LA HERMANDAD DEL SANTO CRISTO DE LA SALUD DE LA IGLESIA DEL SAGRARIO
Antonio Padial Bailón
La imagen a la que daba veneración esta hermandad puede tratarse de uno de los Crucificados más antiguos de la ciudad de Granada; ya recibía culto cuando la iglesia del Sagrario de la Catedral era la antigua mezquita mayor de Granada, que fue sacralizada una vez conquistada la ciudad por los Reyes Católicos. Concretamente, el Cardenal Cisneros la convirtió en parroquial en 1499 con el título de Santa María de la O. Tiempo después, cuando el edificio de la antigua mezquita se demolió por amenazar ruina a principios del siglo XVIII (1704), sobre el solar de parte de dicha mezquita se levantó, según la traza de Francisco Hurtado Izquierdo, la actual iglesia del Sagrario, dirigiendo las obras José de Bada. La iglesia estuvo terminada en 1759.
En aquella antigua mezquita, convertida en Catedral mientras se realizaba la nueva, se construyeron altares para alojar a distintas imágenes, como esta de Santo Cristo de la Salud, que fue realizado por algún discípulo de Diego de Siloé, tal vez Diego de Aranda, y que probablemente estaría ya en la iglesia hacia 1565- 1570. Y es que, a partir de 1560 se abre la nueva Catedral y a ella se llevan imágenes de la antigua. Posiblemente, por ello, en la iglesia-mezquita, ya convertida en Sagrario de la Catedral, hubo que completar de imágenes los altares que se habían quedado sin ellas.
Existe la tradición de que San Juan de Dios, orando ante esta imagen del Cristo de la Salud, mediante una visión mística le inspiró la fundación de la Orden Hospitalaria. Dice esa tradición, que la imagen de la Virgen Dolorosa y de San Juan Evangelista, que forman este "Calvario", bajaron de sus pedestales para coronar de espinas al Santo Juan de Dios. Esta tradición o leyenda se ve recordada por la inscripción en una lápida de mármol existente en la capilla del Cristo.
Sin embargo, por cronología, quizá esta tradición sobre San Juan de Dios no concuerde con la época en que trabajó Diego de Aranda, a quién la crítica atribuye las imágenes de este "Calvario", pues San Juan de Dios murió en 1550 y Diego de Aranda realiza su actividad artística en la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII. Por ello, o no pudo ser el Crucificado de Aranda, salvo que sea este Calvario una escultura de época muy temprana de Aranda, ante el que imploró San Juan de Dios y tuvo su visión mística, a pesar de la tradición o leyenda, o dicho Crucificado pudiera no ser de Aranda, sino anterior, o tal visión la pudo experimentar ante el Cristo de las Penas, que también constituye un Calvario con la Virgen y San Juan, y que primitivamente pudo estar en la antigua y provisional catedral-mezquita, que dejó de prestar esta función en 1561.
El Cristo de la Salud del Sagrario fue servido por una hermandad pasionista a partir de 1663, año en el que dicha corporación se fundó por un grupo de devotos que se reunieron en torno a los promotores de la fundación que fueron: Alberto de la Fuente, Luis de Rosales, Joseph Pintor, Francisco de Cobo de Valseca y Vicente Valle.
Las reglas o constituciones fueron aprobadas por el Provisor y Vicario General de la diócesis, don Jerónimo Prado Verateguí, en tiempos del Arzobispo don José de Argáiz, previa audiencia del informe del Fiscal General del Arzobispado, don Antonio de Torres, el día 5 de julio de 1663, comunicándosele a la hermandad el día 13 de dicho mes y año (1).
Estos fundadores reconocen en las reglas que el Crucificado ya tenía desde tiempo anterior la advocación de Cristo de la Salud con capilla en la iglesia-mezquita y se declaran continuadores de la devoción al Cristo que introdujo la beata Ana de Jesús.
No sabemos si se referían los fundadores al citar a esta beata que inició la devoción al Crucificado de la Salud a la monja carmelita descalza, llamada Ana de Jesús, que fundó en Granada el convento de San José de carmelitas descalzas y fue su primera priora, cuya fundación se había realizado en 1582. Debe de ser otra, sin embargo, la tal beata iniciadora de la devoción a este Crucificado de la Salud, pues en el preámbulo de las reglas de su hermandad se relata que la beata " (...) para que aya persona en que entren los bienes que la dicha Ana de Jesús había adquirido para adorno de la Santa Imagen y capilla (...)" nombra albacea y depositario de dichos "adornos" a Alberto de la Fuente (persona que estaba al frente de la fundación de la hermandad en 1663). Ello supone que la devoción al Cristo de la Salud se inició ya entrado en siglo XVII, porque la beata carmelita que murió en Bruselas en 1621, hacía muchas décadas que dejó de ser priora del convento granadino para marchar a realizar nuevas fundaciones de conventos en 1586.
Las reglas de la hermandad ordenan como primera obligación de la misma realizar una misa cantada con diáconos y música todos los viernes del año en memoria de la Pasión y Muerte de Cristo Redentor, misas que se oficiarían por el arcipreste y curas de la iglesia del Sagrario de la Catedral, sede de la hermandad. Para sufragar la cera, emolumentos a los ministros oficiantes y demás costes de dichas misas la hermandad podría pedir limosnas en la iglesia y en su parroquia el jueves anterior.
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La fiesta principal de la hermandad se establecía el segundo domingo del mes de septiembre, para conmemorar la Exaltación de la Santa Cruz, celebrando ese día misa solemne con diáconos y música. Tal día de la fiesta se reunía la hermandad en cabildo general para nombrar los cargos directivos anuales y entregar los salientes los bienes de la capilla e imagen y las limosnas recogidas. También se establecía que los gastos cuya cuantía excediese a las limosnas deberían de ser sufragados por los mayordomos con su peculio, para que tuviesen el cuidado de no realizar gastos superfluos, ni ostentosos. Asimismo, se prescribía la obligación de realizar inventarios de los bienes de la hermandad, que el mayordomo saliente entregaba al entrante, junto con los libros, que habían de estar con los asientos en orden para presentarlos en cualquier momento que el visitador eclesiástico los demandara.
El Cristo clavado sobre una cruz de taracea granadina, tiene en la parte inferior de la misma una zona exenta de tal taracea que es indicio de haber sido zona que se insertaba en unas andas para sujetar la imagen, lo que nos induce a creer que seguramente su hermandad la procesionaba en tiempos pasados.
Una hermandad más de las muchas que tuvo la ciudad de Granada para dar culto a unas imágenes de las más antiguas que tiene la ciudad.
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1. Archivo Histórico Diocesano de Granada, legajo 1 f (a), pieza 17.
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