CRISTO DE LA EXPIRACIÓN, TAMBIÉN LLAMADO DE LA ESPERANZA. (HOY EN SANTA ANA) |
ANTONIO PADIAL BAILÓN
La Hermandad del Santo Cristo de la Expiración y Vía Sacra de la iglesia parroquial de San Gil quizás sea una de las hermandades más antiguas de la ciudad de Granada. Fundada en dicha iglesia, probablemente a finales del siglo XVI o inicios del XVII.
Aunque el cronista de la ciudad, Henríquez de Jorquera, no nos informa de que existiera en esa fecha una hermandad, implícitamente se deduce de sus manifestaciones que la tendría. Nos dice: "[...] en la capilla de los cavalleros Moreno de León ay un santísimo Crucifijo de gran devoción, ante quien se hace disciplina los viernes de quaresma y se canta el miserere con grande música y se ganan indulgencias en su capilla" (1).
No me cabe duda, que la existencia de un grupo de disciplinantes flagelándose frente a la imagen en su capilla y el canto del miserere todos los viernes de la Cuaresma con música, serían unos cultos organizados que requerirían la existencia de una asociación o hermandad, en principio sin reglas aprobadas, que organizara dichos cultos penitenciales asiduos.
El Padre de la Chica Benavides nos amplía el conocimiento acerca de la imagen, diciéndonos que la capilla fue donada por el arzobispo D. Gaspar de Ávalos, en 1539, a D. Juan Moreno de León, antecesor de la Casa y Señorío de Alhendín, donde construyeron bóveda para el enterramiento de la familia. También nos relata, puede que transmitido por tradición de la familia, que su padre había traído el Crucifijo de Italia y que, lógicamente, lo habían puesto en la capilla de su propiedad, añadiendo que unos decían que era de corcho y otros de caña (2).
Todo esto despista un poco, en cuanto que la imagen es tallada en madera y no de caña o de corcho, ni de tiempos anteriores a la donación de la capilla, que fue en 1539, siendo una imagen manierista, del último Renacimiento, atribuida de forma general al discípulo de Diego de Siloé, Diego de Aranda, que la pudo hacer hacia mediados del XVI.
Independientemente de la leyenda transmitida por tradición familiar de que la imagen procedía de Italia, lo más congruente es que una vez adquirida la capilla, la familia Moreno de León, en años posteriores, encargaran la imagen del Crucificado, que pudo ser a mediados del siglo y parece evidente, que a Diego de Aranda.
Independientemente de la leyenda transmitida por tradición familiar de que la imagen procedía de Italia, lo más congruente es que una vez adquirida la capilla, la familia Moreno de León, en años posteriores, encargaran la imagen del Crucificado, que pudo ser a mediados del siglo y parece evidente, que a Diego de Aranda.
A principios del siglo XVII, concretamente en 1615, fallece el nieto del fundador de la capilla y de su mismo nombre, Juan Moreno de León, caballero veinticuatro de la ciudad, del que nos dice Henríquez de Jorquera que "fue enterrado en la capilla del Santo Cristo, entierro de sus padres y abuelos", capilla que heredó un pariente por no tener el difunto descendencia (3). Tres años después, en 1618, se entierra también en la capilla su suegro, Francisco Sandoval y Rojas, alcalde de Corte de la Real Chancillería y del Consejo de Su Majestad.
Estos Señores de Alhendín, que por rama femenina se enlazaron con los Altamirano en el siglo XVII, consiguieron de Felipe V transformar el Señorío en Marquesado con el título de Marqueses de Alhendín y siguieron manteniendo la titularidad de la capilla. Sin embargo, a mediados del siglo XVIII se desentendieron de sus gastos y adorno, probablemente por poseer otra capilla en la iglesia del convento de San Francisco, junto a la de la Vera Cruz, que en 1683 cedieron para el culto de Ntra. Sra. de la Consolación, cuya hermandad era filial de aquélla (4).
A lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, la imagen iría creando devoción hasta ir conformándose como una hermandad de disciplinantes que, más tarde, cuándo adquieren vigor las vías sacras, se convierte en hermandad de este último carácter.
A la imagen del Cristo se le añadirían a ambos lados, seguramente desde el principio, las imágenes de la Dolorosa y San Juan Evangelista, de la misma época que el Cristo y atribuidas al mismo autor, para formar la iconógrafía de un Calvario.
CALVARIO CON EL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN |
¿Cual de los dos Crucificados de la iglesia de Santa Ana es el Cristo de la Expiración de San Gil?
Es llegado el momento de manifestar porqué la imagen que traigo a colación en este artículo (el del Calvario de la iglesia de Santa Ana) es la de la Hermandad del Cristo de la Expiración de la antigua y desaparecida iglesia de San Gil, y no el Crucificado de la Expiración, atribuido a Alonso de Mena, que se venera en la sacristía de Santa Ana, de la que tradicionalmente se ha afirmado que era la titular de la hermandad de San Gil.
Es llegado el momento de manifestar porqué la imagen que traigo a colación en este artículo (el del Calvario de la iglesia de Santa Ana) es la de la Hermandad del Cristo de la Expiración de la antigua y desaparecida iglesia de San Gil, y no el Crucificado de la Expiración, atribuido a Alonso de Mena, que se venera en la sacristía de Santa Ana, de la que tradicionalmente se ha afirmado que era la titular de la hermandad de San Gil.
Los inventarios que se conservan en la iglesia de Santa Ana, que se hicieron cuando se fusionaron ambas parroquias definitivamente, al demolerse San Gil en 1868, revelan que el referido Calvario del Cristo de la Expiración, pasó a Santa Ana desde San Gil y que el Cristo Expirante de Alonso de Mena de la sacristía de dicha iglesia de Santa Ana ha pertenecido siempre a ésta, por lo que no cabe afirmar que fuera el titular de la hermandad de San Gil que estamos tratando. Veamos porqué:
En el libro realizado por D. Joaquín y D. Antonio Villena Delgado sobre dichas iglesias, al tratar de las imágenes y capilla del Calvario del Cristo de la Expiración nos dice, que procede de la iglesia de San Gil y que ello viene reflejado en diversos inventarios de esta iglesia. Entre dichos inventarios de San Gil escogen los autores la descripción del de 1867, previo al traslado de las imágenes a Santa Ana, que dice al folio 10, vuelto, bajo el epígrafe "Capilla de Jesús de la Esperanza o del Señor de la Expiración": "Un retablo blanco con mesa de altar y frontal de madera... en el centro del retablo existe un crucifijo grande de talla con sudario de terciopelo con galón y encaje dorado todo fino. También existen al pie del crucifijo las imágenes de talla de la Virgen y San Juan" (5).
Al Cristo en esa fecha se le conocía con las advocaciones de Expiración y Esperanza, éste seguramente impuesto en el siglo XIX, tras la desaparición de su hermandad. La descripción del Calvario que hace el inventario con las imágenes de la Virgen y San Juan al pie de la Cruz, no dejan dudas de que el Calvario de Santa Ana procede de San Gil y que el Cristo es el de la Expiración de esta última iglesia.
Pero es que, además, nos dicen los citados autores, que el Cristo del mismo título de la Sacristía de Santa Ana, ha pertenecido siempre a esta iglesia y no a la de San Gil, según los referidos inventarios, luego el de la sacristía de Santa Ana no puede ser el Cristo de la Expiración de San Gil, a pesar de que siempre lo hemos creído.
CRISTO DE LA EXPIRACIÓN DE LA SACRISTÍA DE SANTA ANA. Atribuido a Alonso de Mena |
También, el Cristo de la referida sacristía es de fecha muy posterior al de la Expiración de San Gil, que tenía culto en esta iglesia desde que los Moreno de León lo incorporaran a su capilla de enterramiento (es escultura del XVI) y el Cristo atribuido Alonso de Mena es de la primera mitad del siglo XVII (el escultor murió en 1646).
