Antonio Padial Bailón
La fundación de la Orden de Siervos de María Dolorosa se instituye en el siglo XIII en Florencia por los llamados "Siete Santos", como orden regular de frailes.
La devoción a Madre Dolorosa al pie de la Cruz se va a extender en los siglos siguientes por Europa y dará lugar a la creación de las Órdenes Terceras de Siervos de Ntra. Sra. de los Dolores en las que participarán elementos seglares.
En España, será la Reina Gobernadora Mariana de Austria, esposa de Felipe IV la que solicitará del Papa Clemente IX su apostólica concesión para difundir en sus reinos la devoción a Ntra. Sra. de los Dolores, mediante la erección de Órdenes Terceras de seglares. Ello ocurriría hacia 1668.
Fundación en Granada
Granada parece que fue de las primeras ciudades (tal vez la primera) en contar con dicha Orden Tercera. Según en Padre de la Chica Benavides, fue el arzobispo de Granada, D. Diego Escolano y Ledesma, muy devoto de los Dolores de María, el que, en 1668, obtuvo licencia del prior provincial de la Orden de Siervos de María de la Corona de Aragón para establecer en su diócesis la Hermandad de la Orden Tercera de Ntra. Sra. de los Dolores.
Los servitas granadinos, según el profesor Miguel Luis López-Guadalupe, estaban regidos por unas constituciones especialmente rígidas, similares a la de la Orden de la que eran rama seglar, que determinaban una vida muy rica espiritualmente. En nuestra ciudad ingresaron en esta Orden Tercera muchos sacerdotes y personas de señalado prestigio social.
Los servitas granadinos, según el profesor Miguel Luis López-Guadalupe, estaban regidos por unas constituciones especialmente rígidas, similares a la de la Orden de la que eran rama seglar, que determinaban una vida muy rica espiritualmente. En nuestra ciudad ingresaron en esta Orden Tercera muchos sacerdotes y personas de señalado prestigio social.
Inmediatamente, el arzobispo Escolano la fundó en la capital por su decreto de 30 de noviembre de 1668 y poco después, el 8 de febrero de 1669 aprobó sus Reglas e impuso el escapulario de la hermandad a gran número de beneficiados de las parroquias, canónigos, capellanes reales y otras dignidades eclesiásticas e, incluso, llegó a publicar en 1671 un librito con la historia de la Orden llamado "Exordio de la Orden de los Siervos de María" con las reglas de la Venerable orden Tercera de Granada, indulgencias y gracias apostólicas concedidas por el Papa (1). Pronto, se fundaron las hermandades de Motril, Loja y Alhama.
La Venerable Hermandad de la Orden Tercera de los Dolores se estableció, al fundarse, en la iglesia parroquial de Santiago (Servicio Doméstico) en la Capilla de Ntra. Sra. de las Tres Necesidades o Necesidades, como primera sede (lo más probable, dando culto a esta imagen que había quedado en Santiago, cuando la Hermandad del Santo Entierro pasó a la iglesia de San Gil en 1640. Véase la historia de esta hermandad en este blog).
Al poco tiempo, el arzobispo Escolano, viendo que decaía la devoción en la iglesia de Santiago, trasladó la hermandad por decreto de 5 de noviembre de 1671 a la iglesia de San Felipe Neri (hoy Perpetuo Socorro), de los Padres del Oratorio a Ntra. Sra. de los Dolores como titular de dicho Oratorio de filipenses. Ese mismo año se habían establecido en Granada dichos Padres de San Felipe Neri por impulso del mismo arzobispo, según Hurtado de Mendoza, por lo que aun no tenían construida la iglesia, que se empezó en 1688. Mientras los frailes habían adquirido unas casas en el lugar donde cedieron a los Servitas una sala para capilla. Dice el cronista de la Orden Francisco Hurtado de Mendoza que "...en la sala baxa, que avía de ser la yglesia" (2) .
La iglesia que hoy conocemos no se abrió al culto hasta 1717, terminándose la capilla mayor en 1725, según Gómez Moreno.
La imagen de Ntra. Sra. de los Dolores servita, hoy Nuestra Señora de la Soledad del Calvario
Tres años después de fundarse la Hermandad, en 1671, ésta ya contaba con una imagen a la que dar culto, habiéndonos legado con ella una de las tallas cumbre de arte barroco de la Escuela Granadina y nacional. En su crónica Hurtado de Mendoza nos relata las vicisitudes del encargo y llegada de la imagen a San Felipe Neri. Veamos la descripción:
"...y buscó a una caballero amigo, a quién encargó hablasse a un escultor que tenía conocido por ser uno de los mejores que en aquel tiempo huvo en Andalucía, para que hiciesse una Ymagen de Nuestra Señora...que estando hablando de esta materia con el amigo que hemos dicho, en sitio extraño y no acostumbrado a frecuentarle el tal escultor, pasó por él y viéndole le llamaron y propusieron el intento del Padre D. Dionisio... se ofreció a ello y tomaron día señalado para empeçarla, que fue de allí a ocho días por serlo el de la Purificación de Nuestra Señora...que fue de 1671...".
