a las caserías y huertas para pedir limosna. Otra imagen de Jesús Nazareno con sudario blanco y túnica morada con cruz de madera, aparece en las entregas de bienes, que es probable, que fuera la imagen antigua de los primeros tiempos de la hermandad.

LA PROCESIÓN

La hermandad, no obstante su reciente reorganización, se ve, en 1731, con el dilema de sacar o no la procesión por los importantes gastos derivados del pleito contra el exmayordomo Antonio Ramos, acordando, que si se sacaba, habría de ser empeñándola con más gastos. Parece que, finalmente, se decidieron por realizar la procesión del Miércoles Santo, pues, entre los gastos de ella, figuran en las cuentas 15 reales al juez "para que no nos embarasara del salir la prosezión de Semana Santa".

La procesión del Miércoles Santo, se manifestaba con gran esplendor barroco. Se iniciaba con el estandarte de la hermandad de felpa morada con cordones de seda y  encajes dorados, centrándolo una cartela de plata de martillo. Las borlas del estandarte eran llevadas por niños vestidos de ángeles, que como insignia más importante de la hermandad figuraba en todos los actos de la misma. En 1734, con la plata de un cáliz se realizó una cruz de remate del estandarte y sus cañones, que se hace nuevo de damasco en 1735.


Aparecen gastos en el vestido y guadaña de la Muerte, lo que nos indica, que esta figura alegórica formaba parte de la comitiva procesional, para cuya representación se contrataba un asalariado. También, figuraban los Apóstoles, que formaban una Congregación dentro de la del Nazareno y, a partir de 1735, los congregantes habían de costearse sus trajes y caretas. Asímismo, salían los Evangelistas, todos con máscaras, pelucas y vestidos de época, que se alquilaban en la Casa de las Comedias. Ésta era el teatro de la ciudad, situado en la esquina de la calle del Milagro con la de Mesones, junto a la Puerta Real.




Apóstol de la congregación de Puente Genil
También, iban en la procesión escuadras de armados, junto al paso de Jesús Nazareno de la Merced, además del Rey David, que iba, al menos en 1761, en andas con cetro y corona.  Asimismo sacaba la hermandad otros personajes bíblicos, como Abraham, Adán, Eva y los profetas, con sus correspondientes tarjetas alusivas, niños vestidos de ángeles, bandas de música y matachines (danzantes), además de los bocineros, que se utilizaban, también, cuando la hermandad pedía limosna por las huertas y caserías. Este estílo de procesión, aun lo podemos contemplar en Lorca y, constituía, una eficaz catequesis plástica del Nuevo y Antiguo Testamento para un pueblo en su mayoría analfabeto.  



Paso de la Santa Cruz de Puente Genil
Seguiría el paso de la Santa Cruz, en andas portadas por horquilleros, con la cruz de plata  a la que anteriormente nos hemos referido. Despues, los demás pasos de la cofradía (El de la Columna, del que se dice que llevaba 40 nazarenos, el de la Humildad, San Pedro Nolasco, San Juan y, por último, los de la Virgen y Jesús Nazareno, al que se adornaba con ramos de flores de seda, uno de los cuales llevaba la imagen de Jesús en sus manos (cabildo de 26 de febrero de 1736).

Estas imágenes o, al menos, la de la Virgen y el Nazareno, llevaban palio, aunque no es posible precisar si era incorporado o no a las andas, aunque parece por la descripción que se hace del de la Virgen de la Luz , que era incorporado a las andas. El de Jesús, sin embargo,parece seguro que eran portados sus ocho varales por otros tantos hermanos, que pagaban por ello y tenían la obligación de tenerlo a punto, cada vez que salía la imagen o cuando decidían sacarlo para la Vía Sacra, que la hermandad realizaba, probablemente, al convento cercano de San Antonio.  

Durante la procesión se iba inciensando a los pasos, pues hay gastos de "pebetes y pastillas para echar olores e la prosezión".  Delante de los principales pasos iban los cuatro mayordomos con sus "escudos de plata" (seguramente báculos) (Cabildo de 4 de mayo de 1738). 