Pero lo que, definitivamente, apoya la tesis de que el Calvario (hoy en Santa Ana) atribuido a Diego de Aranda es el del Cristo de la Expiración de San Gil, es un grabado de Juan Luengo de 1730 en el que aparece la representación de dicho Calvario al que daba culto la hermandad con el Santo Cristo acompañado e las imágenes de la Virgen y San Juan, tal y como hoy se conserva en una de las capillas de la iglesia de Santa Ana. La leyenda de dicho grabado, procedente de la biblioteca de Gómez Moreno dice:
Por dicha leyenda del grabado sabemos que la hermandad la regían cuatro mayordomos, fórmula no demasiado habitual en las hermandades, que normalmente se regían por un hermano mayor y un mayordomo, aparte de los oficiales que formaban las juntas directivas.
La Hermandad del Cristo de la Expiración mantenía cultos semanales a la imagen, todos los viernes del año con misas cantadas, aunque a principios del siglo XVIII no practicaban el acto penitencial de la flagelación que se había sustituido por el ejercicio de la Vía Sacra, haciendo sus estaciones, probablemente, hasta el convento carmelitas descalzos de los Mártires.
En la Vía Sacra y en otras salidas procesionales intermitentes por la ciudad que se hacían a mediados del siglo XVIII, se portaría la imagen del Cristo por sus veintiún horquilleros perpetuos (6).
A parte de la misas cantadas de lo viernes, la hermandad celebraba jubileos con exposición del Santísimo en los que se ganaban indulgencias y, también, administraba determinados legados de misas como el instituido por Beatriz Vega Vizcaino de cien misas anuales, hasta 1768.
Otros datos sobre la Capilla de la Expiración
La iglesia de San Gil tenía su portada principal abierta a la calle de Elvira, en la manzana primera de esta calle, con las capillas de su costado derecho que daban a casas adosadas con fachada a Plaza Nueva. Las del costado izquierdo daban a la Calle del Pan, con una portada lateral que se abría a dicha calle. En esta vía se eleva la torre de la iglesia y casas adosadas a la misma, en algunas de las cuales había un bodegón, una conocida buñolería en el pie de la torre de la iglesia y una pastelería. Era ésta una zona muy comercial de la ciudad y desde donde se iniciaba el Zacatín antes de abrirse la Gran Vía a principios del siglo XX.
En este costado derecho, el que lindaba con la calle del Pan, estaba la capilla del Cristo de la Expiración, inmediata al crucero de la iglesia, sacristía y capilla mayor. En 1782, el dueño de una casa adosada, Juan José Díaz, levantó una torreta, descansando parte de su fábrica sobre los muros de la capilla de la hermandad, cegando la ventana por donde recibía luz la capilla mayor y la del Cristo de la Expiración. Ésto motivó la denuncia por parte de los afectados (7).
El arzobispado envió a su maestro mayor de obras, Francisco Castellanos, que ordenó que se rebajara de altura la torreta y se aligeraran los materiales empleados con pilastras de madera y así quitar peso a los muros de la capilla, para que no se impidiera la entrada de la luz.
No gustó esta solución al administrador de la fábrica de la iglesia, tachándola de complaciente y alegaba, que daría lugar, si se consentía, a que en la terraza de la torre se "hicieran bailes, cantos y diversiones pecaminosas".
Por estas fechas la hermandad estaba muy ligada a la parroquia y algo decaída, de modo que, los beneficiados se instituían como comisarios de la misma para que los cultos no decayeran.
Siguiendo con las noticias de la capilla del Cristo de la Expiración, la hermandad decide ampliarla, hacia la primera mitad del siglo XVIII, adquiriendo de los agustinos calzados una casa adosada a la iglesia por la zona de la capilla del Santo Cristo, sobre la que recaía un censo que pagaban dichos frailes.