Luego parece que el encuentro con el escultor, que no era otro que en insigne José de Mora, se produjo el día 25 de enero de aquel año. Llegado el día de la Candelaria, varios hermanos acudieron al taller del escultor para presenciar el primer golpe de gubia en la madera. José de Mora, escultor de gran ascetismo y religiosidad, pidió a los presentes, que antes de comenzar su tarea, se encomendaran a Dios con una serie de plegarias, iniciando, a continuación, con el escoplo los primeros golpes del labrado de la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores o Soledad del Calvario, como desde 1928 la conocemos.
En los seis meses que duró la ejecución, sigue contando el cronista, rezos de frailes y devotos se sucedieron rogando que Dios guiase la mano del artista. También se hicieron frecuentes visitas al taller por parte del Padre Dionisio y otros frailes y les pareció "... que siendo hechura de compasión y ternura, era de Soledad y Angustias de cuios sagrados cognomentos había otras en Granada" y determinó el padre Dionisio que su advocación había de ser la de Ntra. Sra. de los Dolores. Quizá el fraile estaba pensando, tal vez de acuerdo con el arzobispo Escolano, en que la imagen tuviera dicha advocación para que sirviera de titular a la Orden Tercera de los Dolores, que aquel año (noviembre de 1671) se había de trasladar a San Felipe Neri.
D. Antonio Gallego y Burín en la obra citada sobre José de Mora nos da la reseña del manuscrito con el título "Noticias del templo de María Stma. de los Dolores y Congregación de San Felipe Neri de Granada" en el que se refiere claramente al autor de la imagen: "...y quiso el P. Dionisio militasse esta casa vaxo la advocación de María Ssma. Mando hacer la imagen al escultor del rei, Joseph de Mora, con las advertencia, que no la quería de alegría, sino de penas"(3).
La autoría de la imagen durante mucho tiempo se mantuvo equivocada, pues tanto el Conde Maule como Cean Bermúdez la atribuyeron a Torcuato Ruiz del Peral, tal vez porque éste hizo una réplica bellísima de Dolorosa arrodillada para la iglesia de San Juan de los Reyes. Después, también se atribuyó a Bernardo de Mora, pero fue D. Manuel Gómez Moreno, quien en su "Guía de Granada" de 1892 la atribuye certeramente a José de Mora, pues parece que él descubrió el manuscrito que hemos comentado, siendo, por tanto, el que nos proporciona la autoría de la incomparable imagen (4).
Iglesia de San Felipe Neri (Perpetuo Socorro) Sede histórica de la Hermandad Servita |
La autoría de la imagen durante mucho tiempo se mantuvo equivocada, pues tanto el Conde Maule como Cean Bermúdez la atribuyeron a Torcuato Ruiz del Peral, tal vez porque éste hizo una réplica bellísima de Dolorosa arrodillada para la iglesia de San Juan de los Reyes. Después, también se atribuyó a Bernardo de Mora, pero fue D. Manuel Gómez Moreno, quien en su "Guía de Granada" de 1892 la atribuye certeramente a José de Mora, pues parece que él descubrió el manuscrito que hemos comentado, siendo, por tanto, el que nos proporciona la autoría de la incomparable imagen (4).
Ya durante el proceso de ejecución de la imagen, éste se rodea de cierto elemento sobrenatural. Un individuo llamado Zacarías, que parece que era mudo, por intercesión de la Virgen recobra la voz, lo que se consideró hecho milagroso.
Terminada la imagen el día 1 de agosto de 1671 se produce otro hecho calificado de milagroso. En la media noche de ese día, para imprimir mas recogimiento al acto, se acuerda trasladar "en secreto" la imagen desde la casa del escultor a la sede de la Congregación de San Felipe Neri.
José de Mora tenía su taller en el Albaicín (quizá ya en la Casa de los Mascarones) "...que era en el Albaycín, barrio distante de la casa...y pasando por una calle en que vibia una señora llamada Dª Gertrudis de Eslaba, tan cercana a la muerte, que desahuciada por los médicos la velaban aquella noche...al pasar por su puerta la silenciosa processión, viendo desde una ventana una criada la ymagen ...dixo a su señora que passava por la calle una imagen de la Birgen SSma. que se encomendase a ella...hízolo y sanó luego, de cuio sucesso hizo un liençó, que fue el primero prodigio, que a continuado, como lo testifican los despoxos, votos y ofrendas." , que después llenarían las paredes de la iglesia, exvotos que colocarían los fieles agradecidos por los favores de la Virgen.
Une vez en su sede el arzobispo Escolano fue a visitar la imagen de cuya perfección quedó admirado, procediendo unos días después, el 22 de octubre de 1671, a celebrar una misa de pontifical para su bendición.
