Ntra. Sra. de la Encarnación .Siglo XVI |
Cuesta de la Victoria y lugar del convento y huerta de los Mínimos |
Grabado del Libro de Reglas de la Hermandad de la Humildad del convento de la Merced. Fot. A. Padial |
Iglesia actual de los Santos Justo y Pastor con la capilla de Jesús de la Meditación a la izquierda |
" (...) que no las ha de dar por cuanto es dueño de la dicha yglesia y la limosna es suia y el tal paso de la dicha Santa Umildad se ha de poner por su voluntad, sin que en esto tengan los hermanos acción alguna".
"(...) por ser como a sido en su servicio gente humilde y pobre, como son negros y mulatos, que frecuentemente le an consentido al dicho beneficiado las dichas exacciones illicitas contra todo derecho, a los que extorsionó por más de veinte años".
Parece ser, que el beneficiado se entrometía constantemente en la actividad de la hermandad no dejando realizar sus actividades con autonomía suficiente, pues pidieron que el beneficiado no interfiriese para impedir la realización de las cosas que incumbían a la cofradía, como eran las fiestas que se celebraban a Nuestra Señora de la Encarnación, para las que se traían:
" (...) danças, ministriles, músicas y repiques de campanas, así menores, como mayores y colgar la iglesia; asimismo se tasen las limosnas que se deben de dar por las misas de las nueve fiestas de Nuestra Señora, Pascua de Reyes y de la Encarnación y no pueda en las tales misas estorbar que aia sermones (...)".
Este párrafo nos da alguna idea de parte de los cultos que celebraba la hermandad, que, además, de la función principal, que era el día de la Encarnación, patrona de la cofradía, (25 de marzo), celebraba las otras ocho fiestas de la Virgen (Candelaria, Asunción, Natividad, Dolores, Presentación...etc.), y las celebra de forma muy festiva con danzas, colgando de tafetanes la iglesia (como era la costumbre), ministriles o músicos cantores...etc.
En el proceso, la declaración ante el Provisor del hermano recolector de limosnas, Alonso Muñiz, defraudó las expectativas de la hermandad, al confesar, que, si bien, la recolección de limosnas la realizó con la insignia de la cofradía de la Paciencia de Jesucristo y junto a su capilla, pero la hizo en nombre de la Hermandad del Santísimo de la parroquia, aunque, también, pidió para Nuestra Señora de la Encarnación y para el aceite de la lámpara de la Madre de Dios, durante aquella noche del Jueves Santo, y que, durante el día, lo hizo "para la Umildad de Cristo". También dijo, que fue a las tres de la madrugada a la cercana iglesia de la Compañía de Jesús (donde se trasladaría la parroquia a finales del XVIII), para el sermón, pero el Viernes Santo por la noche no se pidió nada y se colocó ya la insignia de la cofradía en su lugar.
También, nos informa de cómo se adornó al Señor de la Humildad o Paciencia, diciendo que se le pusieron 24 velas alrededor y cien naranjas. Todo este relato nos da idea de como celebraba la cofradía la noche del Jueves al Viernes Santo, en la que los fieles la pasaban prácticamente en vela, para acompañar con su presencia en el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, aquella noche en que se le apresó y se le condujo ante los tribunales de Jerusalén, se le azotó y se le sentenció por Poncio Pilatos en el Pretorio, para cargarlo con la cruz y crucificarlo. Después, a las cuatro de la madrugada, irían los granadinos al convento carmelita de los Mártires para presenciar la salida en estación de penitencia de la Hermandad de Jesús Nazareno, que bajaba a la ciudad para procesionar el resto de la madrugada del Viernes Santo, cerrándola la Hermandad de la Pasión de Jesucristo, que salía a la ocho de la mañana.
Siguiendo con el relato del proceso por las limosnas, el beneficiado declaró que él no impedía la actividad de la cofradía y que se comportaba muy magnánimo con ella, pretendiendo, solamente, que se le respetara el derecho parroquial; que se le pidiera permiso para celebrar las fiestas y funciones y que se le comunicara quién sería el predicador y el "agasajo" que se le daba a éste.
La Hermandad Rosariana de Ntra. Sra. de la Encarnación
La hermandad de penitencia seguramente duraría algunas décadas más, aunque, por ahora, no se tiene más noticias de ella, sin que sepamos la fecha de su desaparición. Quizá la perdida de la cofradía no fue absoluta, sino que ella pudo dar origen, a finales del siglo XVII, a una hermandad rosariana que tenía como titular a la Virgen de la Encarnación. No sabemos con certeza si en base a la devoción y culto de esta imagen, patrona de la cofradía de penitencia, los hermanos que quedaban de dicha cofradía en decadencia se integraron o fundaron la nueva cofradía de Ntra. Sra. de la Encarnación, como continuadora de esta devoción mariana de carácter rosariano.