Una vez realizada la obra de ampliación quedó un sobrante o habitación que la hermandad optó alquilar por la falta de recursos con que contaba. Tal alquiler le proporcionaba 8 o 10 reales mensuales que se empleaban en ayuda para sostener el culto y las misas de los viernes (8).
Esta escasez de recursos, nos hace patente la decadencia de la hermandad en esa fecha (1782), que se mantenía por unos cuantos hermanos dirigidos por el beneficiado, como comisario, y con el alquiler de la habitación que daba a la calle del Pan, aneja a la capilla.
Por otra parte, los agustinos dejaron de pagar el censo desde fechas anteriores a 1778, por lo que se tuvo que entablar un pleito con ellos en 1783, pues el acreedor del censo se lo exigía a la hermandad y a la fábrica de la iglesia. El referido pleito duraba aun a finales de siglo y tuvo que hacerse cargo la fábrica de la iglesia de los gastos de la capilla; ni los agustinos ni la hermandad, carente de recursos, pagaban el censo. En 1815, la fábrica de la iglesia hizo una obra para la reparación de la misma, porque la hermandad prácticamente ya no existía. Tampoco, los Marqueses de Alhendín, patronos de la capilla, pagaban sus cuotas a la iglesia desde el año 1750.
Ocaso de la Hermandad
En 1786, aun celebraba la hermandad su cultos, aunque su renta era de sólo 30 reales mensuales, dedicándole a la imagen una misa cantada con órgano los viernes, por las que pagaba a la parroquia 7 reales, y dos misas de requiém. Asimismo, costeaba 30 luces el día de San Cecilio, obligaciones que no siempre se cumplían(9). Todo nos hace presagiar que la hermandad no tenía actividad a principios del siglo XIX.
La siguiente noticia que puedo ofrecer se refiere sólo a la imagen del Cristo. Ésta se produce en 1854, cuando el párroco de San Gil, el 27 de septiembre, escribe una carta al arzobispo, D. Salvador José de los Reyes, por la que le comunica que se habían presentado unas personas devotas del Cristo de la Expiración, que habían recibido de sus promesas a la imagen el alivio de sus dolencias.
La carta de párroco proponía al prelado, a petición de los devotos de la imagen, después de exponerle una singular justificación, relacionando la Biblia y el Evangelio con la figura de Jesucristo, vivificador y otorgante de la salud de nuestros cuerpos y almas, proponiéndole al arzobispo que autorizara el cambio de advocación de la imagen por la de Cristo de la Salud (10).
Parece que el prelado no aceptaría dicho cambio, pues en el inventario que se hizo de la iglesia de San Gil unos años después, en 1867, y al que al principio de este trabajo nos hemos referido, figura aun con el nombre de Cristo de la Expiración.
En 1868, pasa la imagen, junto con las de la Dolorosa y San Juan Evangelista, a la iglesia de Santa Ana, a la que se había unido la parroquial de San Gil algún tiempo antes y en esa fecha se ordena su demolición por la llamada "Revolución Gloriosa" de 1868.
Hoy las imágenes se veneran en la segunda capilla de la izquierda, según se entra, de la iglesia de Santa Ana. El retablo que actualmente cobija al grupo escultórico, llamado de los Santos Juanes, no es el suyo primitivo, pues el recuadro que se aprecia tras el Cristo se concibió para un cuadro de Ntra. Sra. de los Dolores y en las repisas laterales estuvieron Santo Toribio de Mogrovejo y San Juan de Sahagún, con San Juan Evangelista situado en la mesa de altar. Antes de 1842, se puso el Crucificado de la Expiración de la sacristía delante del cuadro de la Virgen y con la imagen de Ntra. Sra. de la Piedad del Socorro a los pies (11).
El Calvario se colocó en el retablo cuando llegaron las imágenes a Santa Ana (1868) y el Cristo de la Expiración, atribuido a Alonso de Mena, se colocó en la sacristía.