En principio, la imagen fue realizada por José de Mora con las manos juntas y levantadas, en actitud orante, lo que obstaculizaba la contemplación, desde abajo, del rostro sublime de la Virgen. Esta dificultad determinó que en 1707 se le variara dicha actitud, para ponerle los brazos cruzados sobre el pecho, tal como hoy la conocemos. Dada la fecha de la reforma y la calidad de las manos, probablemente, sería el mismo José de Mora quien realizara dicha modificación.
Podemos hacernos una idea de la primera disposición de las manos por una cartela que representa a la imagen en la portada lateral de San Felipe Neri (Perpetuo Socorro) en la que aparece con ellas juntas. José de Mora se va a inspirar para hacer esta imagen en el famoso cuadro de la Dolorosa de Alonso Cano que se conserva en la Catedral.
Terminada la iglesia de San Felipe Neri y su capilla mayor en 1725, allí fue trasladada la imagen desde la capilla en el interior del convento, donde había estado mas de cincuenta años, hasta que se finalizó el nuevo templo. El día 9 de junio de ese año el arzobispo D. Francisco Perea y Porras procedió a la bendición de la iglesia y de su Capilla Mayor, dedicada a la Virgen de los Dolores, en la que permaneció en su espacioso camarín presidiendo el altar mayor del templo, acompañada del fervor de su hermandad y devotos.
Gran esplendor tuvieron los cultos durante el siglo XVIII, añadiéndose en ese siglo a su iconografía, probablemente antes de mediado el mismo, una ráfaga de plata que rodeaba la imagen y un gran rosario que pendía de sus brazos. Asimismo, a sus pies, presentaba dos ángeles querubines, uno con una cartela alusiva a los Siervos de María y otro parece que con las Reglas de la Orden Tercera. En otros grabados posteriores de finales del siglo en la ráfaga lleva otros cuatro ángeles alados más.
Solamente abandonó su sede en 1809, con motivo de la invasión napoleónica, cuyas tropas dedicaron la iglesia a cuadra y depósito de municiones. Hubo de trasladarse la hermandad con su imagen al cercano templo parroquial de los Santos Justo y Pastor, es decir, a la iglesia de San Pablo de los jesuitas, donde se había trasladado en 1799 la parroquial antigua, que estaba frente a esta iglesia, en el solar que hoy ocupa la placeta de la Encarnación.
Siglo XIX. La Virgen abandona San Felipe Neri
Finalizada la Guerra de la Independencia, la imagen y su hermandad servita volvieron a San Felipe Neri en 1813, donde a partir de entonces irá paulatinamente decayendo. A esta decadencia se unió la desaparición en Granada de la Congregación de PP del Oratorio de San Felipe Neri en 1834, cuyo último fraile José Blanco donó la imagen de la Virgen al notario de la diócesis D. Francisco de Paula Martín Montijano y a su hija Concepción Martín Rodríguez, según al acta de entrega que se conserva en el archivo de la iglesia de Santa Ana(5).
En el domicilio de esta familia estuvo la Virgen, al menos, desde 1834 a 1842, fecha en la que aparece ya, en último momento y por nota marginal, en el inventario de la iglesia de Santa Ana, probablemente, depositada por Dª Concepción (5 ). En este templo se colocó, primeramente, en altar derecho del presbiterio, junto a la baranda del mismo, en el lugar que ocupaba la imagen de Ntra. Sra. de la Piedad del Socorro, que pasó a la Capilla del Cristo de la Expiración.
En Santa Ana la imagen siguió recibiendo cultos, probablemente por devotos y personas que aun quedaran de su hermandad, pues en 1847, la prensa de la época anuncia la celebración por la festividad de los Dolores de la Virgen, en septiembre, de un jubileo y su tradicional Septenario, que comenzaba a las cuatro y media de la tarde con salve, sermón, rosario y letanías, que va a continuar durante la década siguiente de los años cincuenta del siglo XIX.
El duro golpe que había sufrido durante la primera mitad del siglo XIX la Hermandad de la Orden Tercera de Ntra. Sra. de los Dolores, con la ocupación francesa, la desaparición de los Padres del Oratorio de San Felipe Neri, la Desamortización de 1835 y el quedarse sin imagen, pues ésta era propiedad de los frailes, la tendrían al borde de la desaparición. Sin embargo, existen indicios de que los servitas no estaban extinguidos, a pesar de no contar con su imagen. El diario "La Constancia" en su número de 10 de marzo de 1853 anuncia la celebración de ejercicios espirituales por los Siervos de María Santísima en su capilla de la iglesia-colegiata de los Santos Justo y Pastor ¿Habría quedado la hermandad, en esta iglesia, cuando la imagen regresó a San Felipe Neri después de la ocupación francesa? ¿Quizás por desavenencias con los Padres del Oratorio, propietarios de la Virgen? ¿Daría la hermandad culto a una de las dos imágenes Dolorosas de la iglesia de Santos Justo y Pastor? (6)
Es más, en 1875, aun subsisten los Servitas, pues en el Boletín Oficial del arzobispado de 17 de julio de ese año, viene una nota de la visita del arzobispo al Hospicio con motivo del Jubileo del Año Santo en la que se dice "... que asistieron las Hijas de la Caridad y la Hermandad de los Servitas que se habían asociado a estos pobres humildes". En esa fecha, tal vez, estaban aun en la iglesia de Santos Justo y Pastor y, seguramente, bastantes años más tarde dedicados a la caridad, como era norma de su instituto (7).