A finales del siglo XVII y principios del XVIII recibieron una gran impulso las hermandades que tenían por finalidad el rezo de Santo Rosario, tanto en el ámbito familiar, como en el público, con la celebración de rosarios callejeros de la Aurora. Constituía una verdadera moda hacer estas procesiones callejeras en la madrugada, fundándose o transformándose numerosas hermandades marianas de este carácter.
La hermandad rosariana de Ntra. Sra. de la Encarnación se da constituciones el día 15 de septiembre de 1694 y es fomentada por elementos del clero parroquial bajo la protección del Arzobispo Martín de Ascargorta. Era una forma de preservar el culto a la Virgen de la Encarnación, una vez decaída o desaparecida la hermandad de los negros y mulatos, y, a su vez, propagar la práctica del Santo Rosario y controlar parroquialmente a la cofradía. El Arzobispo Ascargorta concedió 40 días de indulgencia a aquellas personas que asistieran al rosario cada vez que este salía por las calles de la ciudad (2).
En 1698, se produce un conflicto entre la hermandad rosariana y la Esclavitud del Santísimo de la parroquia; el hermano mayor de esta última, Alfonso de Aguirre, elevó una protesta ante la autoridad eclesiástica en la que manifestaba que "(...) de poco tiempo a esta parte se ha fundado una llamada hermandad con el título de Rosario de Nuestra Señora de la Encarnación (...)" y que dicha hermandad pedía limosna en los días para los que no tenía licencia, pues solo lo podía hacer los sábados y algunos otros días más. También alegaba, que había procedido la nueva hermandad a apuntar en su nomina de hermanos a personas del barrio para cobrarles cada semana, haciendo la competencia con ello a la Esclavitud del Santísimo.
Examinado el asunto por el Provisor de la diócesis, éste dio, en principio, la razón a la hermandad de la Encarnación, aunque el auto dictado fue apelado por la Esclavitud del Santísimo. El pleito se alargó y aún duró hasta 1704, finalizándose con una resolución un tanto salomónica, que dio la razón a la hermandad de la Virgen, pero le prohibió pedir limosnas por el distrito de la parroquia, aunque le dio licencia para hacerlo por el resto de la ciudad.
Esta hermandad rosariana aún seguía con actividad en 1765, pues el Padre de la Chica Benavides nos relata su existencia en ese año, residiendo aún en la iglesia antigua de la parroquia de los Santos Justo y Pastor, en la que nos dice que la Virgen de la Encarnación se veneraba en un altar del colateral derecho de dicha iglesia. También, unos años después, en 1769, la cofradía aparece en el informe sobre el estado de la hermandades, que por orden del gobierno de la Ilustración mandó realizar el Arzobispo Barroeta y Ángel.
Aún, en 1773, hay constancia gráfica de la existencia de esta hermandad por una estampa de Ntra. Sra. de la Encarnación, realizada en calcografía, que se conserva en el Museo de la Casa de los Tiros, que fue editada en ese año en el que eran mayordomos Manuel González y Joseph López.
Es probable que la hermandad desapareciera cuando las disposiciones ilustradas de Carlos III exigieron a las cofradías, congregaciones y hermandades la presentación de sus estatutos a la aprobación del Real Consejo de Castilla, bajo pena de extinción de las hermandades que no lo hicieran. También, pudo desaparecer cuando a finales del siglo XVIII la parroquial de los Santos Justo y Pastor pasó a residir en la iglesia del Colegio de la Compañía de Jesús, donde actualmente se encuentra, quedando las imágenes de la Virgen y de San Benito de Palermo en el monasterio de la Encarnación, donde se pudo haber diluido su hermandad, sin el apoyo parroquial y de los feligreses.
Capilla que construyeron las monjas de la Encarnación cuando se derruyó en 1837 la antigua iglesia de Santos Justo y Pastor. La Virgen dela Encarnación en la repisa de la derecha. |
Los jesuitas fueron expulsados de su Colegio de San Pablo en 1767, pasando la parroquial de los Santos Justo y Pastor a su iglesia en 1799, donde hoy permanece. Asimismo, allí se encuentra la imagen de Jesús de la Humildad y Paciencia, posible titular de la cofradía de los negros y mulatos.