El Calvario del Cristo de la Expiración estaba hasta hace pocos años en un estado de conservación bastante lamentable, por lo que han sido sus imágenes restauradas en 2007. Durante el periodo de restauración (oct. 2006-junio 2007) la Virgen de la Esperanza (Tres Necesidades) estuvo ocupando su retablo y capilla.
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1.HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco, Anales de Granada.Tomo I, pág. 222, serie Archivum, UGR.
2.DE LA CHICA BENAVIDES, Fray Antonio, Gacetilla Curiosa..., papel 4º, 30 de abril 1764.
3. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco, Anales de Granada.Tomo II, pág. 600, serie Archivum, UGR.
4. Véase en este blog la entrada de 30 de diciembre de 2012, sobre la historia de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Consolación.
5. VILLENA DELGADO,Joaquín y Antonio, Arte y tradición en la iglesia parroquial de San Gil y Santa Ana. Inventario de su patrimonio.Volumen II, pág. 90.
6. LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Miguel Luis. “Semana Santa en Granada. Historia de la Semana Santa granadina desde el siglo XVII hasta nuestros días”. Granada. Ed. Gemisa, S.L., 1990. pág. 113.
7. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 402 f, pieza 8.
8. El citado archivo y legajo, pieza 22.
9. El citado archivo, varias piezas.
10. El citado archivo, legajo 255 f, pieza s/n.
11. Esta imagen de la Piedad del Socorro se envió a la localidad de Molvízar, donde probablemente fue destrozada en 1936, pues allí no está actualmente. VILLENA DELGADO,Joaquín y Antonio, Arte y tradición en la iglesia parroquial de San Gil y Santa Ana. Inventario de su patrimonio.Volumen I, pág. 54.
Pero lo que, definitivamente, apoya la tesis de que el Calvario (hoy en Santa Ana) atribuido a Diego de Aranda es el del Cristo de la Expiración de San Gil, es un grabado de Juan Luengo de 1730 en el que aparece la representación de dicho Calvario al que daba culto la hermandad con el Santo Cristo acompañado e las imágenes de la Virgen y San Juan, tal y como hoy se conserva en una de las capillas de la iglesia de Santa Ana. La leyenda de dicho grabado, procedente de la biblioteca de Gómez Moreno dice:
"Verdadera efigie del Santísimo Cristo de la Expiración y Vía Sacra que se venera en la parroquia sel Señor San Gil de esta ciudad de Granada, se hizo (la estampa) año de 1730 a devoción de los mayordomos Francisco Rodríguez, Gerónimo Chacón, Rafael García y Juan González. El Eminentisimo Sr.Cardenal de Borja concedió 100 días de indulgencias y el Ilmo. Sr. arzobispo,obispo de Cartagena D.Thomás Joseph de Montes 40 a todas las personas que rezaren un credo y dieren limosna para el culto de dicha sagrada imagen".
Grabado de 1730 del Calvario del Cristo de la Expiración de San Gil . Museo Casa de los Tiros |
Por dicha leyenda del grabado sabemos que la hermandad la regían cuatro mayordomos, fórmula no demasiado habitual en las hermandades, que normalmente se regían por un hermano mayor y un mayordomo, aparte de los oficiales que formaban las juntas directivas.
La Hermandad del Cristo de la Expiración mantenía cultos semanales a la imagen, todos los viernes del año con misas cantadas, aunque a principios del siglo XVIII no practicaban el acto penitencial de la flagelación que se había sustituido por el ejercicio de la Vía Sacra, haciendo sus estaciones, probablemente, hasta el convento carmelitas descalzos de los Mártires.
En la Vía Sacra y en otras salidas procesionales intermitentes por la ciudad que se hacían a mediados del siglo XVIII, se portaría la imagen del Cristo por sus veintiún horquilleros perpetuos (6).
A parte de la misas cantadas de lo viernes, la hermandad celebraba jubileos con exposición del Santísimo en los que se ganaban indulgencias y, también, administraba determinados legados de misas como el instituido por Beatriz Vega Vizcaino de cien misas anuales, hasta 1768.