Por su parte, los cultos a la Virgen servita en Santa Ana se vinieron desarrollando con esplendor durante la segunda mitad del siglo XIX, organizados por sus devotos y, también, seguramente, por algunos miembros de su Orden Tercero con su tradicional septenario de septiembre y su función religiosa, incluso con una feria popular en la Plaza Nueva, frente a la iglesia, en la que se vendían frutas y juguetes el sábado y domingo previos al comienzo del septenario. De ello se hace eco la prensa.
Hasta 1878 la imagen estuvo depositada en Santa Ana por la familia Montijano, pero ese año, el día 28 de abril, se firma el acta de entrega a la parroquial de las distintas pertenencias de la Pontificia y Real Hermandad del Santísimo, llamada popularmente de "La Silla", que estaban en poder de los herederos de la familia Montijano, por haber sido hermano mayor un antepasado. Con los bienes de la Sacramental de la Silla, pasa la Virgen de los Dolores servita a propiedad de la parroquia. Con la Virgen entregan la media luna de plata, con el emblema de María y estrellas doradas y un frontal de canutillo, aceptando las descendientes de la citada familia, Dª Concepción y su hermana Dª Aurora el cargo de camareras de la imagen. El documento de entrega figura en el archivo parroquial y fue dado a conocer por los Sres. Joaquín y Antonio Villena Delgado en su libro sobre la iglesia de Santa Ana.
Los cultos a la Virgen de los Dolores en Santa Ana siguen ampliándose a finales del siglo XIX y a su función asistían los mejores oradores sagrados de la ciudad, como el Padre Sevillano, D. Manuel Arcoya, el Padre Jiménez Campaña o D. Antonio Sánchez Arce, dignidades muchos de ellos de la Santa Iglesia Metropolitana. A su vez los devotos presentaban cierta organización, pues se conocen algunos de sus mayordomos anuales, como los del año 1887 que eran D. Enrique Gámiz Colón y D. Emilio Villanova y los de 1889, Dª Matilde Pineda y D. Marcelo Uceda.
También, se tiene noticia de que al final de la setena se procesionaba la imagen de la Virgen de Mora, al menos, en los años 1888 y 1889, seguramente otros muchos más. Este último año, el párroco de San Gil y Santa Ana crea una Asociación de Señoras Servitas de Ntra. Sra. de los Dolores de que se hace eco la prensa, que serán, desde entonces, las encargadas de los cultos a la imagen. En esos años finiseculares se alternarán setenario y novena a la Virgen y costeará dicha Asociación, seguramente, la iluminación eléctrica de la iglesia, que se inauguró el día de la función de 1897, provocando tal novedad la admiración de los fieles asistentes.
En la Semana Santa de 1894, será la primera vez, de la que tenga noticia, que la Virgen servita participará el Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro. La prensa se la atribuía entonces a Alonso Cano. Otra vez participó en la del año 1897 con nazarenos de hábito negro, haciéndose eco "El Defensor de Granada" de que los mayordomos volvieron la imagen hacía sus oficinas. Parece que también lo hizo en 1899 por su Hermandad Sacramental. Otra salida de la imagen en el Viernes Santo, que tengo localizada en 1901, según el diario "La Publicidad" de 31 de marzo.
Esta Asociación de Señoras Servitas también recupera los cultos de la perdida Hermandad Sacramental de la "Silla" (así llamada por portarse el Viático en una antigua silla de mano) e, incluso, aparece en la prensa, como hemos referido, con la denominación de Hermandad Sacramental de Ntra. Sra. de los Dolores, que costeaba los Oficios del Jueves y Viernes Santo, cantándose los Dolores de María antes de la salida de la procesión del Santo Entierro, ubicado entonces (y hoy) en Santa Ana.
Unos años después, en 1908, aquella Asociación Servita, de la que formaban parte señoras de la alta sociedad granadina (Valenzuela, Moreno Agrela, López Font..etc.) aparece, aunque sin la Virgen, en la Iglesia de Santa María Egipciaca (de las Arrecogidas), donde celebraban el setenario en el que se ganaban 100 días de indulgencias.
Seguramente, se trataría de una escisión que buscó sede en Santa María Egipciaca, pues en Santa Ana permaneció la Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores, llamada sacramental, hasta el año 1927, celebrando también el setenario y función antes de Semana Santa y participará en la procesión del Santo Entierro en 1909, aunque parece que esta vez sin la imagen.