La antigua iglesia parroquial quedó en pie durante unas décadas hasta que en 1837 se da licencia para su demolición por orden de Pedro de Lillo, presidente de la Junta de Enajenación de Bienes Desamortizados, quedando su solar libre para la construcción de la actual Placeta de la Encarnación (3). Con la demolición de la iglesia las monjas se quedaron sin capilla, por lo que tuvieron que construir una de pequeñas dimensiones en una sala dentro de la clausura del convento
Respecto a la imagen de Jesús de la Humildad y Pacienca, aunque no podamos estar del todo seguros, pues no he encontrado documento que lo sustente, de que fuera la imagen de la cofradía de negros y mulatos, sí podemos apuntar ciertos razonamientos para creer que lo fuera. Primero, porque al ser imagen propiedad de la cofradía, como así se manifiesta en el pleito de 1624, la talla del Cristo al extinguirse la hermandad pasaría a ser propiedad de la parroquia y con ella se trasladaría a la acual parroquial en 1799, donde efectivamente se encuentra. En esto último, se presenta un aparente inconveniente: que la imagen que hoy conocemos parece de fecha posterior al pleito de 1624, pero nada se opone a que la cofradía realizara otra imagen posteriormente, como solía ser usual, para adaptarse a las nuevas estéticas escultóricas.
Convento de la Encarnación y placeta donde se levantaba la antigua igesia de Santos Justo y Pastor |
En segundo lugar, nos podemos plantear el porqué no paso también la imagen de Ntra. Sra. de la Encarnación, a lo que se podría constestar que esta imagen podría haber sido propiedad del convento de la Encarnación por ser la titular del mismo, que tenía la antigua iglesia de los Santos Justo y Pastor como capilla, al estar el convento anexo a ella.
Por ello, la imagen de Ntra. Sra. de la Encarnación quedaría en el convento, donde a lo largo del siglo XIX, ya desaparecida su hermandad rosariana, fue objetos de funciones y cultos por las monjas y sus devotos. Así, a partir de 1953, tal vez antes, recibe un culto mensual por parte de la llamada Corte de María los días 25 de cada mes, que aún se seguían realizando en 1916.
Las Imágenes
Por lo antes manifestado, creemos que la imagen titular de la antigua cofradía de los negros y mulatos o una de ellas, es la llamada hoy como Jesús de la Meditación, que se venera en la actual iglesia de los Santos Justo y Pastor por la Hermandad de Penitencia de los Estudiantes. Tuvo que ser una imagen que la hermandad encargara mediado el siglo XVII, pues sus grafismos escultóricos parecen de esa época, por lo que la cofradía debió de tener una imagen previa, que, desde luego, no sería la que conservan las monjas en su clausura por ser una talla que no responde al momento pasionista que la cofradía representaba, es decir, la de los preparativos de la Crucifixión, sino a la del Ecce Homo. Imagen que se atribuye al taller de Pedro de Mena.
Sí, por el contrario, esta imagen puede ser la que se veneraba en una capilla callejera abierta en el muro del convento, que da a la calle de San Jerónimo y que estaba cerca de la puerta de la muralla de la ciudad que por allí cruzaba. Por ello, aquella puerta se conocía popularmente como Puerta del Ecce Homo o, también, Puerta de San Jerónimo. La imagen tendría devoción en aquellos que salían y entraban por dicha puerta para viajar o para realizar sus labores agrícolas en la Vega de Granada. Estaba alumbrada por una lamparilla de aceite que alumbraba día y noche, y nos dice Henríquez de Jorquera, que al demolerse la puerta de la muralla pusieron la imagen en la pared del convento de la Encarnación; éste aún conserva en su muro lo que parece que fue su capilla pública.
Ecce Homo del Convento de la Encarnación |
Por otra parte, el hoy llamado Jesús de la Meditación es una talla de la Escuela Granadina, atribuida al círculo de los Mora, si bien ha sido poco estudiada, tal vez del entorno de Bernardo de Mora (padre), de algún escultor por ahora desconocido. La iconografía de la imagen representa a Jesús pacientemente sentado sobre una roca, esperando los preparativos de la Crucifixión, acomodándose más a la escena de la Pasión que la hermandad representaba.
No obstante, las noticias de las hermandades de penitencia a mediados del sglo XVII son muy escasas. Pudera ser que tras los desastres económicos y personales que trajeron las guerras que en los años cuarenta del siglo XVII mantuvo la nación en Portugal y Cataluña, al llegar un periodo de paz y mejor bonanza económica la hermandad pudera haber encargado la imagen y mantenido, incluso, alguna actividad cultual y procesional- penitencial esporádica con esta nueva imagen. Es algo que no podrá aclarar el descubrimiento de documentos que hoy desconocemos.
Iglesia del Colegio de San Pablo de los Jesuitas y desde 1799 parroquial de los Santos Justo y Pastor |
2. Ibídem , pieza nº 7.
3. Boletín Oficial de la Provincia de Granada de 20 de octubre de 1836.
No hay comentarios:
Publicar un comentario