Al año siguiente, siete vecinos de la parroquia de la Magdalena:  Antonio del Portal, Pedro Callejón, Andrés del Rey, Manuel López, Francisco Pizarro, Felipe Villaroel y Lucas Blázquez, piden a la hermandad que los autorice a salir vestidos de sibilas, costeandose los trajes a excepción de las tarjetas y caretas. Incluso ese año, puede que alguno más, salió una persona vestida de Jesús con la Cruz a cuestas.

La Muerte

La cofradía, el día de la estación de penitencia realizaba, según el cabildo, excesivos gastos en dulces, acordándose, que estos no excedieren de ocho arrobas y que los paguasen los mayordomos de su hacienda y no los cargaran a la cofradía. La munificencia de los mayordomos de las cofradías en gastos considerados superfluos  en la Semana Santa motivó la censura de la Universidad de Beneficiados en su informe de 1769 al arzobispo.     


OTROS DATOS DE SU HISTORIA  


La hermandad de San Juan Evangelista, seguramente, también filial de la antigua de la Sangre, se hallaba muy decaída en 1735, por lo que en marzo de ese año sus dos últimos mayordomos, Manuel Sánchez Carmona y Salvador de Amador, solicitan a la de Jesús Nazareno incorporarse a ella con la imagen de San Juan, una cruz de plata grande, otros enseres de plata y una manga de damasco blanco con fleques blancos y dorados.



La Congregación de los Apóstoles, en 1742, sufre una reorganización por haber fallecido algunos de ellos, ya que el cargo era vitalicio e intransferible, por lo que, en el cabildo de 25 de marzo de ese año se procede a nombrar nuevos Apóstoles que cubrieran las vacantes.
Los Apóstoles. Puente Genil

La hermandad se solía reunir al toque de campana tañida, unas veces en la capilla y otras en la sala "De Profundis", presididos por el padre Comendador del convento mercedario. 
En 1751, los mayordomos deciden deshacerse de una de las túnicas de Jesús Nazareno, lo que motivó que se les exigiera responsabilidades y se les cargara en su cuenta el valor de la prenda. Por esos años, también, se adquiere una media Luna de plata para la Virgen, precioso símbolo de María que no debían olvidar nuestras actuales cofradías. Asimismo, se restauran los ángeles de plata de las andas de Jesús y la tarjeta del estandarte.
También, en 1752, se saca en procesión de rogativa a la imagen de Jesús Nazareno. El motivo parece que fue la declaración de epidemia de peste bubónica en Motril y Málaga, que despues no afectó a Granada. Ese año se discutió acerca de sacar las horquillas de plata, decidiendo el cabildo no hacerlo y multar a quienes las sacaran y denunciarlo al provisor de la diócesis, siguiendo las consignas de no hacer las procesiones demasiado ostentosas.

Parece que, por esas fechas de la década de los años cincuenta, la hermandad sufre cierto decaimiento, no encontrandose hermanos que aceptaran ser mayordomos, por lo que se van reeligiendo los mismos algunos años. La crisis parece superada en 1756, en el que se inicia el dorado del retablo de la capilla de Jesús Nazareno,  para lo que dan a cuenta al dorador, en 1757, trescientos ochenta y ocho reales de vellón y otros 500 reales se entregan en enero de 1759. 

En esta época de auge, la hermandad aperece ya desempeñada de deudas en 1760 y se permite hacer un nuevo estandarte de felpa carmesí, para estrenar en la Semana Santa de ese año, asi como, pagar la deuda que tenían acumulada con el convento por asistencias de los frailes, obligándose los mayordomos a pagar los excesos de gastos de la procesión de su bolsillo.

La hermandad tenía por costumbre poner el estandarte para pedir limosna el Miércoles de Ceniza y hacer con él la pública de la procesión ese día. No obstante, habiéndose  acordado sacar  la procesión de 1760, el Padre Comendador, fray Joseph de Ocaña, manifestó su disconformidad con el acuerdo por no haberse terminado aun el dorado del retablo, que a su juicio era prioritario.  