Otra vez veremos participar a la Virgen en las Semanas Santas de 1918, 1919 y 1920 y lo hará a los pies del Cristo de la Misericordia (Silencio), entonces llamado de la Salvación, efectuándose una conjunción, seguramente meditada, de estas dos obras cumbres de José de Mora. Estas salidas procesionales, serían el preludio de la incorporación definitiva de la imagen a nuestra Semana Santa unos años después, como a continuación expondremos.
Y ocurrió que en 1924 se reorganiza en Santa Ana la Hermandad del Santo Entierro que estaba decaída, con su tradicional imagen titular, el Señor del Sepulcro o de la Urna, pero sin la imagen de María Santísima de las Tres Necesidades (hoy Ntra. Sra. de la Esperanza).
Conjeturamos que los reorganizadores del Santo Entierro o Santo Sepulcro tenían en mente tomar como titular la portentosa imagen de la Virgen Servita de los Dolores, de mayor valor artístico.
El proyecto parecía que lo venían meditando desde hacía varios años. Tal vez dificultades con el párroco o con la llamada Hermandad Sacramental de Ntra. Sra. de los Dolores, que le venía dando culto, determinaron que dicho proyecto no tuviera éxito hasta 1927. Seguramente el debilitamiento de la citada sacramental o la incorporación de sus miembros a la reorganizada del Santo Entierro, hizo que en ese año la Virgen Servita se incorporara como imagen titular mariana a la Hermandad del Santo Entierro o Sepulcro. Ésta optó por cambiándole el título de Ntra. Sra. de los Dolores por el de Ntra. Sra. de la Soledad del Calvario, con el que hoy conocemos a esta singular imagen de los Dolores Servita de José de Mora.
Va a ser el Viernes Santo de 1928 cuando la ancestral Virgen Servita (Soledad del Calvario) saldrá en la estación de penitencia de la Hermandad del Santo Entierro. Imagen tan genial, que sólo unos trazos elementales de la gubia del maestro provocan que la luz complete el resto de la figura de forma portentosa, asombrándonos cada Viernes Santo, cuando aparece en el claroscuro de la noche granadina.
No pudo ser elegida con más acierto, esta devota imagen de Nuestra Señora, para que como muestra del arte escultórico granadino, presidiera a primeros de noviembre de 1982 el altar que se construyó en la entonces explanada de Almajáyar para recibir la visita a Granada del Papa Juan Pablo I.
Los servitas, de una forma u otra, siguieron presentes en Granada, hasta la incorporación de su imagen, de sereno, noble e idealizado dolor, a la Hermandad del Santo Entierro. Desde 1927 no aparece en Granada ninguna corporación servita. Pérdida irreparable para aquella ciudad que tuvo el honor de ser la hermandad servita mas antigua de Andalucía y tal vez de España. Como tantas otras de nuestras corporaciones cofrades históricas no se ha vuelto a recuperar, como lo han hecho otras ciudades, tales como Málaga, Sevilla, Cádiz, Córdoba, Lucena o Carmona. Tampoco, en ningún pueblos de la provincia donde las hubo, como Motril, Loja o Alhama.
Terminada la Guerra Civil, Granada acudirá con esta imagen de José de Mora y al Cristo de la Misericordia (El Silencio) para sacarlos en procesión de acción de gracias hasta la parroquial de los Santos Justo y Pastor. Iría la Virgen al pie del Cristo del Silencio, como ya ocurrió en los años que hemos referido de la segunda década del siglo XX.
En este punto finalizamos la historia que conocemos de la Hermandad de la Venerable Orden Tercera de Ntra. Sra. de los Dolores (Servitas), pero no se termina la historia de su excepcional imagen. Ésta, incorporada a nuestra Semana Santa de Granada en 1927 a través de su actual Hermandad del Santo Sepulcro (Entierro de Jesucristo) y Ntra. Sra. de la Soledad del Calvario, sigue acumulando historia hasta nuestros días y la seguirá acumulando en tiempos futuros.
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Une vez en su sede el arzobispo Escolano fue a visitar la imagen de cuya perfección quedó admirado, procediendo unos días después, el 22 de octubre de 1671, a celebrar una misa de pontifical para su bendición.
En principio, la imagen fue realizada por José de Mora con las manos juntas y levantadas, en actitud orante, lo que obstaculizaba la contemplación, desde abajo, del rostro sublime de la Virgen. Esta dificultad determinó que en 1707 se le variara dicha actitud, para ponerle los brazos cruzados sobre el pecho, tal como hoy la conocemos. Dada la fecha de la reforma y la calidad de las manos, probablemente, sería el mismo José de Mora quien realizara dicha modificación.
Podemos hacernos una idea de la primera disposición de las manos por una cartela que representa a la imagen en la portada lateral de San Felipe Neri (Perpetuo Socorro) en la que aparece con ellas juntas. José de Mora se va a inspirar para hacer esta imagen en el famoso cuadro de la Dolorosa de Alonso Cano que se conserva en la Catedral.