Otros datos sobre la Capilla de la Expiración
La iglesia de San Gil tenía su portada principal abierta a la calle de Elvira, en la manzana primera de esta calle, con las capillas de su costado derecho que daban a casas adosadas con fachada a Plaza Nueva. Las del costado izquierdo daban a la Calle del Pan, con una portada lateral que se abría a dicha calle. En esta vía se eleva la torre de la iglesia y casas adosadas a la misma, en algunas de las cuales había un bodegón, una conocida buñolería en el pie de la torre de la iglesia y una pastelería. Era ésta una zona muy comercial de la ciudad y desde donde se iniciaba el Zacatín antes de abrirse la Gran Vía a principios del siglo XX.
En este costado derecho, el que lindaba con la calle del Pan, estaba la capilla del Cristo de la Expiración, inmediata al crucero de la iglesia, sacristía y capilla mayor. En 1782, el dueño de una casa adosada, Juan José Díaz, levantó una torreta, descansando parte de su fábrica sobre los muros de la capilla de la hermandad, cegando la ventana por donde recibía luz la capilla mayor y la del Cristo de la Expiración. Ésto motivó la denuncia por parte de los afectados (7).
El arzobispado envió a su maestro mayor de obras, Francisco Castellanos, que ordenó que se rebajara de altura la torreta y se aligeraran los materiales empleados con pilastras de madera y así quitar peso a los muros de la capilla, para que no se impidiera la entrada de la luz.
No gustó esta solución al administrador de la fábrica de la iglesia, tachándola de complaciente y alegaba, que daría lugar, si se consentía, a que en la terraza de la torre se "hicieran bailes, cantos y diversiones pecaminosas".
Iglesia de San Gil en Plaza Nueva antes de 1868 con las casas adosadas alrededor de la misma |
Por estas fechas la hermandad estaba muy ligada a la parroquia y algo decaída, de modo que, los beneficiados se instituían como comisarios de la misma para que los cultos no decayeran.
Siguiendo con las noticias de la capilla del Cristo de la Expiración, la hermandad decide ampliarla, hacia la primera mitad del siglo XVIII, adquiriendo de los agustinos calzados una casa adosada a la iglesia por la zona de la capilla del Santo Cristo, sobre la que recaía un censo que pagaban dichos frailes.
Una vez realizada la obra de ampliación quedó un sobrante o habitación que la hermandad optó alquilar por la falta de recursos con que contaba. Tal alquiler le proporcionaba 8 o 10 reales mensuales que se empleaban en ayuda para sostener el culto y las misas de los viernes (8).
VIRGEN DE LOS DOLORES DEL CALVARIO DE LA EXPIRACIÓN |
Por otra parte, los agustinos dejaron de pagar el censo desde fechas anteriores a 1778, por lo que se tuvo que entablar un pleito con ellos en 1783, pues el acreedor del censo se lo exigía a la hermandad y a la fábrica de la iglesia. El referido pleito duraba aun a finales de siglo y tuvo que hacerse cargo la fábrica de la iglesia de los gastos de la capilla; ni los agustinos ni la hermandad, carente de recursos, pagaban el censo. En 1815, la fábrica de la iglesia hizo una obra para la reparación de la misma, porque la hermandad prácticamente ya no existía. Tampoco, los Marqueses de Alhendín, patronos de la capilla, pagaban sus cuotas a la iglesia desde el año 1750.
Ocaso de la Hermandad
En 1786, aun celebraba la hermandad su cultos, aunque su renta era de sólo 30 reales mensuales, dedicándole a la imagen una misa cantada con órgano los viernes, por las que pagaba a la parroquia 7 reales, y dos misas de requiém. Asimismo, costeaba 30 luces el día de San Cecilio, obligaciones que no siempre se cumplían(9). Todo nos hace presagiar que la hermandad no tenía actividad a principios del siglo XIX.