Figuras Bíblicas de Puente Genil




Ese año de 1760, acuerdan en cabildo formalizar una especie de congregación de palieros, nombrando a ocho hermanos, cuyo cargo debía de ser hereditario, necesariamente, de modo que, no podían vender la vara a persona alguna sin autorización de los mayordomos. Por la vara pagaban los palieros la cantidad de dos reales cada domingo del año y el palio lo guardaba el de más antigüedad, quedando obligado cada ocho años a declarar que  el palio era propiedad de la hermandad.

A partir de 1760, quedan sólo dos mayordomos, Manuel Rojo y Marcelo Bravo, en lugar de los cuatro tradicionales de la hermandad, que, asimismo, fueron reelegidos en 1761 y en 1762,  con la finalidad de que dejaran desempeñada y sin deudas a la hermandad, así como, para que terminasen de dorar el retablo en "oro fino" y sacasen la procesión del Miércoles Santo. La renuncia al cargo y la escasez de hermanos que quisieran ser mayordomos, provocó que la cofradía se rigiera en esos años por sólo dos mayordomos, evitando, también con ello, opiniones discrepantes y conflictos.

Libro de Cuentas y Cabildos de 1758

Efectivamente la finalidad se cumplió, pues tras los gastos de la procesión de 1761, que fueron cuantiosos, la hermandad sólo debía cantidades al cerero, al confitero y al convento, aunque, aun en esas fecha, no se había cumplido  la obligación de dorar el retablo, que determinaba que se gastaran en él 2 o 3 libras de oro cada año, cosa muy dificultosa de cumplir por los mayordomos, porque la autoridad había prohibido las rifas que solía hacer la hermandad. Por ello, el cabildo de 3 de abril de 1763 volvió a prorrogar el mandato a  dichos mayordomos Manuel Rojo y Marcelo Bravo.   

No obstante, Rojo y Bravo realizaron entre 1760 y 1763, 24 túnicas nuevas para el paso del estandarte, 56 para los pasos de San Juan y de la Santa Cruz, 8 para el día de la pública de la procesión, otras 8 para los bocineros y el convite a los horquilleros, que eran 50, y palieros, además de cuarenta ramos de flores que llevaron los pasos y un nuevo estandarte que se hizo en 1760.

En estos años, concretamente en 1761, se hace mención del costo de alquiler de trajes y rostros para la Verónica y para las "cuatro viudicas". Estas, serían las mujeres que iban representando a la Virgen y las tres Marías, en aquélla procesión barroca, al modo que hoy se contemplan en la Hermandad de la Soledad.

Ya en el año 1763, vuelve la hermandad a tener sus cuatro mayordomos de reglas, perdonando a la hermandad los dos anteriores el costo del alcance que les había supuesto su mandato, y, en 1765, ya estaba aquélla al corriente de sus deudas. No obstante, el  legendario Manuel Rojo siguió de mayordomo y alma de la cofradía, de forma que en el cabildo de 17 de febrero de 1766 lo eligen mayordomo perpetuo de la hermandad " ... a fuerza de su trabaxo personal y quidado que avía tenido...".

En el cabildo de 19 de marzo de 1769, los horquilleros de los "cinco pasos", que obligatoriamente tenía que sacar la hermandad (Santa Cruz, San Juan, la Columna, la Virgen y el Nazareno), pasan, también, a tener el carácter de perpetuos y, si fallecía alguno, serían sus hijos o hermanos quienes lo sustituirían, nombrando a Pedro Palomino jefe de ellos, es decir, haciendo las funciones de capataz. También, se nombra un nuevo cuerpo, el de Hermanos de los Atributos, en número de veinte, seguramente para portar insignias y atributos de Pasión.  


Con los Atributos. Puente Genil

Los horquileros de Jesús era 20, lo que supone unas dimensiones considerables del paso para esos tiempos, los de la Virgen eran 15, los de la Columna y San Juan eran 8, y 9 los de la Santa Cruz. En total 60. En esos tiempos, tampoco estaba exenta la hermandad de sufrir determinados alborotos y escándalos en el cuerpo de horquilleros, pues ese año de 1769 pidieron los horquilleros del paso del Nazareno que se expulsara a Marcos García, que causaba escándalos en la procesión, votando su expulsión.