Terminada la iglesia de San Felipe Neri y su capilla mayor en 1725, allí fue trasladada la imagen desde la capilla en el interior del convento, donde había estado mas de cincuenta años, hasta que se finalizó el nuevo templo. El día 9 de junio de ese año el arzobispo D. Francisco Perea y Porras procedió a la bendición de la iglesia y de su Capilla Mayor, dedicada a la Virgen de los Dolores, en la que permaneció en su espacioso camarín presidiendo el altar mayor del templo, acompañada del fervor de su hermandad y devotos.
Gran esplendor tuvieron los cultos durante el siglo XVIII, añadiéndose en ese siglo a su iconografía, probablemente antes de mediado el mismo, una ráfaga de plata que rodeaba la imagen y un gran rosario que pendía de sus brazos. Asimismo, a sus pies, presentaba dos ángeles querubines, uno con una cartela alusiva a los Siervos de María y otro parece que con las Reglas de la Orden Tercera. En otros grabados posteriores de finales del siglo en la ráfaga lleva otros cuatro ángeles alados más.
Grabado de 1748. Museo Casa de los Tiros |
Solamente abandonó su sede en 1809, con motivo de la invasión napoleónica, cuyas tropas dedicaron la iglesia a cuadra y depósito de municiones. Hubo de trasladarse la hermandad con su imagen al cercano templo parroquial de los Santos Justo y Pastor, es decir, a la iglesia de San Pablo de los jesuitas, donde se había trasladado en 1799 la parroquial antigua, que estaba frente a esta iglesia, en el solar que hoy ocupa la placeta de la Encarnación.
Siglo XIX. La Virgen abandona San Felipe Neri
Finalizada la Guerra de la Independencia, la imagen y su hermandad servita volvieron a San Felipe Neri en 1813, donde a partir de entonces irá paulatinamente decayendo. A esta decadencia se unió la desaparición en Granada de la Congregación de PP del Oratorio de San Felipe Neri en 1834, cuyo último fraile José Blanco donó la imagen de la Virgen al notario de la diócesis D. Francisco de Paula Martín Montijano y a su hija Concepción Martín Rodríguez, según al acta de entrega que se conserva en el archivo de la iglesia de Santa Ana(5).
En el domicilio de esta familia estuvo la Virgen, al menos, desde 1834 a 1842, fecha en la que aparece ya, en último momento y por nota marginal, en el inventario de la iglesia de Santa Ana, probablemente, depositada por Dª Concepción (5 ). En este templo se colocó, primeramente, en altar derecho del presbiterio, junto a la baranda del mismo, en el lugar que ocupaba la imagen de Ntra. Sra. de la Piedad del Socorro, que pasó a la Capilla del Cristo de la Expiración.
En Santa Ana la imagen siguió recibiendo cultos, probablemente por devotos y personas que aun quedaran de su hermandad, pues en 1847, la prensa de la época anuncia la celebración por la festividad de los Dolores de la Virgen, en septiembre, de un jubileo y su tradicional Septenario, que comenzaba a las cuatro y media de la tarde con salve, sermón, rosario y letanías, que va a continuar durante la década siguiente de los años cincuenta del siglo XIX.
Iglesia de Santa Ana. |
El duro golpe que había sufrido durante la primera mitad del siglo XIX la Hermandad de la Orden Tercera de Ntra. Sra. de los Dolores, con la ocupación francesa, la desaparición de los Padres del Oratorio de San Felipe Neri, la Desamortización de 1835 y el quedarse sin imagen, pues ésta era propiedad de los frailes, la tendrían al borde de la desaparición. Sin embargo, existen indicios de que los servitas no estaban extinguidos, a pesar de no contar con su imagen. El diario "La Constancia" en su número de 10 de marzo de 1853 anuncia la celebración de ejercicios espirituales por los Siervos de María Santísima en su capilla de la iglesia-colegiata de los Santos Justo y Pastor ¿Habría quedado la hermandad, en esta iglesia, cuando la imagen regresó a San Felipe Neri después de la ocupación francesa? ¿Quizás por desavenencias con los Padres del Oratorio, propietarios de la Virgen? ¿Daría la hermandad culto a una de las dos imágenes Dolorosas de la iglesia de Santos Justo y Pastor? (6)
Es más, en 1875, aun subsisten los Servitas, pues en el Boletín Oficial del arzobispado de 17 de julio de ese año, viene una nota de la visita del arzobispo al Hospicio con motivo del Jubileo del Año Santo en la que se dice "... que asistieron las Hijas de la Caridad y la Hermandad de los Servitas que se habían asociado a estos pobres humildes". En esa fecha, tal vez, estaban aun en la iglesia de Santos Justo y Pastor y, seguramente, bastantes años más tarde dedicados a la caridad, como era norma de su instituto (7).