La siguiente noticia que puedo ofrecer se refiere sólo a la imagen del Cristo. Ésta se produce en 1854, cuando el párroco de San Gil, el 27 de septiembre, escribe una carta al arzobispo, D. Salvador José de los Reyes, por la que le comunica que se habían presentado unas personas devotas del Cristo de la Expiración, que habían recibido de sus promesas a la imagen el alivio de sus dolencias.
La carta de párroco proponía al prelado, a petición de los devotos de la imagen, después de exponerle una singular justificación, relacionando la Biblia y el Evangelio con la figura de Jesucristo, vivificador y otorgante de la salud de nuestros cuerpos y almas, proponiéndole al arzobispo que autorizara el cambio de advocación de la imagen por la de Cristo de la Salud (10).
Parece que el prelado no aceptaría dicho cambio, pues en el inventario que se hizo de la iglesia de San Gil unos años después, en 1867, y al que al principio de este trabajo nos hemos referido, figura aun con el nombre de Cristo de la Expiración.
SAN JUAN EVANGELISTA DEL CALVARIO DE LA EXPIRACIÓN |
En 1868, pasa la imagen, junto con las de la Dolorosa y San Juan Evangelista, a la iglesia de Santa Ana, a la que se había unido la parroquial de San Gil algún tiempo antes y en esa fecha se ordena su demolición por la llamada "Revolución Gloriosa" de 1868.
Hoy las imágenes se veneran en la segunda capilla de la izquierda, según se entra, de la iglesia de Santa Ana. El retablo que actualmente cobija al grupo escultórico, llamado de los Santos Juanes, no es el suyo primitivo, pues el recuadro que se aprecia tras el Cristo se concibió para un cuadro de Ntra. Sra. de los Dolores y en las repisas laterales estuvieron Santo Toribio de Mogrovejo y San Juan de Sahagún, con San Juan Evangelista situado en la mesa de altar. Antes de 1842, se puso el Crucificado de la Expiración de la sacristía delante del cuadro de la Virgen y con la imagen de Ntra. Sra. de la Piedad del Socorro a los pies (11).
El Calvario se colocó en el retablo cuando llegaron las imágenes a Santa Ana (1868) y el Cristo de la Expiración, atribuido a Alonso de Mena, se colocó en la sacristía.
El Calvario del Cristo de la Expiración estaba hasta hace pocos años en un estado de conservación bastante lamentable, por lo que han sido sus imágenes restauradas en 2007. Durante el periodo de restauración (oct. 2006-junio 2007) la Virgen de la Esperanza (Tres Necesidades) estuvo ocupando su retablo y capilla.
VIRGEN DE LA ESPERANZA EN EL RETABLO DE LA EXPIRACIÓN |
1.HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco, Anales de Granada.Tomo I, pág. 222, serie Archivum, UGR.
2.DE LA CHICA BENAVIDES, Fray Antonio, Gacetilla Curiosa..., papel 4º, 30 de abril 1764.
3. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco, Anales de Granada.Tomo II, pág. 600, serie Archivum, UGR.
4. Véase en este blog la entrada de 30 de diciembre de 2012, sobre la historia de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Consolación.
5. VILLENA DELGADO,Joaquín y Antonio, Arte y tradición en la iglesia parroquial de San Gil y Santa Ana. Inventario de su patrimonio.Volumen II, pág. 90.
6. LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Miguel Luis. “Semana Santa en Granada. Historia de la Semana Santa granadina desde el siglo XVII hasta nuestros días”. Granada. Ed. Gemisa, S.L., 1990. pág. 113.
7. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 402 f, pieza 8.
8. El citado archivo y legajo, pieza 22.
9. El citado archivo, varias piezas.
10. El citado archivo, legajo 255 f, pieza s/n.
11. Esta imagen de la Piedad del Socorro se envió a la localidad de Molvízar, donde probablemente fue destrozada en 1936, pues allí no está actualmente. VILLENA DELGADO,Joaquín y Antonio, Arte y tradición en la iglesia parroquial de San Gil y Santa Ana. Inventario de su patrimonio.Volumen I, pág. 54.
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