Ya, por esos años, no procesionaban el paso del Señor de la Humildad. En 1740, se había formado con la imagen una nueva e independiente cofradía, de la que hemos tratado en la entrada de este blog de 11 de enero de 2013. Tampoco, el paso de Crucificado de la Sangre, que, probablemente, era en esa época titular de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte de ese convento mercedario.



Pudo ser el retablo del Nazareno de la Merced

La Cofradía, en esos años, se muestra bastante pujante, volviendo en 1769 a hacer 44 túnicas nuevas, aunque aun no se había terminado de dorar el retablo, de dorado inteminable. Pienso, que dicho retablo, puede ser alguno de los que hoy están en San Ildefonso, tal vez el que aloja a la Virgen de la Merced, con pequeño camarín muy apropiado para una imagen del Nazareno. Las hornacinas de los lados son adecuadas, también, para las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, que según el inventario de la Desamortización de 1837, estaban en el retablo del Nazareno.

Parece que en 1771, la hermandad no hizo su estación de penitencia y sí decidió hacerla en 1772, porque le era muy necesario realizarla, pues se habían "enfriado", por faltar su procesión, las devociones y las limosnas de la Caserías y Malacena (Maracena) y los hermanos se habían "relaxado". más de lo común.  Así que, en el cabildo de 30 de marzo de dicho año se acordó salir con la discrepancia, no obstante, de tres de los mayordomos, haciendose, en consecuencia, la pública de la procesión el Miércoles de Ceniza. El mayordomo Francisco de Aguirre, que había quedado sólo, pidió se nombrase otro mayordomo con él para sacar la procesión de 1772, eligiendose al recurrente y vitalicio Manuel Rojo, que aceptó.



El libro de actas de la hermandad consultado finaliza en 1773, pero la hermandad continuó hasta finales del siglo y pricipios del XIX, pues en el año 1791 la encontramos realizando su estación barroca del Miércoles Santo, esta vez, además, con las imágenes del Crucificado y de la Humildad[1].Tal vez las hermandades de estas últimas, la de la Humildad y la del Cristo de la Buena Muerte, habían decaído en esa fecha.
La Hermandad del Nazareno de la Merced, probablemente ,

desaparecería con la invasión napoleónica y la ocupación

del convento para servicios militares y, más tarde, con la

exclaustración de los frailes. El Nazareno quedó en la

iglesia, pues, según el inventario de 31 de

agosto de 1837 realizado con motivo de la Desamortización,
en la capilla segunda del colateral derecho de la iglesia

mercedaria:
“… hay un altar de material con la efigie de Jesús Nazareno
con la cruz a cuestas. Una lámpara de metal y dos efigies de
San Joaquín y Santa Ana de talla”. También en la sacristía constata la existencia de“…un arcón de pino largo con cerradura y llave, dentro la túnica de Jesús Nazareno y varias ropas de sacristía"[3].
La imagen de Jesús Nazareno, no sabemos su actual paradero. En otros trabajos he apuntado la posibilidad, sin ningún fundamente de consideración, que pudiera ser la del Nazareno del Beaterio del Santísimo, por la próximidad de este convento y la costumbre de llevar algunas imágenes a cercanos conventos femeninos.
Por lo que hemos expuesto, otra gran hermandad que se perdió para la Semana Santa granadina, algunas de cuyas imágenes yacen en San Ildefonso, sin que, a pesar de su historia penitencial, hayan sido rescatadas para alguna de nuestras cofradías modernas. 




[1] La mayor parte de los datos de este trabajo han sido sacados de los Libros de Cabildos y entrega de bienes de los mayordomos, obrantes en el  ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA. 
[2] LÓPEZ-GUADALUPE, Miguel Luis, Historia de la Semana Santa de Granada. Arte y Devoción. Granada 2002.
[3] INVENTARIOS DE LA EXCLAUSTRACIÓN B.O.P de Granada, númro de 9 de septiembre de 1837.
[4] Informe de la Universidad de Beneficiados de 1769. A.H.A.G, legajo 96 F.