Por su parte, los cultos a la Virgen servita en Santa Ana se vinieron desarrollando con esplendor durante la segunda mitad del siglo XIX, organizados por sus devotos y, también, seguramente, por algunos miembros de su Orden Tercero con su tradicional septenario de septiembre y su función religiosa, incluso con una feria popular en la Plaza Nueva, frente a la iglesia, en la que se vendían frutas y juguetes el sábado y domingo previos al comienzo del septenario. De ello se hace eco la prensa.
Hasta 1878 la imagen estuvo depositada en Santa Ana por la familia Montijano, pero ese año, el día 28 de abril, se firma el acta de entrega a la parroquial de las distintas pertenencias de la Pontificia y Real Hermandad del Santísimo, llamada popularmente de "La Silla", que estaban en poder de los herederos de la familia Montijano, por haber sido hermano mayor un antepasado. Con los bienes de la Sacramental de la Silla, pasa la Virgen de los Dolores servita a propiedad de la parroquia. Con la Virgen entregan la media luna de plata, con el emblema de María y estrellas doradas y un frontal de canutillo, aceptando las descendientes de la citada familia, Dª Concepción y su hermana Dª Aurora el cargo de camareras de la imagen. El documento de entrega figura en el archivo parroquial y fue dado a conocer por los Sres. Joaquín y Antonio Villena Delgado en su libro sobre la iglesia de Santa Ana.
Ntra. Sra. de los Dolores (Soledad de Calvario) en su capilla de Santa Ana |
Los cultos a la Virgen de los Dolores en Santa Ana siguen ampliándose a finales del siglo XIX y a su función asistían los mejores oradores sagrados de la ciudad, como el Padre Sevillano, D. Manuel Arcoya, el Padre Jiménez Campaña o D. Antonio Sánchez Arce, dignidades muchos de ellos de la Santa Iglesia Metropolitana. A su vez los devotos presentaban cierta organización, pues se conocen algunos de sus mayordomos anuales, como los del año 1887 que eran D. Enrique Gámiz Colón y D. Emilio Villanova y los de 1889, Dª Matilde Pineda y D. Marcelo Uceda.
También, se tiene noticia de que al final de la setena se procesionaba la imagen de la Virgen de Mora, al menos, en los años 1888 y 1889, seguramente otros muchos más. Este último año, el párroco de San Gil y Santa Ana crea una Asociación de Señoras Servitas de Ntra. Sra. de los Dolores de que se hace eco la prensa, que serán, desde entonces, las encargadas de los cultos a la imagen. En esos años finiseculares se alternarán setenario y novena a la Virgen y costeará dicha Asociación, seguramente, la iluminación eléctrica de la iglesia, que se inauguró el día de la función de 1897, provocando tal novedad la admiración de los fieles asistentes.
En la Semana Santa de 1894, será la primera vez, de la que tenga noticia, que la Virgen servita participará el Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro. La prensa se la atribuía entonces a Alonso Cano. Otra vez participó en la del año 1897 con nazarenos de hábito negro, haciéndose eco "El Defensor de Granada" de que los mayordomos volvieron la imagen hacía sus oficinas. Parece que también lo hizo en 1899 por su Hermandad Sacramental. Otra salida de la imagen en el Viernes Santo, que tengo localizada en 1901, según el diario "La Publicidad" de 31 de marzo.
Esta Asociación de Señoras Servitas también recupera los cultos de la perdida Hermandad Sacramental de la "Silla" (así llamada por portarse el Viático en una antigua silla de mano) e, incluso, aparece en la prensa, como hemos referido, con la denominación de Hermandad Sacramental de Ntra. Sra. de los Dolores, que costeaba los Oficios del Jueves y Viernes Santo, cantándose los Dolores de María antes de la salida de la procesión del Santo Entierro, ubicado entonces (y hoy) en Santa Ana.
Unos años después, en 1908, aquella Asociación Servita, de la que formaban parte señoras de la alta sociedad granadina (Valenzuela, Moreno Agrela, López Font..etc.) aparece, aunque sin la Virgen, en la Iglesia de Santa María Egipciaca (de las Arrecogidas), donde celebraban el setenario en el que se ganaban 100 días de indulgencias.
Seguramente, se trataría de una escisión que buscó sede en Santa María Egipciaca, pues en Santa Ana permaneció la Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores, llamada sacramental, hasta el año 1927, celebrando también el setenario y función antes de Semana Santa y participará en la procesión del Santo Entierro en 1909, aunque parece que esta vez sin la imagen.
Otra vez veremos participar a la Virgen en las Semanas Santas de 1918, 1919 y 1920 y lo hará a los pies del Cristo de la Misericordia (Silencio), entonces llamado de la Salvación, efectuándose una conjunción, seguramente meditada, de estas dos obras cumbres de José de Mora. Estas salidas procesionales, serían el preludio de la incorporación definitiva de la imagen a nuestra Semana Santa unos años después, como a continuación expondremos.
Y ocurrió que en 1924 se reorganiza en Santa Ana la Hermandad del Santo Entierro que estaba decaída, con su tradicional imagen titular, el Señor del Sepulcro o de la Urna, pero sin la imagen de María Santísima de las Tres Necesidades (hoy Ntra. Sra. de la Esperanza).
Antes de la Estación del Viernes Santo. Foto de A. Guzmán Úbeda |
Conjeturamos que los reorganizadores del Santo Entierro o Santo Sepulcro tenían en mente tomar como titular la portentosa imagen de la Virgen Servita de los Dolores, de mayor valor artístico.
El proyecto parecía que lo venían meditando desde hacía varios años. Tal vez dificultades con el párroco o con la llamada Hermandad Sacramental de Ntra. Sra. de los Dolores, que le venía dando culto, determinaron que dicho proyecto no tuviera éxito hasta 1927. Seguramente el debilitamiento de la citada sacramental o la incorporación de sus miembros a la reorganizada del Santo Entierro, hizo que en ese año la Virgen Servita se incorporara como imagen titular mariana a la Hermandad del Santo Entierro o Sepulcro. Ésta optó por cambiándole el título de Ntra. Sra. de los Dolores por el de Ntra. Sra. de la Soledad del Calvario, con el que hoy conocemos a esta singular imagen de los Dolores Servita de José de Mora.
Va a ser el Viernes Santo de 1928 cuando la ancestral Virgen Servita (Soledad del Calvario) saldrá en la estación de penitencia de la Hermandad del Santo Entierro. Imagen tan genial, que sólo unos trazos elementales de la gubia del maestro provocan que la luz complete el resto de la figura de forma portentosa, asombrándonos cada Viernes Santo, cuando aparece en el claroscuro de la noche granadina.
No pudo ser elegida con más acierto, esta devota imagen de Nuestra Señora, para que como muestra del arte escultórico granadino, presidiera a primeros de noviembre de 1982 el altar que se construyó en la entonces explanada de Almajáyar para recibir la visita a Granada del Papa Juan Pablo I.
Los servitas, de una forma u otra, siguieron presentes en Granada, hasta la incorporación de su imagen, de sereno, noble e idealizado dolor, a la Hermandad del Santo Entierro. Desde 1927 no aparece en Granada ninguna corporación servita. Pérdida irreparable para aquella ciudad que tuvo el honor de ser la hermandad servita mas antigua de Andalucía y tal vez de España. Como tantas otras de nuestras corporaciones cofrades históricas no se ha vuelto a recuperar, como lo han hecho otras ciudades, tales como Málaga, Sevilla, Cádiz, Córdoba, Lucena o Carmona. Tampoco, en ningún pueblos de la provincia donde las hubo, como Motril, Loja o Alhama.
Terminada la Guerra Civil, Granada acudirá con esta imagen de José de Mora y al Cristo de la Misericordia (El Silencio) para sacarlos en procesión de acción de gracias hasta la parroquial de los Santos Justo y Pastor. Iría la Virgen al pie del Cristo del Silencio, como ya ocurrió en los años que hemos referido de la segunda década del siglo XX.
En este punto finalizamos la historia que conocemos de la Hermandad de la Venerable Orden Tercera de Ntra. Sra. de los Dolores (Servitas), pero no se termina la historia de su excepcional imagen. Ésta, incorporada a nuestra Semana Santa de Granada en 1927 a través de su actual Hermandad del Santo Sepulcro (Entierro de Jesucristo) y Ntra. Sra. de la Soledad del Calvario, sigue acumulando historia hasta nuestros días y la seguirá acumulando en tiempos futuros.
Fotografía de A. Guzmán Úbeda |
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1. DE LA CHICA BENAVIDES, Antonio, Gazetilla Curiosa o Semanero Granadino, papel 24.
2. HURTADO DE MENDOZA, Francisco, Fundación y Chronica de la Sagrada Congregación de San Phelipe Neri de la ciudad de Granada". GALLEGO Y BURÍN, Antonio, "José de Mora", apéndice XV.
3. GALLEGO Y BURÍN, Antonio, "José de Mora".
4. GÓMEZ MORENO. Manuel, Guía de Granada.
5. VILLENA DELGADO. Joaquín y Antonio. Arte y tradición en la iglesia de San Gil y Santa Ana. Inventario de su patrimonio, pags. 104-110. Granada 2000.
6. PRENSA DE LA ÉPOCA, VARIAS PUBLICACIONES.
7. BOLENTÍN OFICIAL DEL ARZOBISPADO DE GRANADA. Año 1875.
3. GALLEGO Y BURÍN, Antonio, "José de Mora".
4. GÓMEZ MORENO. Manuel, Guía de Granada.
5. VILLENA DELGADO. Joaquín y Antonio. Arte y tradición en la iglesia de San Gil y Santa Ana. Inventario de su patrimonio, pags. 104-110. Granada 2000.
6. PRENSA DE LA ÉPOCA, VARIAS PUBLICACIONES.
7. BOLENTÍN OFICIAL DEL ARZOBISPADO DE GRANADA. Año 1875.
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